- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político
Cuando se plantean iniciativas políticas, se espera que las mismas sean la consecuencia, no el fin en sí mismas. Consecuencia de un proceso de análisis y estudios previos donde se acumulan elementos, miradas, antecedentes históricos que permitan realizar proyecciones y eventuales efectos en escenarios futuros. Es lo que se espera para que aquellas iniciativas se transformen en políticas públicas que trasciendan de una administración a otra hasta lograr los objetivos en el largo plazo. Aquellos que permean hasta lo más profundo de nuestras diversas capas sociales, más allá de las coyunturales diferencias.
En Paraguay, estamos viviendo tiempos convulsos, tiempos electorales y febriles. El gobierno que está concluyendo cayó en uno de los modos menos productivos en lo que hace a eficacia en la gestión, el de la campaña permanente; lo hizo desde el primer día que asumió y lo sigue haciendo, y no hay indicios de que esto sufra variantes los últimos ocho meses que le queda. Cuando se gobierna con la mirada permanentemente puesta en el espejo retrovisor, intentando borrar lo bueno del gobierno anterior y exponiendo todo aquello que se pudo hacer mejor, los que terminan perjudicados son los ciudadanos. O sino preguntémonos de qué sirvió reducir la fuerza, el contingente y presupuesto del Grupo Lince, consultémosle a los vecinos del Barrio San Francisco las diferencias entre una y otra administración. Y solo por citar dos ejemplos harto conocidos.
El próximo gobierno que asumirá en agosto del 2023 tendrá entre sus principales tareas aquello de reatar la historia de todo lo bueno que se hizo en la administración anterior y tomar lo positivo que hizo la que está concluyendo. Unir lo mejor de ambas será el camino para dar un mensaje que sea absolutamente claro: la mirada puesta en iniciativas superadoras que trasciendan y vayan mucho mas allá de cinco años. Pobreza, crisis económica, inseguridad, desempleo, déficit de vivienda, educación y salud son solo algunas de las áreas donde el Gobierno deberá tener la obsesión de optimizar su gestión y redoblar esfuerzos. Esto llevará un tiempo donde deberá poner a capitanes con la muñeca para mantener firme el timón a pesar de las tempestades. A la par, deberá desplegar las iniciativas que vayan a ser su legado y mitos de Gobierno. ¿Tarea sencilla? Para nada, pero ineludiblemente necesaria.
La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, nos habla de la importancia vital que tienen las políticas de Estado. Aquellas que están pensadas y planteadas para realmente beneficiar a los ciudadanos y por mucho tiempo, no por un breve período. Aquellas que harán que la gente se reconcilie con su clase dirigente y no busque atajos alejados de la democracia.
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Último juego en el viejo estadio de Para Uno
Al final, Olimpia disputará su partido del próximo lunes 29 de abril ante el Sportivo Ameliano en el viejo Bosque de Para Uno por última vez antes del inicio de las obras de ampliación a 32 mil personas en su etapa inicial y modernización total con una inversión de siete millones de dólares.
El presidente Rodrigo Nogués y su directiva realizaron con éxito las gestiones para el cambio de escenario con el objetivo que el hincha franjeado se despida de la histórica estructura conocida como “La cuna de la gloria”.
En ese sentido, hoy se dará la palada inicial al megaproyecto y las obras comenzarán el lunes en el estadio Osvaldo Domínguez Dibb, que como primer objetivo está postulado para albergar la final única 2024 de la Copa Sudamericana, que se disputará en Asunción, según confirmó la Conmebol.
Resta por definir el escenario, ya que además del estadio del Olimpia, están las candidaturas del Defensores del Chaco de la APF, la Nueva Olla de Cerro Porteño y la Huerta del club Libertad.
En cuanto a los preparativos del equipo decano sigue entrenando bajo el comando del entrenador argentino Martín Palermo en la Villa Olimpia. Ya se integraron a las tareas normales el lateral principal el lateral Víctor Salazar y el delantero Facundo Bruera, quienes superaron sus respectivas lesiones.
Por su parte, el delantero Kevin Parzajuk y el volante Richard Ortiz continúan con tareas diferenciadas.
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Nueva diputada con viejo vicio: firmó por la enmienda, hoy la “teme”
La amnesia selectiva no es patrimonio exclusivo de políticos veteranos. Esta certeza es avalada por la diputada Johanna Ortega (Partido País Solidario, de Carlos Filizzola).
La legisladora se erigió en los últimos días en “estandarte” y portavoz de la postura contraria a toda enmienda y/o reforma constitucional. Invoca para ello su “temor” de que detrás de una eventual enmienda sobrevenga un plan reeleccionista, el cual hace muy poco defendía con puño y letra.
“La reelección no pretende alargar el mandato, sino renovarlo. Por lo tanto, reelección y duración de mandatos son conceptos distintos”, decía una parte del comunicado firmado por Johanna Ortega, reproducido por el diario Abc, cuando estaba a favor de la enmienda constitucional para permitir la reelección.
Entonces, como se sabe, la izquierda liderada por Fernando Lugo pretendía también poder reelegir a un presidente y consideraba que el planteamiento era sensato, legal y necesario.
¿Cuál es el factor radical que la hizo cambiar de posición? Es la pregunta que salta al tapete, y que interpela la contradicción en la que la diputada Ortega incurre.
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Argentina eligió: ¿qué hay de viejo, nuevo?
La crisis está. La segunda mayor economía de Sudamérica está quebrada y la situación puede ser peor. ¡Shock! ¡Shock!
- Por Ricardo Rivas
- Periodista
- Twitter: @RtrivasRivas
Tal vez era mayo de 2010 cuando en la Librería del Ateneo Grand Splendid –en el 1869 de la avenida Santa Fe de Buenos Aires, unos 1.350 km al sur de mi querida Asunción– uno de sus vendedores me recomendó leer “La doctrina de shock”, escrito y publicado en aquel año por la colega periodista multipremiada Naomi Klein. El sugerente y veterano librero, que por sobre todo era un inclaudicable lector al que debo una buena parte de mi biblioteca y mis conocimientos, añadió que la autora “elabora un cruce relevante, muy creativo, en el que vincula el concepto del choque (shock) y su aplicación tanto en la psiquiatría como en la economía o la política”.
En el segundo palco de la izquierda –ubicado en la que fuera la sala principal de un cinematógrafo– me introduje en el texto de Klein. Con mirada crítica la autora arremete contra el capitalismo, al que señala porque “emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra el individuo y la sociedad” y sostiene que “lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico”.
Me sacudió. Y me dejó pensando. Mientras caminaba, una buena parte de la memoria hizo el resto. Recordé que, cuando promediaban los años 70, 80 y especialmente en los 90 en el siglo pasado, algunas de las “medidas de choque económico”, a las que así caracteriza Naomi, se aplicaron en la región. Argentina no fue la excepción. Aquellos no fueron buenos tiempos para la sociedad. Desempleo. Pobreza. Angustias. Y una frase del presidente de entonces, Carlos Menem (1989-1999), quien solía afirmar: “Estamos mal, pero vamos bien”. Pese a aquel panorama, aún hay quienes aseguran que fueron “buenos tiempos” y que el mandatario “fue el mejor de la historia”. El presidente Milei, entre ellos.
“BARONES LADRONES”
La Universidad de Chicago en los Estados Unidos es una organización de excelencia para la educación superior. En 1890 la fundó John Davison Rockefeller cuando tenía 51 años. El primero de sus presidentes fue William Rainey Harper. Rockefeller era un controvertido protagonista del fin del siglo XIX en Norteamérica. Los biógrafos e historiadores de entonces lo señalaron como parte del grupo de hombres de negocios a los que se conocía como “barones ladrones”. Individualistas a ultranza, pragmáticos, entre ellos se destacaba también Cornelius Vanderbilt. Los señalaban como “faltos de escrúpulos para enriquecerse”. Los críticos de aquellos así los llamaban porque parafraseaban a otro grupo –los “barones ladrones germánicos”– que entre el 962 de Nuestra Era y hasta 1806, tiempos del Sacro Imperio Romano Germánico, hacían fortunas, con perspectiva feudal y, entre otras prácticas ilegales e ilegítimas, cobraban peajes a quienes transitaban por los caminos existentes en sus posesiones.
Claramente, la historia muestra que aquellos también “barones ladrones”, donde fuere que estuvieren, se especializaban para operar en lo que por estos días podríamos llamar “mercados regulados” para obtener ventajas competitivas a cualquier precio. Aunque el tiempo deje atrás algunos capítulos de la historia, es valioso consignar –como dato relevante, aunque anecdótico y transitorio– que el diario The New York Times, el 9 de febrero de 1859, incluyó aquella denominación grupal en una de sus crónicas para describir las controversiales prácticas comerciales de Vanderbilt.
También el historiador T. J. Stiles –ganador del premio Pulitzer en 2010– abordó esa metafórica caracterización cuando revisó aquella época y sentenció que –como productora de sentido– “evoca visiones de (los) monopolios titánicos que aplastaron a competidores, amañaron mercados y corrompieron al gobierno. En su codicia y ansia de poder, la leyenda dice que dominaron una democracia indefensa”. Es palabra de Stiles. Fuerte, por cierto.
Eric Hobsbawm, en 1997, en su obra “La Edad del Capital”, sostiene que “el capitalismo estadounidense se desarrolló de forma impresionante y con dramática velocidad después de la guerra Civil (1861-65) que, si bien ralentizaría en algunos aspectos su crecimiento, también generó considerables oportunidades para sus grandes empresarios bucaneros, aptamente denominados robbersbarons”. Describe luego que esos “robbers barons son aún una parte reconocible de la escena empresarial” estadounidense”.
Algunos de aquellos fueron los padres fundadores de la Universidad de Chicago. Hay quienes dicen que “somos lo que somos desde que fuimos”. ¿Será así? ¿Cómo saberlo? Pero el caso es que, desde su creación hasta la actualidad, de la Universidad de Chicago emergieron 100 premios Nobel y 27 premios Pulitzer, entre otros relevantes galardones. Milton Friedman (1912-2006) recibió el Nobel de Economía en 1976. Con Rose Friedman (1910-2009), su esposa –ambos formados e integrantes del claustro académico de aquella casa de estudios–, marcaron con intensidad la última mitad del siglo XX. Especialmente las dos últimas décadas.
AVANCE DEL INDIVIDUALISMO
Con “Capitalismo y libertad”, en 1962, sentaron las bases de lo que posibilitó el avance del individualismo. En aquella obra de divulgación, examinan “el papel del capitalismo competitivo –la organización de la mayor parte de la actividad económica mediante empresas privadas que operan en un mercado libre– como un sistema de libertad económica y como una condición necesaria para la libertad política”. Con aquella perspectiva, en un segundo texto publicado en 1979 que tuvo además un fuerte apoyo en la televisión estadounidense, al que titularon “Libertad de elegir”, fueron por más. Rose y Milton abordan “el sistema político de un modo simétrico al económico” y precisan que “ambos (sistemas) se consideran mercados en los que el resultado se determina a través de la interacción de las personas que persiguen sus propios intereses individuales (entendidos con un criterio amplio) en vez de los objetivos sociales que los participantes juzgan ventajosos enunciar”.
¿Salvarse en soledad en momentos de crisis? La respuesta parece ser sí. “La libertad económica es un requisito esencial de la libertad política”, explican y detallan que “al permitir que las personas cooperen entre sí sin la coacción de un centro decisorio, la libertad económica reduce el área sobre la que ejerce el poder político (porque) al descentralizar el poder económico, el sistema de mercado compensa cualquier concentración del poder político que pudiera producirse”.
¿Pueblo vs. mercado? ¿Ciudadanos vs. consumidores? Naomi Klein confronta con el académico matrimonio. “Durante más de tres décadas, Friedman y sus poderosos seguidores (…) esperaron a que se produjera una crisis de primer orden o estado de shock”. Una tormenta perfecta que alcanzó, entre otras poblaciones, a Luisiana fue el momento. Nada nuevo según la mirada crítica de la analista porque “en uno de sus ensayos más influyentes Friedman articuló el núcleo de la panacea táctica del capitalismo contemporáneo (…) la doctrina del shock (y) observó que ‘solo una crisis real o percibida da lugar a un cambio verdadero (para) que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable’”.
TERAPIA DE SHOCK
Javier Milei (53), flamante presidente electo en la Argentina, lo dijo claramente. Aplicará una terapia de “shock” para resolver la crisis en este país. “El 10 diciembre –dentro de 14 días, cuando formalmente se instale en el despacho principal de la Casa Rosada, sede del gobierno argentino– vamos a contar todo, decirle a la gente la cantidad de bombas que están plantadas. Y decirles que vamos a hacer todo lo posible para evitar la hiperinflación y poder escapar de la que podría ser la peor crisis de la historia argentina. No intentarlo, o tratar de escaparle a esa realidad, va a derivar en una crisis muy profunda”, dice el señor Milei. “No hay plata. No hay plata”, agrega ante la prensa una y otra vez y advierte que “si no hacemos el ajuste fiscal, nos vamos a una hiperinflación y nos vamos a 95 % de pobres y 70-80 % de indigentes”.
La crisis está. La segunda mayor economía de Sudamérica está quebrada y la situación puede ser peor. ¡Shock! ¡Shock! Pero va más allá. Durante la campaña electoral el nuevo mandatario manifestó que adhiere a la filosofía política y económica de la Escuela de Austriaca. Murray Rothbard (1926-1995), uno de los máximos exponentes de ese pensamiento en los Estados Unidos –economista, historiador, teórico de la ciencia política–, cuando promediaba el siglo pasado impulsó la idea del anarcocapitalismo. Fue, tal vez, el primer libertario. Partidario del libertarismo, del anarquismo, impulsó la abolición completa –total– del Estado en favor de la soberanía individual, a la que se llegará a través de la propiedad privada y las reglas del libre mercado.
En 1971, fundó el Partido Libertario. Una búsqueda sencilla en la internet permitirá saber que “Rothbard sostenía que todos los servicios prestados por el ‘sistema monopolístico del Estado corporativo’ podrían ser proporcionados de forma más eficiente por el sector privado”. ¿Costo-beneficio vs. bien común? Desde esa perspectiva, planteó que el Estado es “evidentemente una organización del robo sistematizado”.
En ese contexto categorizó a “la banca de reserva fraccional como una forma de fraude y se opuso a la existencia de un banco central”. Murray – uno de los ideólogos de Milei– no se guardó ninguno de sus pensamientos. En su ideario, “todos los derechos son formas de propiedad”, proclamó la “licitud del trabajo infantil”, sostuvo que “la patria potestad y los derechos de los padres sobre los hijos es una forma de propiedad”, abogó por “la licitud del chantaje”, por solo mencionar algunas de sus ideas.
No pocos de sus contemporáneos lo consideraban distópico. La Real Academia Española de la Lengua (RAE) significa la distopía como una “utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal”. Claramente, la utopía de Murray Rothbard puede ser considerada como una “antiutopía”. Shock, Escuela Austriaca, anarcocapitalismo. Es palabra de Javier. Voces de un pasado que siempre está presto para volver y encontrar una garganta que grite a voz en cuello “¡viva la libertad, carajo!”.
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“…Pero más sabe por viejo”
- Por Josías Enciso Romero
Ni los periodistas argentinos que comentan (de los más vistos y leídos), ni los politólogos que diseñan escenarios posibles, ni los analistas de diferentes extracciones que creen predecir el futuro con absoluta certeza, ni sociólogos que evalúan comportamientos electorales de las masas, ni los filósofos de cafetín, de los que tanto abundan en Buenos Aires. Ninguno acertó. Ya ni hablemos de las empresas encuestadoras que hace rato andan errando el blanco por elevados porcentajes. Sin embargo, en algo coincidió prácticamente la mayoría de ellos: que habría balotaje. La duda radicaba en si sería Sergio Massa, de Unión por la Patria, o Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, quien acompañaría en esta segunda vuelta al virtual ganador, casi “indiscutido”, Javier Milei, del ultraderechista La Libertad Avanza. Pero ocurrió lo inesperado. De esos fenómenos que tumban todas las teorías que se fundan en la razón y los cánones de la ciencia. Ese domingo (22 de octubre) a la noche ya estaban ensayando algunas explicaciones sobre lo que para todos ellos (los nombrados más arriba) fue una verdadera sorpresa y justificando sus propios errores. Todas las hipótesis se derrumbaron sin ningún aviso.
La política, ya deberíamos aprender, no sigue las reglas de la lógica o el pensamiento lineal. Por eso adquieren enorme relevancia las declaraciones previas a los comicios generales realizados en Argentina de alguien que lee los diarios antes de que sean impresos, al revés de los que opinan con un ejemplar bajo el brazo. El expresidente de la República Oriental del Uruguay José Mujica evalúa la dirección del viento con olfato de viejo dirigente, ya casi encorvado por el peso de la edad (88 años); sin embargo, mantiene la lucidez restallante. Envidiable. Le pasó el trapo de repasar a los más brillantes escrutadores de la realidad política del vecino país, aunque no siempre sea muy buen vecino. Especialmente los gobernantes y los porteños. El Pepe les escupió sobre al asado antes de que pusieran la carne en la parrilla. Sus expresiones ya se publicaron en este mismo diario y tuvieron alguna difusión en las redes sociales. Decía, más o menos, que “Argentina es un país indescifrable, que tiene su propia economía, diferente a la del resto del mundo. Solo así se explica que el ministro de Economía (Sergio Massa), con una inflación como la que tiene la Argentina, pueda estar disputando la Presidencia de la República”. Y ya más textualmente: “¿Saben por qué? Porque tiene el respaldo de una cosa que no está conforme con él, pero le van a votar, que se llama peronismo. Porque ese animal existe, es una mitología que tiene el pueblo argentino. Entonces, eso rompe todos los esquemas”. De ahí que todos los análisis quedaron desairados.
Aquellos que mencionamos en primeras líneas no tomaron en cuenta un hecho elemental, pero, al mismo tiempo, fundamental: el pronunciado ausentismo en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que ganó Milei el 13 de agosto pasado. Así, pues, en territorios clave del peronismo, donde tuvo un resultado desalentador, ya el domingo dio un giro radical y recuperó terreno en grandes proporciones. De ahí que con más del 98 % de las mesas escrutadas, Sergio Massa alcanzaba el 36,68 % frente a Javier Milei con un 29,99 %. Para los expertos en aventurar resultados esta diferencia de casi 7 % es enorme. Sin embargo, no pierden la esperanza (los antiperonistas) de que, así como inesperadamente ganó Milei en las PASO, y ahora también inesperadamente triunfó Massa, el próximo 19 de noviembre haya otra gran sorpresa.
Aquí quedó demostrado que la política no es para improvisados ni, mucho menos, para mesiánicos improvisados. Cuando Massa fue derrotado en las PASO (salió tercero), no perdió la compostura ni el discurso. El domingo Milei, el verborrágico Milei, estaba desdibujado. Leyó un discurso desabrido. Atropelló algunas palabras y hasta se atragantó con otras. Lejos de aquel enardecido “león” que vino a poner fin a las castas (políticos, sindicalistas, empresarios y periodistas). Por esta vez quedó evidenciado que el verdadero león era el peronismo. Estaba dormido, pero ya volvió a exhibir sus garras. Veremos si es suficiente para ganar la segunda vuelta. Habrá que convencer a gacelas (si las hay), hipnotizar serpientes y adoptar marsupiales (nuestro famoso mykurẽ, comadreja) que devoran alacranes.
Si alguien administró la sabiduría popular con la virtud de los maestros fue don José Hernández (amigo del Paraguay durante la Guerra Grande) en su célebre y universal Martín Fierro. En el libro segundo puede leerse entre los consejos del ladino Vizcacha: “El primer cuidao del hombre es defender el pellejo. Llevate de mi consejo. Fijate bien en lo que hablo: El diablo sabe por diablo. Pero más sabe por viejo”. Solo puedo pensar en don Pepe Mujica. ¡Salud!
La duda radicaba en si sería Sergio Massa, de Unión por la Patria, o Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, quien acompañaría en esta segunda vuelta al virtual ganador, casi “indiscutido”, Javier Milei, del ultraderechista La Libertad Avanza. Pero ocurrió lo inesperado.
Sergio Massa alcanzaba el 36,68 % frente a Javier Milei con un 29,99 %. Para los expertos en aventurar resultados esta diferencia de casi 7 % es enorme. Sin embargo, no pierden la esperanza (los antiperonistas) de que, así como inesperadamente ganó Milei en las PASO, y ahora también inesperadamente triunfó Massa, el próximo 19 de noviembre haya otra gran sorpresa.