El análisis de lo que acontece en nuestro día a día en diversos ámbitos es de vital importancia para poder adentrarnos y conocer en mayor profundidad las diferentes aristas que engloban a nuestra macro y microeconomía, que nos permitan el basamento para definir el mejor diagnóstico posible, y en base a ello las coordenadas necesarias para seguir avanzando.

Diversos agentes económicos, como parte de sus trabajos de análisis y evaluación global de nuestra economía, señalan que la salud de la mayoría de los principales indicadores macroeconómicos siguen deteriorados.

Exponen sus inquietudes sobre la política fiscal que muestran cada vez mayores niveles de endeudamiento.

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Es por ello que deberíamos centrarnos en la aplicación de medidas correctivas que puedan encauzar las políticas macroeconómicas que nos permitan ir retornando gradualmente a los niveles observados antes del inicio de la pandemia sanitaria.

Hasta mayo último teníamos un déficit acumulado de 0,6% de la economía, y el anualizado de 3,6% vs PIB, ubicado por encima del 3% previsto en el presupuesto estatal de este año.

El resultado fiscal para el 2022 es incierto, lo cual podría seguir agudizado, si no se toman las medidas correctivas para limitar los incrementos observados dentro de los gastos corrientes en el PGN.

Las perspectivas fiscales hasta ahora al menos siguen siendo frágiles debido al elevado déficit fiscal que por cierto torna complicado estabilizar los niveles de endeudamiento.

Teniendo en cuenta que los indicadores macroeconómicos siguen observando debilidades estructurales, lo recomendable es que cuanto antes podamos volver a los niveles establecidos como máximo en la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF).

A ello también se suman los elevados índices de inflación a nivel país lo cual se percibe en el día a día, a la hora de adquirir los productos básicos de consumo que conforman la canasta familiar.

En los últimos doce meses el incremento de los precios fue de 11,5%, en tanto que durante el primer semestre del 2022 del 6%, según registros del Banco Central del Paraguay (BCP).

En realidad la percepción del ciudadano común es que los precios de ventas de diversos productos de consumo masivo se han incrementado en mayor magnitud.

No podemos también dejar de mencionar los aumentos observados en los niveles de pobreza que a la fecha se elevan a aproximadamente 2 millones de personas, causando una natural preocupación, teniendo en cuenta el deterioro de la situación social que trae aparejado y en donde la demanda por conseguir un puesto de trabajo sigue superando ampliamente a la oferta.

Teniendo en cuenta los aspectos enunciados precedentemente urge la implementación de medidas correctivas que permitan ir reconstruyendo en forma gradual y sostenida mejores márgenes de maniobra de las políticas macroeconómicas.

Resulta imperioso una mayor racionalización en los niveles de gastos, disminuyendo la contratación de nuevos empréstitos que afecten a nuestra capacidad de repago.

Paralelamente a ello debemos llevar adelante la muy necesaria reestructuración del Estado en los tres poderes, que nos permitan construir cada año un presupuesto mucho más equilibrado, donde haya espacio suficiente para inversiones en salud pública, calidad educativa, obras de infraestructura e investigación y desarrollo que constituyen los pilares sobre los cuales podremos ir construyendo un país más sólido, que nos permitan poder competir más razonablemente con otros de economías más avanzadas que la nuestra.

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