- Por Eduardo “Pipó” Dios
- Columnista
Últimamente, el Congreso, dominado por el oficialismo, entiéndase el equipo de la dupla Abdo-Velázquez o Velázquez-Abdo, ya que no se sabe quién tiene hoy la lapicera, y sus aliados en el “cogobierno”, llámese PDP, PLRA, Frente Guasu, Hagamos, PQ y demás deudos, se ha dedicado a sacar leyes anti-Cartes a como dé lugar. Al menos, que ellos creen que son anti-Cartes y en sus conciliábulos secretos donde elucubran sus teorías conspiraticio-electoralistas ellos y sus “asesores” van sacando y presionando mediáticamente para conseguir los votos, al precio que sea, ya sea por plata contante y sonante, favores políticos, negocios turbios con el Estado o lo que haga falta. El brazo mediático de los Zuccolillo y Vierci hace su parte y “decreta” que el país está mal por culpa del tabaco, o porque el Sportivo Pilarense lava dinero con la venta de jugadores.
Su desastroso gobierno, plagado de corrupción, impunidad, desgobierno, descontrol, falta de rumbos, violación sistemática de la Constitución y las leyes, destrucción de la poca institucionalidad no debe ser ni siquiera criticado levemente por nadie, porque inmediatamente la rosca mafiosa de la lavadora amarilla y el contrabandista azucarado saltan al cuello del atrevido.
Lamentablemente, para ellos ya la gente ha dejado, en su mayoría de comprar sus mentiras y sus campañas pagadas con dinero público, simplemente porque, en su desesperación por la falta de resultados, simplemente se han vuelto torpes, evidentes y grotescos.
Lo del Parlamento, que saca leyes inaplicables, que tampoco moverán ni la aguja electoral ni la firme decisión de los atacados y perseguidos de ir hasta el final, con una casi segura victoria electoral arrolladora, es simplemente otra pantomima grotesca más. Una demostración a las claras que estos facinerosos que usurpan funciones que jamás tuvieron y se dedican sistemáticamente al terrorismo de Estado, están desesperados y de salida. Muchos ya ven venir la llanura total, sin siquiera el carguito parlamentario que les dé fueros para cubrir sus tropelías o seguir vendiendo sus votos al mejor postor.
Falta poco, pero igual, a estar alerta, un chacal acorralado es más peligroso aún, y capaz de cualquier cosa. Si todavía pueden intentar cosas peores, ganas no le faltan y escrúpulos nunca tuvieron.