• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político.

En 1940, Disney lanzaba la película Pinocho, el filme cuenta la historia de un anciano carpintero llamado Geppetto que talla una marioneta de madera y le pone ese nombre. El títere cobra vida gracias a un hada azul, quien le promete que puede convertirse en un niño de verdad si prueba ser “bueno, sincero y generoso”. Los esfuerzos de Pinocho para convertirse en un niño de verdad implican encuentros con una gran cantidad de personajes mal influyentes y estafadores.

En las primeras de la tarde del viernes pasado, Eduardo Petta afirmó en un grupo de Whatsapp que comparte con docentes, unas supuestas declaraciones de Santiago Peña al momento de estar siendo entrevistado en una radio AM. Para no amplificar aún más la noticia falsa es preferible ni entrar a detallar el tema ni mucho menos el punto en sí mismo. El ex ministro de Educación, hoy en campaña electoral para ser senador nacional, no le agregó ni un solo elemento que pudiese probar su afirmación, no hubo prints de pantalla de las redes sociales del medio, tampoco el audio donde se pueda escuchar a Peña diciendo lo que Petta estaba asegurando que dijo. Apostó a que una mayoría de ese grupo no iba a corroborar si lo que decía era verdad o mentira.

Lo que el precandidato a presidente de la República por el movimiento Honor Colorado sí dijo es que el ex ministro era uno de los responsables de la actual situación de la educación. Al parecer, eso fue lo que molestó a Petta y decidió lanzar lo que se conoce como un rumor; los rumores suelen surgir para condicionar el pensamiento o la conducta de las personas con una finalidad. Pese a que, al menos en un primer momento, no se puede confirmar su veracidad, los comentarios no tardan en reproducirse ya que suelen ser impactantes o polémicos. Un par de horas después, Peña lanzó un video que se hizo viral casi al instante, donde rechazaba todo lo que el ex ministro estaba haciendo correr en grupos de Whatsapp.

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La nariz de Pinocho crecía cada vez que decía una mentira, sus orejas también se agrandaban y se parecían a las de un burro cada vez que no iba a la escuela o había algo que desconocía. Se desconoce el estado en el que están la nariz y las orejas de Petta, aunque hay demasiados elementos para suponer.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, nos llama a construir desde el debate, frontal, franco pero sobre todo y principalmente con argumentos que puedan ser verificables y no con rumores infundados.

Etiquetas: #Eduardo#Pinocho

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