- Por Matías Ordeix
- Socio del Club de Ejecutivos
En nuestro país hay distintos tipos de empresarios/emprendedores. Una clasificación simple podría ser la siguiente. Primer tipo de empresario, es aquel que con fortuna ha heredado trabajar en el emprendimiento familiar, con mejor o peor tino, pero continúa con la empresa de sus progenitores. En segundo lugar, un empresario más joven, que ha iniciado desde cero su proyecto, y que hoy ya está asentado y reconocido en el mercado por su emprendimiento. Y finalmente, aparecen los novatos, aquellos emprendedores que están largándose con lo poco que han ahorrado durante algunos años a la difícil batalla de tener su negocio propio.
En el caso de los empresarios familiares, ya la curva de aprendizaje la tienen hecha, y conocen “al dedillo” cómo funcionan las cosas en nuestro país. Los segundos, les ha costado mucho comprender cómo es la burocracia estatal para hacer rodar sus negocios. No obstante, luego de golpes y tropiezos, hoy aceptan una realidad dura, pero es la que hay. El mundo ha cambiado, los procesos y trámites en la mayor parte del planeta se hacen en un 75% digital. Sin embargo, en Paraguay no y los “nuevos emprendedores” sufren mucho por ejemplo para: gestionar patente comercial en la municipalidad, inscribirse correctamente y comprender a la SET, o poder importar o exportar sin que la “tasa de lubricación” le sea exigida.
Efectivamente, así como indican la mayoría de los estudios en Latinoamérica, apenas 2 de cada 10 jóvenes pueden sobrevivir en sus emprendimientos formales. Incluso me animaría a decir que en Paraguay esta tasa es mucho menor. Y gran parte de la responsabilidad de esto es la burocracia que agobia con papeleo, recorrido de ventanillas, certificados sin criterio, trámites eternos y coimas. Y todo esto en su mayoría presencial, con un viacrucis que ni el más católico soportaría. Es una vergüenza cómo se truncan los sueños de tantos emprendedores que quieren hacer bien las cosas.
El Estado, las instituciones públicas, los municipios están para servir a sus ciudadanos y no para que los funcionarios se sirvan de ellos y abusen de su autoridad. Un país se construye entre todos, y son los empresarios/emprendedores, generando nuevas fuentes de trabajo, quienes aportan significativamente a la construcción de una sociedad con formalidad laboral. Si las instituciones no apoyan a quienes quieren emprender, le ponen un verdadero palo en la rueda, le piden “contribución para la corona”, las chances se ven reducidas, y solo los Hulks o los Thors podrán luchar contra tanta burocracia ineficiente.
Por último, y en respaldo a lo comentado previamente, resumo algunos datos de “El fin del trámite eterno”, publicación/estudio del BID del 2018. Los trámites presenciales le cuestan al Gobierno hasta 40 veces más caro de lo que podría costar el servicio equivalente a una plataforma digital. En la Unión Europea es posible empezar el 81% de los trámites en línea. En América Latina solamente el 7% de las personas reporta haber hecho su último trámite en línea. Fuerza Paraguay, todavía hay mucho por recorrer.