La ANR, conforme al listado preliminar de potenciales candidatos para acceder al Senado, trae consigo nuevos rostros, quienes serían los reemplazantes naturales de los políticos tradicionales que históricamente han accedido sin mayores inconvenientes a través de las famosas “listas sábana”, que no ha aportado valor agregado alguno.
Su desbloqueo está orientado a la búsqueda de un cambio dentro del quehacer político, orientado a perfiles diferentes, que puedan apuntar en forma tangible a una verdadera renovación dentro del Congreso Nacional.
Estas nuevas figuras que lograron ingresar a la lista preliminar, que tendrá su momento de la verdad el próximo 30 de abril del 2023, señalaron que confían en sus potencialidades orientados a deseos de cambio, que puedan generar en nuestra gente mayores esperanzas, pues hasta hoy día casi el 100% de nuestros legisladores provienen de las bases partidarias, muchos de ellos carentes de formación académica, idoneidad, experiencia y trayectoria profesional más que la mera politiquería y ser “un seccionalero de raza”, atributos que forman parte de nuestro folclore desde hace muchísimos años.
Señalan que no poseen una estructura sólida, ni que tampoco son políticos profesionales, pero que están seguros del potencial que poseen, respaldando sus deseos de cambio siendo uno de los atributos primarios que la ciudadanía espera de sus representantes, dado que muchos en campaña prometen “el oro y el moro” y luego una vez que están sentados en sus curules se olvidan de los problemas de nuestra gente, en que los temas políticos en plenaria siguen ocupando el primer lugar en su agenda, buscando llevar cada uno “agua a su propio molino”.
Esperemos que el patriotismo, compromiso, capacidad de gestión y voluntad que mencionan puedan plasmarse en la práctica, puesto que la verdad es que el cambio de rostros no reviste mucha importancia, ya que lo que todos desean es que demuestren su interés que nos permitan vivir más dignamente, que existan fuentes de trabajo y que la capacidad adquisitiva muy deteriorada vuelva a solidificarse, como para que podamos volver a desayunar, almorzar y cenar como corresponde, y que tengamos la capacidad financiera necesaria para poder hacer frente en tiempo y forma a nuestras obligaciones con terceros y no figurar “en el cuadro de honor de Informconf”.
Nadie discute de que es el pueblo el que exige hoy día apuntar a una renovación de la clase política, buscando elegir a personas que muestran un perfil profesional que pueda transmitir confianza, en que las cosas serían bien hechas y que nuestra gente sea el centro de sus preocupaciones y no los aspectos meramente políticos que no nos “dan de comer”.
Téngase en cuenta que el pueblo ha despertado de su letargo, “ya no come vidrio” y si tal o cual candidato se considera capaz de poder dar respuestas a las necesidades urgentes e imperiosas de todos ellos, deberá asumir el firme compromiso por cumplirlo, pues no hay peor cosa que la demagogia, decir y prometer maravillas en campaña y luego una vez que son electos “si te he visto no me acuerdo”.
“La gente pide y exige que los legisladores se ocupen de sus problemas cotidianos, que vayan barajando alternativas de solución, pues de los políticos y politiqueros ya todos estamos cansados, ya que cada uno defiende solo la “salud de sus propios bolsillos” y el bien común de la ciudadanía ha quedado relegado a un segundo plano.
El desbloqueo de las listas da a los electores la posibilidad de poder elegir y no simplemente votar, depositando su confianza en aquellas personas que en función a su trayectoria profesional, capacidad y experiencia puedan abocarse a un análisis y evaluación bien hecho y a conciencia de los problemas que aquejan a nuestra gente (desempleo, pobreza y pobreza extrema, paupérrima capacidad de compra, entre tantos otros males).
A Juan Pueblo le interesa que sus legisladores peleen por ellos para que la vida miserable que hoy llevan miles de compatriotas les permitan en algún momento volver a ver la “luz al final del túnel”.
Esperamos que les “saquen el jugo” en forma positiva, a su perfil y potencial académico-profesional para que mañana los electores puedan decir realmente valió la pena “jugarnos” por esta persona y que no quedemos desilusionados una vez más.