DESDE LA CABEZA

  • Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
  • Dr. Mime

Un amigo es una luz brillando en la oscuridad... y también es salud para el cuerpo y la mente. El ser humano es una especie social. Desde los primeros tiempos, las personas han necesitado cooperar para sobrevivir, y todavía lo hacemos. La base de la amistad es valorarse unos a otros: cada individuo ofrece algo que es valioso para otro individuo. Como humanos, valoramos a los demás por todo tipo de razones. Es posible que les gusten las mismas cosas que a nosotros, que tengan puntos de vista políticos similares o que quizás presten ayuda con el trabajo o las tareas del hogar. Una vez que decidimos que valoramos a alguien, la mayoría de las veces trabajaremos para mantener esa amistad.

Las investigaciones sugieren que la evolución ha seleccionado continuamente para aumentar la conexión social con la interacción social y las redes que juegan un papel importante en la supervivencia de las personas. De acuerdo con este marco, nuestros antepasados formaron conexiones sociales (trabajando juntos, compartiendo alimentos y ayudándose unos a otros) para sentirse seguros y protegidos. Los seres humanos están programados para conectarse y las conexiones sociales son una parte esencial de la buena salud y el bienestar; las necesitamos para sobrevivir y prosperar, al igual que necesitamos alimentos, agua y oxígeno.

De acuerdo a un estudio del 2014 la soledad no es causada por estar solo, sino por no tener una relación necesaria definida o un conjunto de relaciones. El estudio continuó sugiriendo que la soledad puede conducir a muchos trastornos psiquiátricos, como depresión, trastornos de personalidad, consumo de alcohol y trastornos del sueño, e incluso puede contribuir a problemas de salud física. Entonces, ¿la socialización ayuda a proteger contra los trastornos de salud mental? Es casi seguro. Tener amigos tiene el potencial de protegernos del impacto de la soledad, y tener amistades efectivas puede protegernos de los efectos adversos de la soledad. Las amistades efectivas brindan un fuerte sentido de compañerismo, mitigan los sentimientos de soledad y contribuyen tanto a la satisfacción con la vida como a la autoestima. Y hay un circuito de retroalimentación positiva. La falta de interacción social afecta no solo a nuestra salud mental. Estudios demostraron que una baja cantidad o calidad de los lazos sociales está relacionada con muchas afecciones médicas, como enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta, cáncer y función inmunológica deteriorada. El aislamiento social y la soledad tienen impactos negativos en la salud al igual que la obesidad, la inactividad física y fumar 15 cigarrillos al día, y están asociados con un aumento del 50% en el riesgo de demencia. Simplemente tomarse un momento para conectarse con alguien, incluso a través de una breve llamada telefónica, puede reducir los sentimientos de soledad, ansiedad y depresión y brindar beneficios para la protección del cerebro.

Entonces, finalmente, toda la evidencia sugiere que la socialización beneficia tanto nuestra salud mental como física. ¿Pero por qué? La clave podría ser la oxitocina. La oxitocina es una hormona y neurotransmisor, producido en el hipotálamo. Interviene en el parto y la lactancia, pero también se asocia a la empatía, generosidad y la confianza, todos los cuales son factores clave en las amistades. Esta sustancia tiene efecto sobre el cortisol, la hormona del estrés. Y, desde luego, también la amistad es algo DE LA CABEZA. Feliz Día de la Amistad. Nos leemos en una semana.

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