DESDE MI MUNDO
- Por Mariano Nin
- Columnista
Félix se despierta de madrugada. Va al Mercado de Abasto y compra verduras que luego vende por la calle a buenos precios. Llega a su casa, lava su mercadería y vuelve a salir. Frutas y verduras son seleccionadas y en la realidad parecen sacadas de foto de revista.
Lo conozco desde hace tiempo. Lo veo a través de los años. Su lógica le dice que, si se ve bien, sabe rico.
Comenzó caminando, recorriendo el barrio, ofreciendo casa por casa su mercadería. Luego se compró una moto, después fue un motocarro y estoy seguro de que algún día se comprará una camioneta. “Está ahorrando”, me dice con cierta pizca de felicidad.
Félix está del otro lado de ese país que muchos no ven. El del trabajo honesto y sacrificado. Como muchos, Félix se queja, pero trabaja. Su larga jornada hace que se mueva la economía. No hablo de números, quizás ni figure en las estadísticas, pero decidió pasar a la vereda del frente. Pasó al país que se mueve, que no espera subsidios ni regalos, alejado del país de los políticos corruptos que lucran con el Estado.
No tiene estudios avanzados, hablando con él me contó que solo hizo la primaria. Cuando murió su padre tuvo que ponerse los pantalones. No tenía muchas opciones, pero estaba consciente de que solo el trabajo podía sacarlo a flote.
Fue duro, me decía con una voz casi melancólica, pero dice que su padre siempre le decía que todo sacrificio tiene recompensa, y así va creciendo. Te cuento la historia de Félix porque me parece que es un buen ejemplo ahora que comienza el año. A veces solo esperamos que las cosas cambien, sin tener bien claro que somos nosotros quienes tenemos que tener la actitud de cambiar.
Las cosas no van a mejorar con un nuevo año si nosotros mismos no hacemos el cambio en nuestras vidas. A veces solo se requiere de pequeñas acciones que enderecen el curso de las cosas.
Y si por ahí nada sale como pensamos, la vida nos da la oportunidad de replantear y volver a hacerlo ilimitadamente. Nada es fácil. En la calle, en el trabajo, en la vida, todo hay que ganarlo.
Hacé como Félix, dejá de quejarte o quejate si tu queja es justa, ponete los pantalones y reclamá tu lugar en la vida. Podés hacerlo desde arriba o desde abajo. Dicen que cuanto más bajo caes más grande es el impulso.
Así que respirá, tomá fuerzas, saltá y que el 2023 sea tu año. Si al menos hacés el esfuerzo, esa será tu recompensa. Pero sin dudas esa... esa es otra historia.