La conducción del Frente de Todos (FdT), la coalición oficialista que gestiona la Argentina desde el 10 de diciembre del 2019, por estas horas, luego de la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, solo tiene claro que sostendrán al presidente Alberto Fernández “para que llegue hasta el fin de su mandato”, una veintena de días antes que finalice el año que viene.
Sin embargo, el senador José Mayans, la principal espada de la vicepresidente, Cristina Fernández, en la Cámara Alta, antes de que Guzmán diera a conocer su dimisión a través de Twitter, al ser consultado sobre la continuidad de Alberto F., sin demasiada convicción respondió “creo que llegará”. Pasado el mediodía de ayer, Alberto, “atribulado y solo”, al decir de algunas fuentes que suelen tratarlo con frecuencia cada jornada, “trata él mismo de responder a ese interrogante”.
El enfrentamiento que mantiene con Cristina F., su segunda, desde largos meses, lo hace dudar -siempre de acuerdo con portavoces cercanos al jefe de Estado que exigen preservar sus identidades- “por momentos, si debe resistir a cualquier precio hasta que termine su mandato”. Dieciocho meses, “parece ser una eternidad cuando la inflación está desbocada, el poder de compra de los salarios licuado y, las reservas que atesora el Banco Central (BCRA), en la práctica, no existen. Se acabó la plata”. Y, por qué no escribirlo, también parece haber tocado fondo la gestión política. Hasta tal punto que un grupo de allegados a la vicepresidenta creen que la única salida es que Cristina F. sea candidata a la presidencia. Con poco equilibrio para sugerir, los que la impulsan a ello no miran con atención múltiples encuestas que, con coincidente precisión, revelan que quien fuera jefa de Estado entre 2007 y 2015, cada día que pasa está peor en la consideración de la ciudadanía con más de 60% de valoración negativa. Y, por si con ello no fuera suficiente, en poco tiempo más, un fiscal federal, Diego Luciani, tendrá que alegar públicamente para acusarla o no de la presunta comisión de actos de corrupción con obras públicas que favorecieron a un empresario amigo de Néstor Kirchner -presidente 2003-2007- su esposo fallecido.
¿En el supuesto de una condena contra Cristina F., cambiará en su favor la valoración social negativa? ¿Podrá ser candidata para algún cargo público? ¿Cómo saberlo hoy cuando nada ni nadie sabe con seguridad cómo finalizarán sus más pensadas acciones? De hecho, en la tarde del sábado, cuando Cristina intentaba iniciar una operación política situada para ungirse como candidata inevitable a presidenta en 2023, un actor político irrelevante -sin partido ni votos- como lo es Martín Guzmán, con un tuit, dinamitó aquella intencionalidad y, por si no fuera suficiente, ganó la tapa de los diarios que -aún en tiempos de infocracia- son la cartelera que da cuenta de la agenda política. “Pensó en un lanzamiento y terminó eyectada”, describió en reserva un allegado a la Casa Rosada, sede del gobierno federal argentino.
Hasta el momento del cierre de esta edición -avanzada la tarde de ayer- se desconoce no ya quién será el relevo del ex ministro de Economía sino hacia dónde se habrá de direccionar la gestión política de la economía y las finanzas públicas para intentar encauzar las dificultades argentinas que, entre otras causales, emergen de los desencuentros y tensiones al interior de la coalición de gobierno. ¿Se sabrá en la noche? ¿Pero, es importante en este esquema saber quién habrá de ser el reemplazante del ministro renunciado? Sin dudas que sí porque de esa comunicación se podrá dilucidar si las diferencias en el Frente de Todos se cierran o no.
Dos economistas del más alto nivel -que tampoco quieren ser identificados- pasadas las 3 de la tarde dominguera, al ser consultados sobre la situación, con mínimas variantes, coinciden y se complementan en sus respuestas. “No tiene sentido destacar que la situación es de extrema gravedad”, responde uno de ellos y agrega: “Sería absurdo e inconducente decretar un feriado bancario o cambiario mañana lunes 4 de julio, feriado en los Estados Unidos por lo que no habrá operaciones en los mercados de todo tipo. Antes de generar una medida de ese calibre que cargaría de desconfianza a los operadores económicos y a la sociedad, es muy probable que esperen el inicio local de las operaciones para analizar qué hacer”. Por su parte, el otro especialista interlocutor agregó con preocupación que, “por lo que trasciende informativamente con el presidente Alberto Fernández, desde muy temprano está reunido Sergio Massa, titular de la Cámara de Diputados y algunos otros actores públicos de menor relevancia. Hay que mirar hacia allí porque en el transcurso de la mayor crisis política de este gobierno desde que asumió el 10 de diciembre del 2019, en ese cónclave -por lo que se deja trascender- no se encuentra la vicepresidenta Cristina Fernández, líder del kirchnerismo y la que tiene los votos que le faltan al jefe de Estado para respaldarlo y construir juntos una base de sustentación política para hacer creíble la economía”.
Un veterano peronista muy crítico con el gobierno y su gestión, sostiene ante este corresponsal que “no creo que, pese a las informaciones que circulan sobre que Massa dejará la Cámara de Diputados para hacerse cargo de la economía, eso se cumpla. Porque carece de conocimientos técnicos -es abogado con muy poca antigüedad- y, como titular de la Cámara Baja, tiene estabilidad hasta diciembre del 2019, por lo menos; es el cuarto en la sucesión presidencial en caso de acefalía; y, como ministro podría ser prescindible en el próximo capítulo de la crisis crónica argentina, que no terminará en esta oportunidad”.
Mientras, la principal coalición opositora -Juntos por el Cambio (JxC)- desde poco antes del mediodía de ayer estaba reunida para tomar decisiones en conjunto y sin fisuras. Patricia Bullrich, presidente del PRO; Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la capital argentina; Miguel Pichetto, titular del Peronismo Republicano; el diputado Mario Negri; Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), junto con allegados y, tal vez, el ex presidente Mauricio Macri (en torno del 60% de imagen social negativa), “esperan con prudencia y siguen con atención la crisis interna en el seno del gobierno”, sostienen tres fuentes tan seguras como reservadas. Simultáneamente, tanto desde el peronismo tradicional como desde otros sectores, hay quienes imaginan -dentro de la más absoluta legalidad- que “se debería convocar a una asamblea legislativa para designar un presidente provisorio para que llame a elecciones”. Todo puede pasar.