- Por la Dra. Fabiola Román
- Columnista científico
En cada estación del año, aparecen enfermedades y/o alergias, las cuales pueden ser tratadas o en todo caso, controladas con diferentes medicamentos.
Algunas dolencias coinciden en los síntomas; sin embargo, esto no significa que puedan usarse indistintamente, el mismo medicamento para ambas. Es más, para recibir algunos medicamentos, es necesario que estos sean recetados por profesionales de la medicina, como es el caso de los antibióticos.
Los antibióticos son usados para tratar o prevenir algunos tipos de infecciones bacterianas y actúan matando a las bacterias o impidiendo que estas se propaguen. Sin embargo, es importante señalar que no sirven para todo. Muchas infecciones bacterianas leves mejoran por sí solas sin la necesidad de usar antibióticos.
Es extremadamente importante resaltar que los antibióticos no funcionan para las infecciones virales; como, por ejemplo, resfriados y gripe; ni para la mayoría de los casos de tos y dolor de garganta. No se debe tomar antibióticos en casos para los cuales no se necesita, ya que, se estaría propiciando la resistencia a los antibióticos, que constituye un gran problema. Debido a la resistencia que se puede generar, tomar antibióticos cuando no se necesita puede significar que los mismos ya no funcionarán en el futuro.
Según la información disponibilizada por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), los antibióticos ya no se usan de forma rutinaria para tratar infecciones de pecho, infecciones de oído en niños y dolores de garganta. Esto es debido a que muchas infecciones son causadas por virus, contra los cuales los antibióticos no son efectivos.
Otro motivo es que es poco probable que los antibióticos aceleren el proceso de curación y, además, pueden causar efectos secundarios. Cuantos más se usen los antibióticos para tratar afecciones simples, es más probable que estos se vuelvan ineficaces para tratar afecciones más graves. Se debe seguir el consejo del médico tratante, para saber si en un caso realmente se necesita o no el uso de antibióticos.
Según el CDC de Estados Unidos, cada año se producen más de 2,8 millones de infecciones resistentes a los antimicrobianos en los EE. UU. y, como resultado, mueren más de 35 000 personas. Cuando se considera clostridioides difficile, una bacteria que normalmente no es resistente, pero puede causar diarrea mortal y está asociada con el uso de antibióticos, el número de víctimas en EE. UU. supera los 3 millones de infecciones y 48.000 muertes.
Tanto el NHS como las organizaciones de salud de todo el mundo están tratando de reducir el uso de antibióticos, especialmente para problemas de salud que no son graves. Cabe resaltar que el NHS es un organismo del Reino Unido cuyas recomendaciones médicas se apoyan en el seguimiento y análisis estadístico de todos los casos de los pacientes que acuden al hospital, siempre bajo el consentimiento de estos. Esas recomendaciones son actualizadas cada tres años, en base a la evidencia.
Como cualquier otro tipo de medicamento, los antibióticos pueden causar efectos secundarios, aunque la mayoría de ellos no causan problemas si se usan correctamente. Además, los efectos secundarios graves son raros. Los efectos secundarios comunes incluyen: vómito, sentirse enfermo, hinchazón e indigestión, diarrea. Algunas personas pueden tener una reacción alérgica a los antibióticos, especialmente a la penicilina y a un tipo llamado cefalosporina. En casos muy raros, esto puede provocar una reacción alérgica grave (anafilaxia), que es una emergencia médica.
Como ya se resaltó, se debe consumir bajo indicación médica ya que, además de lo expuesto arriba, algunos antibióticos no son adecuados para personas con ciertos problemas médicos o mujeres que están embarazadas o amamantando.
Solo se debe tomar los antibióticos recetados para uno mismo; es decir, nunca deben pedirse prestados a un amigo o familiar. Otro dato importante es que algunos antibióticos no pueden ser administrados cuando se consume alcohol y/o la píldora anticonceptiva.
Fuente: National Health Service (NHS)
“Como cualquier otro tipo de medicamento, los antibióticos pueden causar efectos secundarios, aunque la mayoría de ellos no causan problemas si se usan correctamente. Además, los efectos secundarios graves son raros. Los efectos secundarios comunes incluyen: vómito, sentirse enfermo, hinchazón e indigestión, diarrea”.