- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
El recientemente electo candidato para la Presidencia de la República por la ANR, Santiago Peña, ratificó su posición acerca de los ejes estratégicos de gobierno una vez que acceda a dicho cargo, que busca la implementación de una generación intensiva de empleos, acompañado de un mejor estándar de vida para nuestros compatriotas.
Resaltó su entusiasmo y confianza en la posibilidad potencial de llevar adelante planes que permitan mejorar las condiciones de vida, que se han visto fuertemente golpeadas por un elevadísimo nivel de desempleo, franjas de pobreza y de pobreza extrema, además de una ineficiente calidad educativa y deteriorado sistema de salud pública a nivel país.
La generación de nuevas fuentes de trabajo derivarían de un emprendimiento conjunto con los empresarios del sector privado y de inversionistas extranjeros, que tienen intenciones de venir a nuestro país a radicar sus inversiones en varios segmentos de negocios, por considerarlo un buen sitio para poder encarar proyectos de negocios y que serían los que a posteriori irían generando más fuentes de trabajo.
Peña ha señalado que nuestro país posee condiciones potenciales para constituirse en uno de los más prósperos polos de desarrollo de la región, que ojalá pueda hacerse realidad, pero para cuya concreción se siguen dando aun una serie de factores cualitativos en los que tenemos que mejorar ostensiblemente como seguridad jurídica, elevados niveles de delincuencia, debilidad estructural de nuestras instituciones, entre otros factores, constituyéndose hasta ahora en uno de los principales factores, que hacen que las empresas calificadoras de riesgos internacionales no nos pueden aún mejorar nuestra calificación actual de solvencia, que nos permitan acceder al grado de inversión, la que una vez concretada sería un espaldarazo importante para crear un clima de entusiasmo y decisión de inversión por parte de los empresarios extranjeros.
No se constituye en una misión imposible salir de este atolladero económico y social en el que estamos sumidos, teniendo en cuenta que las proyecciones de organismos multilaterales y consultoras privadas estiman que los próximos años podrían ser de un crecimiento económico anual sostenido a nivel país, incluso colocándonos en mejor posición que otros que conforman la región.
El secreto estriba en mantener las reglas claras respecto a las regulaciones y responsabilidades tanto del Estado como de los potenciales inversionistas que están interesados en radicar sus capitales en nuestro país, y que como las empresas maquiladoras que hoy ya superan los 250, han generado más de 20.000 puestos de trabajo en todos estos años.
La gente es consciente de la mala situación económica y social en la que nos encontramos, y creo que nadie en su sano juicio querría soportar en el futuro idéntica situación, dado que una parte importante de nuestra población se ha visto afectada con una sensible disminución de su poder de compra, debido a los elevados índices de inflación, sumado los más de 2 años de dura pandemia sanitaria, que determinaron el cierre de varias empresas, la desvinculación de cientos de empleados sin que hasta ahora muchos de ellos hayan podido acceder a una nueva posición laboral, golpeando fuertemente a sus bolsillos, incidiendo en el estándar de vida que antes teníamos quien más quien menos lo único que desea es volver a ver cuanto antes “la luz al final del túnel”.
Debemos admitir que la administración gubernamental actual ha sido pésima, traduciéndose en la ineficiente capacidad de gestión de la mayoría de los entes, haciendo que nuestros niveles de endeudamiento se hayan incrementado en más del 85%, con un déficit fiscal histórico que sobrepasó el 3,6% vs el PIB y gastos rígidos que siguen absorbiendo más del 70% de lo recaudado por el fisco con una superpoblación de funcionarios públicos cercano a los 300.000.
El 2023 no será nada fácil por más que las proyecciones macroeconómicas sean optimistas, pues esta administración recién entregará las riendas del poder a mediados de agosto, y a partir de allí serían varios los meses de “reacomodo “que el próximo gobierno tendrá que destinarlo al ordenamiento de la casa tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo.