- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Los informes que se van generando sobre nuestra situación económica señalan que el comportamiento observado durante el primer semestre no se repetiría en lo que resta de este año, pronostricándose inicialmente un crecimiento del 0,2%, pero en una nueva revisión las proyecciones preliminares hablan de un -0.3%.
Para el 2023 podría darse un mayor impulso que nos permitirían potencialmente crecer con cifras más halagüeñas, porque si bien hasta ahora es mera “futurología”, se espera que confluyan elementos positivos para lo cual hay que prepararse poniendo freno a la crisis coyuntural y apuntar a un mayor empuje que provendría del sector privado, pues este gobierno con un crédito de solo el 20% es poco o casi nada lo que le queda.
La mayor disminución en los niveles de venta de productos de consumo ya lleva casi 3 años, lo cual se ha complicado mucho más por los efectos negativos que trajo aparejado la pandemia sanitaria del covid-19, llevando a la quiebra a muchas empresas pues tan siquiera capacidad de cobertura de sus gastos rígidos tenían.
Debemos apuntar que la retracción en ventas observada en los comercios que operan formalmente no significa precisamente que las personas hayan disminuido más allá de los niveles normales sus estándares de consumo, sino que han impactado sobremanera la incidencia de los productos ingresados de contrabando, que se posicionan en el mercado, haciendo dumping de precios ante la situación comparativa ventajosa
Y ante la sensible disminución de la capacidad adquisitiva es obvio que cada uno busque ventajas.
Este año los volúmenes de exportaciones de soja en grano, fue otro “golpe de gracia” a la agroexportación, con una disminución de más del 50%, significando un ingreso menor en divisas en no menos de US$ 2.600 millones. Impactando en forma directa en nuestra balanza comercial que al cierre de setiembre de este año ha sido negativa en aproximadamente US$ 700 millones.
Esperemos la ansiada recuperación en el 2023, que nos permitan volver a un crecimiento económico con mejores perspectivas que pueda ir mejorando los pobres números de nuestra macroeconomía.
Hasta ahora no pasan de ser pronósticos o perspectivas, pero ojalá puedan hacerse realidad, lo cual dependería mucho del comportamiento de factores incontrolables para los negocios agrícola-ganadero, como lo es el clima y que los costos financieros de los préstamos para cobertura de capital de trabajo sean razonables, pues impacta dentro de la estructura de gastos operativos de las empresas.
No queda otra, más que hacer frente a la realidad, y tomarlo como un desafío. No es la primera coyuntura negativa a la cual se ha enfrentado nuestra macro y microeconomía.
Precisaremos de la necesaria lucidez de nuestras autoridades (si bien ya tardíamente) y empresarios, de tal forma que puedan ir poniendo “todas las carnes al asador”, que al menos le permita a este gobierno una despedida digna, aunque difícil.
Tenemos a nivel país a mucha gente capaz en distintos ámbitos de nuestra sociedad, y abrigamos esperanzas de que con el próximo gobierno “se remanguen” y muestren toda su sapiencia y capacidad, para lo cual el esfuerzo conjunto público-privado será primario.
Venimos arrastrando una pérdida no menor al 28% del poder adquisitivo, lo cual solo se podría ir recuperando si la gente tiene trabajo que le genere fuentes de ingresos, pues con la inmensa cantidad de pobres a nivel país el panorama a corto plazo que se cierne sobre nosotros se vuelve cada vez más negro.
Confiamos que el próximo gobierno ponga a las mejores personas que se destaquen por meritocracia, capacidad, idoneidad, y mucho patriotismo, para que podamos ir saliendo de este profundo pozo en el que estamos sumidos debido a la incompetencia e ineptitud de los que ahora tienen a su cargo la administración de nuestro país.
No es misión imposible, pues contamos con jóvenes brillantes a quienes lamentablemente no se les da la oportunidad de demostrar lo que saben y lo que puedan hacer por nuestro país por mero fanatismo político, lo cual deberá ser no excluyente en el próximo gobierno si queremos salir adelante.