“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

“Afrontar la crisis del costo de vida” es el título eje del informe de la semana pasada del Fondo Monetario Internacional (FMI), por un hecho que trastorna la economía toda al igual que a la sociedad: La incertidumbre de la inflación, y la necesidad de contrarrestarla, oponerse, contraatacar. Algunos medios de prensa internacionales interpretan que “lo peor está por llegar” (pesimistas) y “lo peor de lo peor no va a ocurrir” (optimistas). Una delgada línea separa ambas visiones para lo que habría y pudiera de ocurrir en el 2023. ¿Se imaginan a las economías avanzadas o ricas creciendo 1,1% (después del 2,4% este año? ¿O la yankee gateando 1% tras el gateo del 1,6% en el 2022? ¿O la zona del euro con un avance del 0,5% y la poderosa economía alemana cayendo -0,3% arrastrando dos años pobres con crecimientos del 2,6% y 1,5%? Nuestra región de América Latina y el Caribe crecería 1,7% el próximo año, dejando atrás un principio de recuperación del 6,9% (2021) y 3,5% (2022). Brasil 1%, Argentina 2%, Chile -1,0% y Paraguay 0,3% este año y 4,3% el próximo. Pero en líneas generales casi toda la economía de la región deslizándose por el tobogán.

Este es el escenario internacional que nuestros gobernantes salientes y entrantes el próximo año tendrán que lidiar para evitar que se desequilibre y descontrole la peor herencia que recibe gobierno alguno, solo comparable con bazofia dejada por Luis González Macchi. Habrá que parar obras públicas elefantes ensangrentados por casi 10.000 víctimas del covid-19 que fallecieron por la falta de vacunas, según el reconocimiento de los entendidos en el tema. Y además nos endeudamos como nunca y llegaremos a superar por lejos los 6.500 millones de dólares de aumento de la deuda. Y, por favor, con todo respeto, esa publicidad de las empresas vialeras de “ahora llego más temprano a casa para estar con mis chicos”: ¿Familia de qué ingresos, niños y adolescentes de las casi 9.000 escuelas y colegios públicos que se caen a pedazos, con pupitres destartalados, baños comunes, con letrinas, sin luz, con la imposibilidad de emprender y el miedo a todo tipo de acosos, y padres en viviendas precarias, con ingresos bajos? Las grandes obras públicas del Marito copia fiel de stronismo (pan y circo) han ayudado a que nuestra economía no cayera más fuerte, no lo niego, y aplaudo y respeto, pero ensancharon enormemente la brecha entre ricos y pobres, es un país con preocupante desigual. Y, en economía, no hay almuerzo gratis. El pueblo pagará la tremenda deuda. Y dejo por ahora todo el dinero que se podría haber invertido en ampliar, centralizar, regionalizar y mejor en Salud.

¿Qué dice el FMI?: “La actividad económica mundial está experimentando una desaceleración generalizada y más acentuada de lo previsto, con la inflación más alta registrada en varios decenios. La crisis del costo de vida, el endurecimiento de las condiciones financieras en la mayoría de las regiones, la invasión rusa de Ucrania y la persistencia de la pandemia del covid-19 inciden notablemente en las perspectivas. Según los pronósticos, el crecimiento mundial se desacelerará de 6,0% en 2021 a 3,2% en 2022 y 2,7% en 2023. Exceptuando la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia del covid-19, este es el perfil de crecimiento más flojo desde 2001.

Se pronostica que la inflación mundial aumente de 4,7% en 2021 a 8,8% en 2022, para luego descender a 6,5% en 2023 y 4,1% en 2024. Se debe mantener el curso de política monetaria para restaurar la estabilidad de precios, y la política fiscal debe procurar aliviar las presiones sobre el costo de vida, manteniendo una orientación lo suficientemente restrictiva para que esté alineada con la política monetaria. Para contribuir más a la lucha con la inflación se puede recurrir a reformas estructurales que mejoren la productividad y alivien las restricciones sobre la oferta, en tanto que la cooperación multilateral es necesaria para acelerar la transición a la energía verde y evitar la fragmentación. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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