• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

El domingo, los afiliados a la Asociación Nacional Republicana van a elecciones internas. En una campaña de la más extensa que recuerde la historia política de este partido, durante casi doce meses se plantearon dos modelos muy distintos planteados por el movimiento Honor Colorado y el oficialismo, cuyo principal rostro visible es la cabeza del Ejecutivo.

Históricamente, algunos sectores políticos, empresariales y medios de comunicación le asignaron al Partido Colorado la responsabilidad o, mejor dicho, la “culpa” de ser oposición y oficialismo al mismo tiempo. Otros preferimos ponerle un mayor grado de precisión al asunto y sobre todo mirar todo el bosque y no quedarnos con el árbol, eso sucede porque, a lo que se conoce como oposición, permanentemente deja ese espacio vacío para optar por colocarse en uno de los lados de la brecha que se genera en la interna colorada y eso hace que su papel sea borroso, por decir lo menos. Como en política, espacio que se deja vacío es espacio que se ocupa por otro, en esta campaña de vuelta estamos ante el mismo escenario que ya se dio en elecciones anteriores y la oposición percibida como lo distinto, lo diferente, se encuentra otra vez dentro de la ANR; en este caso, le corresponde al movimiento liderado por Horacio Cartes el papel de ser la alternativa viable y posible en estas internas y luego ya en las generales del 2023. Eso es lo que se lee en todas las encuestas serias, está lejos de ser una ocurrencia circunstancial. En esta ocasión volvió a suceder y la oposición lo sabe, por eso juega tan cómoda y abiertamente con el actual oficialismo. Apuestan por el que saben que pueden derrotar en las generales y en contra del que ocupó el lugar que debió ser de ellos.

El domingo que viene, los afiliados colorados tienen la posibilidad de elegir entre dos modelos: uno con probada capacidad de gestión y enfocado al desarrollo que tanto se precisa para conseguir ese despegue como país luego de una pandemia que además de dejar sin familiares a miles de paraguayos, también vació nuestros bolsillos, dejando una economía al borde del colapso; y el otro, que es el que nos trajo hasta acá donde estamos; en este punto, la pregunta válida es: ¿estamos mejor que hace cuatro años? Una amplia mayoría cree que no, según marcan las encuestas.

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Son dos modelos, un país, un domingo, 10 horas de votación en los que los colorados deberán salir a dar un mensaje contundente: que eligen a la esperanza ante la adversidad, que eligen a la alegría por sobre el odio, que eligen al desarrollo y dejar de lado la crisis económica, que optan por la alternativa y no por la continuidad. Después de todo, de eso se trata la política, esa mala palabra que empieza con “p” y termina con “a”.

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