Hoy, a las 23:59, se cierran las postulaciones para la vacancia de fiscal general del Estado; la misma se hará efectiva recién en marzo, pero como en el Ejecutivo hay cierta premura por adelantar la cuestión, logró que el Consejo de la Magistratura le siga el ritmo. Hasta el momento en el que se escriben estas líneas no ha habido grandes novedades con respecto a los postulantes al cargo.
Salvo que suceda algo inesperado, están los que anunciaron que estarían. Por un lado, los que ya conocen la casa, agentes fiscales, fiscales adjuntos. Y por el otro lado, los que vienen con el abierto endoso del Ejecutivo. La prisa que tienen en el Palacio de López es una muestra más, de otras tantas, de que los vientos no le serán favorables en diciembre y saben que eso traerá que automáticamente la comodidad con la que se manejan en el Consejo de la Magistratura en la actualidad sea cosa del pasado. A rey muerto, rey puesto.
En los últimos procesos, especialmente en conformación de las ternas para ministro de la Corte Suprema de Justicia, la imagen del Consejo de la Magistratura quedó bastante maltrecha, ya que no supieron argumentar algunas decisiones que tuvieron, mucho más de política partidaria interna que de cuestiones inherentes a los perfiles para los cargos vacantes. En esta ocasión, el desafío será mucho más complejo y a pesar de que hay pocas expectativas de que logren zafarse de la presión que están ejerciendo desde el Palacio de López, queda por ahí algún resquicio de esperanza. Se espera que en esta ocasión prioricen a los postulantes con el perfil acorde al cargo, que no sean cómplices de una movida desesperada que encima peca de tener fecha de vencimiento demasiado cercana y en el Consejo también lo saben. Son conscientes de que lo están haciendo con los plazos, solo por citar uno de los puntos, no cierra por donde se lo mire. La actual fiscal general del Estado concluye su mandato en marzo y para cómo van las cosas, podemos llegar a tener dos cabezas del Ministerio Público al mismo tiempo, una en vigencia y otra en situación de espera.
La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, está llamada para aquellos que aún en los momentos de mayor presión saben tomar decisiones oportunas y valientes. Pues eso es lo que se espera del Consejo de la Magistratura, habrá que ver si están a la altura de las circunstancias.