Los colorados tienen en sus manos la oportunidad de castigar con sus votos a Mario Abdo Benítez y su caterva de adulones y corruptos con quienes gobernó estos 4 años.

Es el castigo a la mentira de aquel discurso demagógico que lanzó para conquistar votos de sus correligionarios en campaña al afirmar que gobernaría con los colorados y terminó co-gobernando con los esbirros de la senadora Desirée Masi del partido familiar PDP. Arnaldo Giuzzio, Carlos Arregui, Emilio Fúster y René Fernández, aliados de la senadora Masi en los cargos más relevantes de la seguridad y con resultados catastróficos.

Paraguay, convertido en el país con cifras récord de exportación de cocaína a Europa, sin que hayan movido un dedo para evitarlo; y lo que es peor, el entonces ministro de la Senad, Giuzzio, ordenó levantar los controles en los puertos privados, luego rajado del Ministerio del Interior, por sus vínculos con el narcotráfico. El contrabando liquidó la industria nacional y se ha robustecido en este gobierno, no han hecho nada para enfrentarlo.

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Es también el castigo a la incapacidad de capitalizar la herencia de la administración anterior más allá de las diferencias políticas, Abdo recibió un país ordenado, con tanque lleno en todas las instituciones, listo para seguir el camino de construcción del Paraguay, pero este gobierno se encargó de dilapidar los recursos, fundir lo bueno que se hizo y dejarnos un país destrozado. En seguridad desalentaron el entusiasmo del grupo Lince, e hirieron mortalmente a este grupo de élite. En infraestructura, de la mano de Arnoldo Wiens, sepultaron el metrobús y lo usaron como garrote para atacar al gobierno anterior. Wiens había hecho un show con frentistas que se opusieron al proyecto que ya había arrancado, echó algunas lágrimas de cocodrilo y cavó la tumba del único proyecto real de mejoramiento del transporte público. Anunció el Citibús y jamás cumplieron con el plan. Fue otra mentira más.

Con la excusa de la pandemia paralizaron el país, recibieron US$ 2.200 millones y lo despilfarraron. La única que no se paralizó fue la empresa Aldia SA, la importadora de asfalto de Mario Abdo Benítez, que en el año de la pandemia tuvo una ganancia de US$ 13 millones, gracias a las licitaciones dirigidas y comandadas por su ministro de Obras, hoy precandidato presidencial, Arnoldo Wiens.

El afiliado colorado debe castigar al gobierno que generó nuevos pobres, que disparó la canasta familiar, que endeudó al país de manera desproporcionada y que dejará al siguiente gobierno un país con descalabro financiero.

El castigo al gobierno que en cuatro años solo persiguió a sus correligionarios no alineados y estuvo más concentrado en liquidar a sus adversarios ocasionales en general y en particular al Grupo Cartes, usando las instituciones del Estado.

El pueblo colorado tiene en sus manos la oportunidad de darle una lección a los aprovechadores del poder, a los improvisados, a los que gobernaron con odio y a los saqueadores del Gobierno que se aliaron con escombros de la oposición. Abdo tendrá su milanesa para varias generaciones de su familia, mientras, el pueblo debe remar como nunca antes. Ojalá pongan fin a la desgracia del Paraguay: Marito y su gavilla. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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