- Por Jaime Egüez
- presidente del Club de Ejecutivos
Tal vez no exista ninguna otra construcción semántica más significativa para entrar en tema sobre lo que estamos transitando día a día en Paraguay. Las tapas de los diarios fluyen de líneas avisando a unos congresistas escépticos. La historia ha demostrado que lo último que podemos hacer es gastar lo que no tenemos y menos aún endeudarnos para aumentar nuestros gastos salariales rígidos de la estructura del Estado. Ya lo hemos vivido con una severa crisis a inicios de los años 2002 y luego el ajuste en el 2003.
En el análisis de coyuntura país se usa una frase muy elocuente que es que en temas económicos no hay cena gratis. O sea, todo lo que hagamos tiene un precio y depende de lo que hagamos puede ser más caro, pero siempre se paga. Hemos transitado la última década con una casi perfecta ejecución de una carrera en dos vías: la económica y la política que, algunas veces, fue entendida esta última como política social únicamente. En el 2017, a través de un veto presidencial al PGN, se pudo continuar con la prudencia fiscal.
No se puede, responsablemente, aceptar un plan de gastos que no contemple obtención de ingresos previstos. Los legisladores están muy calificados para aumentar el gasto, pero escasean los que tienen la capacidad de entender el flujo de caja y ver de dónde vendrán los ingresos.
Hoy el tránsito de decisiones políticas ha colapsado y estamos todos metidos en una sola vía con una contingencia posible de sufrir un accidente grave luego de casi 20 años de una difícil pero meritoria senda de seriedad y esfuerzo. ¿Pero qué ha pasado? Y es simplemente que este año será el primero que cada congresista se juega solo su permanencia en el poder. Mas allá de lo que haya hecho, hoy en día no hay estructuras partidarias que lo introduzcan en una línea segura, no hay líneas de operadores políticos que jueguen para introducirlos en el Congreso. Hoy es sálvese quien pueda y todos buscan de alguna manera seducir con una frase rimbombante y una propuesta de un gasto que, en muchos casos, orilla la irresponsabilidad total ya que no será posible su ejecución. Para cumplir prefieren mentir a futuro y dejar que otro, en este caso el poder ejecutor (Ministerio de Hacienda), salga a los medios a decir no podemos cumplir.
Estas acciones populistas deben ponernos a todos en alerta máxima. Todo el esfuerzo que hemos hecho para la recuperación pospandemia se puede esfumar en unos meses de irresponsabilidad de los congresistas. Sobre todo, si el Gobierno no tiene otra opción que promover el aumento de impuestos. O sea, se entiende que todo saldrá más caro, ¿no? El pan, la leche, la luz, el combustible, todo será afectado. Menos puestos de trabajo en el sector privado, porque el sector público continúa con su dinámica de tener privilegios sobre el trabajador del sector privado, que es el que le permite recibir sus salarios. No permitamos esto. Ya no podemos obligar a todos a seguir sacrificándose por los privilegiados en el Estado paraguayo.