Solo los que la padecen saben cuan incapacitante puede ser. La migraña o jaqueca, como se la conoce, es más que un simple dolor de cabeza: es un latigazo impresionante de dolor y de otros síntomas que disminuyen la calidad de vida de quienes la padecen, así como su capacidad laboral, de estudio y rendimiento, su vida social y hasta su descanso. Pero... ¿Por qué no logramos encontrar la clave? ¿Qué mecanismos esconde el cerebro que no nos dejan abrir la puerta a un tratamiento eficaz? Pues bien, hay tres causas fundamentales para que el recorrido sea tan largo: El desconocimiento que tenemos sobre la patología, los tratamientos empleados y la asistencia que se brinda a quienes la sufren.
Todo lo que rodea a la migraña y sus síntomas es difícil de explicar. Tanto el dolor que la caracteriza como las extrañas sensaciones que tienen algunos pacientes antes de padecerla (lo que conocemos como prodromos y como aura), la resaca que sigue al dolor, el mareo, la molestia abdominal o la especial sensibilidad a ciertos estímulos. Es cierto que poco a poco vamos comprendiendo la causa de esas auras que son los síntomas irritativos, visuales o de lenguaje que preceden al dolor en algunos pacientes, así como de los síntomas premonitorios y del propio dolor. Incluso somos capaces de localizar las principales estructuras cerebrales implicadas en estos fenómenos y los neurotransmisores que las activan. Pero, al final, no terminamos de entender el cerebro migrañoso.
No estamos seguros de cuáles son los mecanismos genéticos que hacen que un cerebro hiperexcitable, quizá incluso desadaptado, responda con dolor a cambios propios o del entorno. Y tampoco comprendemos del todo las causas por las que este cerebro termina generando un “ataque de migraña sin fin”, dando lugar a dolor diario, o cuanto menos, periódico. La clave para despejar estas incógnitas podría residir en aceptar que el cerebro no es solo una concatenación de grupos neuronales. Funciona como una red, y nos exige conocer los nodos regionales y las conexiones a larga distancia. Para afrontar este reto, en el caso del cerebro, necesitamos la colaboración de ingenieros y matemáticos. Sí, aunque suene increíble, así es.
Hasta hace pocos años, el tratamiento de la migraña se basaba en usar fármacos diseñados para otras indicaciones que parecía que podían ser útiles en migraña. Los antiinflamatorios, antihipertensivos, antiepilépticos o antidepresivos eran nuestro principal arsenal terapéutico. Además, a principios de la pasada década empezamos a usar la toxina botulínica, que cambió la vida de un buen número de pacientes antes de que entendiéramos cómo combatía la migraña. La situación cambió radicalmente cuando se identificó un neurotransmisor llamado “péptido relacionado con el gen de la calcitonina” –conocido por su acrónimo en inglés CGRP– que estaba implicado en bastantes pasos de la génesis y el mantenimiento de la migraña.
A partir de ese descubrimiento comenzamos a diseñar fármacos que actuaban sobre este neurotransmisor. Pero aunque así conseguimos –y conseguiremos– mejorar a un buen número de pacientes con migraña, los médicos que atendemos a estos pacientes sabemos que la migraña no es simplemente una “CGRP-patía”. Nos quedan muchos elementos sobre los que actuar. Para empezar, porque hay otros neurotransmisores y otros lugares sobre los que influyen. Pero es que, además, hay conexiones en las situaciones de dolor, sobre todo con la corteza cerebral, en las que aún no somos capaces de intervenir. Si la migraña consiste, como dijimos antes, en un cerebro desadaptado que responde a los cambios con dolor, habría solo dos vía para curarla: o bien modificamos ese comportamiento cerebral, o bien aislamos al paciente en una burbuja. De lo primero no somos aún capaces, y lo segundo es inconcebible.
De poco sirve que acumulemos conocimientos y tratamientos para aliviar a los pacientes con migraña si no somos capaces de aplicarlos. Si no conseguimos que, tanto en las unidades especializadas en cefaleas como en cualquier consulta de neurología, de atención primaria o de otras especialidades, se conozcan y apliquen. Es indiscutible que hay que trabajar por la mejora de las estructuras asistenciales, por reducir las barreras que impiden a los pacientes ser atendidos por los profesionales formados y recibir los tratamientos que requieren.
Simultáneamente, debemos trabajar para convencer a los pacientes con migraña de la necesidad de pedir ayuda. Hay razones para el optimismo. La cura de la migraña podría estar cerca. Porque hay muchos científicos aumentando el conocimiento de la misma y muchos médicos interesados en ayudar a los pacientes que la sufren. Pacientes que pueden convertirse en aliados para mejorar la asistencia y que, afortunadamente, ya han empezado a moverse. Porque la migraña, como otros dolores, es algo que a los médicos nos tiene DE LA CABEZA. Nos vemos en siete días.
Milei asumió la presidencia en medio de una difícil situación
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Javier Gerardo Milei es el flamante presidente de Argentina. Unas pocas horas después del mediodía de ayer domingo, que fue el Día Mundial de los Derechos Humanos, comenzó su gestión con un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) por el que reduce de 18 a 9 la cantidad de ministerios con los que habrá de gestionar su programa de gobierno.
Por Ricardo Rivas
Corresponsal en Argentina
X: @RtrivasRivas
Nada ha dicho, hasta ahora, sobre la jefatura de gabinete de ministros que fuera creado cuando la reforma de la Constitución Nacional en 1994 como una instancia para darle estabilidad al sistema institucional en los momentos de crisis y cuyo titular tiene como responsabilidad la ejecución del presupuesto nacional. Si se respeta el mandato constitucional mencionado, Milei tendrá dos ministerios más que los que prometió durante el año de campaña.
En ese contexto, su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, la vicepresidenta, no tendrá a su cargo las áreas de Seguridad y Defensa –ambas con rango ministerial– que serán liderados respectivamente por Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes fueron adversarios de ambos para alcanzar la Presidencia, en representación de la coalición Juntos por el Cambio que lideraba el expresidente Mauricio Macri (2015-2019). Sorprendente.
El nuevo jefe de Estado, en su mensaje a la población, reseñó descarnadamente el mal estado de las cuentas públicas y sin anestesia no solo anunció que “comienza una nueva era en la Argentina (en la que) damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y crimen”, sino que informó que con su administración “comenzamos la reconstrucción de nuestro país”.
Recién llegado al poder no trepidó en anunciar que “no hay vuelta atrás” en su iniciativa y declaró que con su emergencia “hoy enterramos décadas de fracasos”, porque “comienza una era de paz y prosperidad, desarrollo, libertad y progreso”. En más de un tramo de su discurso inicial sostuvo que “no hay plata” y que para la recuperación “no hay alternativa al ajuste”. Desde la multitud sus palabras fueron aplaudidas. Ovacionadas. “Milei, querido, el pueblo está contigo”, coreaba una manifestación enardecida.
Mientras, por una pequeña puerta lateral la dos veces presidenta y vicepresidenta saliente, Cristina Fernández, que horas antes ingresó al edificio parlamentario haciendo “fuck you” a un grupo de ciudadanos que la abucheaba, se retiró detrás de los vidrios polarizados de su custodia también entre sonoros insultos. El poder es impiadoso cuando deja de ser.
Desde los balcones de la Casa Rosada –el objeto del deseo de las y los políticos en la Argentina– a donde arribó cerca de las 14 horas el presidente Milei, reiteró la pobreza recibida y el inicio de la recuperación. “Los argentinos de bien hemos decretado el fin de la noche populista”, tronó su voz. Vítores se elevaron desde la Plaza de Mayo.
Vale señalar que el DNU que firmó Javier Milei como el primero de sus actos de gobierno, en el Congreso de la Nación, será analizado por las y los legisladores quienes tienen como misión aprobarlo o rechazarlo. Generalmente, se descuenta la aprobación parlamentaria de esos instrumentos de gestión política, aunque es necesario destacarlo, ayer Milei no tuvo gestos amables para con las y los integrantes de la Asamblea Legislativa ante cuyos integrantes no pronunció el mensaje para comenzar su período de gobierno, que prefirió expresarlo en las escalinatas del edificio legislativo frente a una manifestación popular que lo vivaba. Las y los legisladores –incluso los propios– se sintieron desairados. Ofendidos. “Debe gobernar también con el Parlamento”, se quejó el diputado Miguel Pichetto ante el periodismo al que pidió “dejar de decir tonterías”.
Además de los manifestantes, a Milei también lo escucharon, sentados bajo un sol abrasador algunos dignatarios que como el rey de España Felipe VI; el jefe de Estado de Ucrania, Zelenski Volodímir, y los presidentes Santiago Peña, de Paraguay; Luis Lacalle Pou, de Uruguay; Daniel Noboa; el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, entre otros, soportaron una temperatura ambiente inclemente.
El señor Milei –después de Néstor Kirchner (2003-2007); Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015); Mauricio Macri (2015-2019); y Alberto Fernández (2019-2023)– es el sexto mandatario que asume el cargo en un contexto de alternancia democrática emergente del cumplimiento de las prescripciones constitucionales y las leyes.
Todo un logro para un país que, desde 1983 –justamente ayer– cumplió 40 años desde el momento en que devastada la economía, sin poder político alguno y derrotada en el campo bélico después de perder una guerra contra el Reino Unido de la Gran Bretaña por la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, finalizó la última dictadura cívico-militar cuyo último dictador, Reynaldo Bignone, entregó los atributos del mando al presidente Raúl Alfonsín (1983-1989), reconocido desde entonces como “el padre de la democracia”. Esto recién comienza.
Este lunes, a las 8 horas -bien temprano- se anunciarán las primeras medidas de gestión económica para iniciar la “era de paz y prosperidad, desarrollo, libertad y progreso” que prometió el señor Milei. De las palabras a los hechos, como dice la voz popular, “hay mucho trecho”.
“Hora de avanzar en una política sin maquillaje”
Mario Paz Castaing remarcó que con Milei se espera el cambio a través de soluciones concretas.
Javier Milei juró como presidente de la República de Argentina e hizo hincapié en su objetivo de reestructurar las potencialidades del país, dejando atrás la crisis en la cual se encuentra sumida. Al respecto, el analista político y experto en relaciones internacionales Mario Paz Castaing remarcó que con Milei se espera el cambio a través de soluciones concretas.
“Una frase de Milei en un discurso demoledor de la realidad argentina: ‘Prefiero la verdad incómoda a una mentira confortable’. Es hora de avanzar sin cosmética ni maquillaje, es la política reclamada en todas partes por toda la gente y además con soluciones concretas”, expresó Paz Castaing a través de la red social X.
Por otra parte, con respecto al discurso del nuevo presidente argentino, el analista político remarcó que Milei tendrá éxito en su gestión siempre y cuando deje la reelección en segundo plano. Afirmó además que si no adopta las medidas fuertes para el cambio, por miedo a no ser reelecto, tendrá asegurado el fracaso.
Milei es el “nuevo contrato social”
Las reacciones de los actores políticos en nuestro país no se hicieron esperar tras la toma de posesión del nuevo presidente argentino.
El exsenador Fernando Silva Facetti destacó el discurso del nuevo mandatario argentino, en el cual los principios de libertad constituirán los pilares esenciales de su gobierno.
“Javier Milei es el nuevo contrato social que eligió la Argentina. Liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”, mencionó el exparlamentario a través de la red social X, recordando parte del discurso del presidente argentino.
Silva Faccetti destacó la manera en que Milei dejó en claro las garantías innegociables que se ejercerá sobre las instituciones fundamentales como la propiedad privada, los mercados libres de la intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo, entre otros factores, dejando en claro el rumbo que tendrá la nación argentina desde esta nueva administración.
“Un país en que el Estado no dirija las vidas de sus ciudadanos, sino que vele por los derechos”, remarcó el exsenador. Esto sin dejar de reconocer que los cambios no podrán ser factibles de la noche a la mañana; por ello, se hizo eco de los “últimos malos tragos” que deberá afrontar la Argentina, como lo anunció Milei, antes de acercarse a la estabilidad deseada.
El viaje más difícil: ir a cubrir una guerra en Medio Oriente
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El 7 de octubre de 2023, se produjo en el sur de Israel lo que los israelíes consideran como su propio 11 de setiembre. La reacción como tal ha provocado que todas las miradas del mundo se centren directamente en esa pequeña porción de territorio en el vibrante y dinámico Medio Oriente, que amenaza con escalar a una situación más peligrosa, involucrando a otros países y organizaciones de todo tipo.
Por Juan Carlos dos Santos
Enviado especial @juancads
Me entusiasmé apenas cobró fuerza la posibilidad de viajar a Israel para informar desde la misma zona del enfrentamiento entre la Fuerza de Defensa de ese país y el grupo terrorista palestino islamista Hamás. Sin embargo, algo me decía que no debía excederme en ese entusiasmo porque consideraba muy baja la probabilidad real de que se finalmente se concrete.
Luego de los trágicos sucesos del 7 de octubre pasado, se normalizaron las masivas cancelaciones de vuelos de todas las líneas aéreas hacia Israel, algo totalmente comprensible y, además, eran más quienes querían abandonar territorio israelí, por cualquier medio y a cualquier costo, que quienes llegaban, salvo los reservistas, llamados para reforzar las filas de la FDI (Fuerzas de Defensa de Israel).
Lo que comenzó casi como una broma con el director de Nación Media, José María Agüero, tomó forma cuando descubrimos que sí existían vuelos que llegaban a Israel, pero era una única línea aérea de ese país y lo hacía desde Europa.
La posibilidad se fortaleció cuando comencé a indagar sobre la operatividad del aeropuerto con algunos conocidos que viven en Israel y todos me dijeron dos cosas: el aeropuerto está activo, pero solo llega una línea aérea y lo otro, “si llegás, avisame”. Alguien me ofreció hasta el sofá, con tal de que llegue y pueda contar desde el terreno de operaciones la realidad de lo que sucedía y que el mundo comenzaba a dudar. Alojamiento ya tenía, solo faltaba el vuelo.
MUCHAS PREGUNTAS, POCAS RESPUESTAS
Al cumplirse una semana del ataque de Hamás, la posibilidad real de viajar comenzó a acrecentarse mucho más; había lugares en un vuelo comercial desde Frankfurt hacia Tel Aviv y mirando aquí y allá, Verónica, la compañera del área administrativa, y quien estaba en la misma cruzada que yo, realizó la compra de un asiento. Ya no había vuelta atrás.
Lo que había comenzado como un deseo casi efímero de pronto se volvió real y nadie está preparado para digerir una situación así, cualquiera sea la circunstancia.
Las preguntas comenzaron a surgir. ¿Y si no me dejan entrar?, ¿cómo le digo a mi familia?, ¿tengo equipos para un trabajo como ese?; pero la peor de todas las preguntas que me hice fue ¿y si no regreso?
Mi plan de vida, al igual que el que todos tenemos pero que no podemos asegurar que lo vamos a cumplir, no contempló nunca la posibilidad de ir a terminar mis días en una porción de un desierto del Medio Oriente y en una guerra que no me afectaba.
¡Error!… sí me afectaba. Israel me ha dado muchos amigos y necesitaban mi grano de arena como aporte. Además, esta situación, de no ser corregida ahora, tarde o temprano iba a trasladarse a otros lugares del planeta, afectando incluso a nuestro país, a nuestras ciudades, a nuestros barrios, a nuestros hogares y a nuestros seres queridos.
De ahí surge el lema israelí que decora la operación Espadas de Hierro: “Occidente, van por ustedes”.
En varios lugares del hotel se colocaban indicaciones para llegar a los diferentes refugios, ubicados en el primer subsuelo hasta el cuarto
RUMBO AL MEDIO ORIENTE
La decisión estaba tomada y no había vuelta atrás. Era hora de comenzar el viaje para realizar un trabajo que muchos querrían hacerlo, pero pocos tienen la oportunidad de concretarlo.
Una reunión familiar con motivo de mi cumpleaños el sábado 14 fue el momento perfecto para darles la noticia a todos. Esta vez no hubo ni felicitaciones ni satisfacción por ser elegido para hacer un trabajo en otro país. Todos se cuidaron de no decir nada que pudiera sonar a “por última vez” ni en mi familia, ni en el trabajo, ni con los amigos. Y es que la posibilidad real existía. “Buen viaje” y “cuidate”, sonaban una y otra vez.
Partí el 18 de octubre. Tras un largo vuelo de Asunción a Madrid, tomé otro a Frankfurt (Alemania), desde donde saldría el vuelo directo a Tel Aviv (me cuidada de no decir en los mostradores de las líneas aéreas “destino final: Tel Aviv”).
UN TALIBÁN SORPRENDIDO
Ya en Frankfurt, coleccioné la primera anécdota. El taxista que me llevó del aeropuerto hasta el hotel, antes de embarcarme al día siguiente en el último tramo, era un refugiado afgano. Su nombre, Karim, y confesó haber combatido para los talibanes, pero su poco afecto al islam lo metió en problemas y huyó de su país antes de ser ejecutado por sus antiguos compañeros.
Al enterarse del motivo de mi viaje, me dijo: “¡Estás loco, hermano, vas a un lugar muy peligroso!”. Comencé a entrar en razón de la situación, ya que un excombatiente talibán era quien opinaba. “Vaya que si es peligroso, entonces”, pensé, pero ¿qué podía hacer?
DOS TEMORES ANTES DE LLEGAR
Previo a trabajar ya propiamente sobre la situación bélica, tenía dos preocupaciones, una bien fundada y la otra finalmente no fue para tanto.
La primera, volar cerca de las costas del Líbano, dominadas por el otro grupo terrorista proiraní, Hezbolá, luego de cruzar el Mediterráneo, pero la línea aérea israelí no solo tiene una ruta diferente, sino también una protección extra. Está dotado de un sistema que es capaz de “engañar” a cualquier misil o cohete que lo ataque, lanzando bengalas térmicas invisibles, que logran desviar la atención de los atacantes haciéndolos estallar mucho antes de llegar al objetivo, un avión comercial con 300 pasajeros a bordo. Todo eso, automatizado y sin necesidad de intervención humana.
La segunda, era no tener problemas para ingresar a Israel, pero dado que antes de abordar en Frankfurt sorteé cinco rigurosos controles, tanto personal como de mis pertenencias, más un minucioso interrogatorio, las autoridades migratorias israelíes no fueron un problema e incluso fue más simple que las veces anteriores que me tocó llegar a ese país para participar de capacitaciones.
Era el comienzo de 8 días intensos, emotivos, desgastantes física y mentalmente, pero muy satisfactorios.
Las fotografías de los más de 220 rehenes en manos de los terroristas se dejaban ver en cualquier sector de todas la ciudades israelíes
LA HABITACIÓN, EL RESTAURANTE Y EL... REFUGIO
La presencia en el aeropuerto Ben Gurión del encargado de negocios de la embajada paraguaya, Lucas Franco, ayudó a sobrellevar esos primeros momentos de la llegada. Ya camino al hotel, me fue contando todas las situaciones por las que tuvo que atravesar enviando a casa a varios compatriotas que quedaron atrapados por este enfrentamiento.
Apenas me había registrado en el hotel, lo primero que me indicaron fue la ubicación de los refugios, algo comprensible por la situación. Nadie estaba en modo turista, todos en modo supervivencia y tratar de llevar una vida más o menos normal hasta que se escuchara el sonido de las sirenas en la ciudad, eso alteraba toda la rutina y la tranquilidad, ya sea en el trabajo, en un lugar recreativo o simplemente durmiendo.
LA PRIMERA NOCHE SIN DORMIR
La mente es capaz de generar por sí sola escenas o escenarios casi irreales. La primera noche no dormí y luego de participar en un programa del canal GEN y de radio Universo 970 AM, me pasé mirando la ciudad desde el piso 11 donde me alojaba, esperando ver algo, sea lo que fuere.
Al día siguiente, mientras preparaba mi agenda y escribía a mis contactos en Israel, viví la primera situación de alarma. Sin dudar corrí a las escaleras y comencé a bajar, rodeado del atrapante sonido de las sirenas que nadie puede obviar por más grande que sea la ciudad.
Al llegar al refugio (tres pisos bajo el suelo, el cuarto es para los niños), ya todo se había normalizado, no escuché las explosiones generadas por la intercepción de los antimisiles del afamado sistema Cúpula de Hierro. Luego vendrían otras cinco alarmas más y varias explosiones, no había por qué apurarse.
El domingo 22, un día y medio luego de mi llegada, recibo un mensaje de la directora de la organización israelí Fuente Latina, invitándome a participar de un recorrido con otros periodistas por la zona sur donde se produjo la matanza a manos de los terroristas de Hamás.
CHALECO, CASCO Y RUMBO AL SUR
Al día siguiente, a las 10:00, con mi casco azul, uno de los dos colores que debe utilizar el personal de prensa en zonas de conflicto (el otro color es el negro), mi chaleco antibalas con la inscripción “Prensa” y todo mi equipo para grabar, con las baterías al 100 %, partimos hacia Netivot, una ciudad del sur de Israel, como parada previa para luego intentar llegar al kibutz Be’eri, uno de los lugares más afectados y en el cual los atacantes irrumpieron con una saña sádica que sobrepasó cualquier límite de terror.
Debido a que la cantidad de periodistas que salimos de Tel Aviv lo permitía, el plan era llegar a Netivot y de allí pasarnos a un vehículo blindado y llegar en él a Be’eri, a dos kilómetros de Gaza.
Hamás seguía atacando por aire a las comunidades del sur de Israel y se estimaba que entre 500 a 700 de sus integrantes aún seguían por la zona, portando algunos de ellos lanzacohetes y armas largas.
Pero al llegar a Netivot, la primera parada, cambiaron los planes y decenas de periodistas europeos y norteamericanos subieron a nuestro bus, y así, con gente parada y sus equipos a cuesta, tuvimos que seguir el viaje rumbo a Be’eri en el mismo transporte en el que partimos de la estación de buses de Tel Aviv.
NADA DE “EN VIVO”
Por el camino, la gente de la oficina de prensa del Gobierno de Israel nos hizo firmar un documento, eximiéndolos de responsabilidad en caso de cualquier altercado que pudiéramos sufrir (incluía perder la vida o ser secuestrados), algo muy lógico, pues todos éramos conscientes de que a un parque de diversiones no íbamos.
Otro pedido que llamó la atención, pero luego en carne propia logramos comprender la razón, fue el no realizar transmisiones en vivo ni subir nada a nuestras redes sociales mientras dure nuestra presencia en el kibutz, pero podríamos grabar y decir todo lo que se nos antojara, no había restricción salvo no mostrar el rostro de los combatientes, para eso estaban los portavoces del Ejército.
Luego de la primera alarma, decidí colocar algunas prendas y documentos necesarios cerca de la puerta para poder salir con ellos rápidamente rumbo al refugio
DISPARO DE BIENVENIDA
El interior del bus era una torre de Babel, atrás mío iban sentados tres periodistas de Uzbekistán, delante iba una de la prensa china hablando en inglés con un periodista israelí, el uruguayo quedó muy al fondo y quería ir más adelante, el argentino miraba algo preocupado porque quizás recordaba que había estado antes en Ucrania, los alemanes iban grabando y narrando todo, los norteamericanos exigían los mejores lugares y de repente… un silencio sepulcral.
Llegamos a Be’eri y al lado derecho, una columna de tanques Merkava IV esperaba su turno para desplazarse y al izquierdo, un edificio totalmente destruido e incendiado. La magnitud de lo que estábamos por ver hacía su carta de presentación a poco de ingresar al kibutz.
Otro Merkava IV que se encontraba algo distante nos saludó realizando disparos hacia posiciones de Hamás, que solo se encontraba a dos kilómetros del lugar al que llegamos.
Próxima entrega: Un lugar de muerte, destrucción y sirenas diarias
Estos días fueron bastante tristes. Se reunió la oposición y el oficialismo echando fuego a la misma hoguera para que erupcione en un día cualquiera, como ayer, en una jornada difícil de digerir.
Como si no bastara la desconfianza en la verdad de las certificaciones académicas de varios miembros del Congreso, la discusión increíble sobre si debería desembocar en un permiso o en una renuncia en esa especie de “destino manifiesto” de la política paraguaya de generar ciclos eternos sobre un mismo problema, ya cargó una tensión innecesaria. Surgieron más asuntos, que aunque se esforzaran las redes en dibujarlas como tragicómicos, solo eran trágicos, como Chaqueñito y su mayordomo, la pornográfica discusión sobre quién se “comió” a quién entre líderes políticos, y este día para olvidar recién acaba con varios senadores haciendo bromas sobre títulos en la sesión de la tarde, como si para los paraguayos esta tragedia de la mediocridad vestida de academia fuera una comedia.
Al mismo tiempo, en los EE. UU. Santiago Peña, el presidente, compartía una mesa nada menos que con la figura mundial más relevante de los últimos tiempos, Jeff Preston Bezos, fundador de Amazon; y hablaban del desarrollo sostenible como ecuación inevitable del futuro, y reclamaba ante la OEA las trabas a la navegación, departía con congresistas de EE. UU., dialogaba el principal mando de seguridad para la región, asegurando programas de cooperación, pero.. toda la atención estaba centrada en el tesapo’ê y otras agendas rastreras y no restaba nada para lo trascendente, para aquello que nos saca de nuestra hondura aldeana.
El asunto es escoger en qué visión de país queremos montarnos. Una visión que eternice el juego perverso del canibalismo (y al mismo tiempo a los caníbales) o una que dé prioridad al debate de los grandes asuntos que deben marcarnos una agenda de futuro como la educación, la salud, la seguridad y el empleo.
El contraste que vivimos ayer miércoles, en el todos contra todos crujiente en morbo, objetivado en la mediocridad como tema central, versus un mandatario tratando de establecer vínculos con un mundo distinto, es lo que debe conmover el status quo de quienes enarbolan la bandera sobre que " así nomas luego tiene que ser en Paraguay”.
Cambiar la política es responsabilidad de oficialistas opositores, medios, motociclistas, jugadoras de fútbol, maestros, mecánicos, diseñadores gráficos, abogados, heterosexuales, homosexuales, católicos, protestantes, incluso buenos y malos, pero debe existir una condición de cambio que debe ser innegociable: el escenario debe ser la probidad.
Este escenario de probidad es el que hará que salten los fusibles, y los éticos y eficientes ganen siempre el juego a los inescrupulosos y mediocres, porque el escenario mencionado es una pista sintética para los capaces y un terreno fangoso para los indecentes. Por eso no basta con cambiar personas cuando el escenario (tradiciones, rencores, odios políticos, etc.) sigue igual. Partidos tradicionales y partidos novedosos deben removerse de sus viejas mañas y soltarse del abrazo de la vieja política.
La prevalencia de la hepatitis C en Paraguay es muy baja, el Ministerio de Salud Pública busca dar una respuesta positiva a una infección considerada “curable”. Desde el Programa Nacional de Control de VIH/sida (Pronasida) y otras ITS –infecciones de transmisión sexual– se provee de medicación antiviral a los pacientes con hepatitis C crónica.
La Dra. Tania Samudio, directora del Pronasida, señala que desde hace unos meses el país cuenta con la medicación pangenotípica para tratar las infecciones por el virus de hepatitis C: el Sofosbuvir que combinado con el Daclatasvir es la medicación indicada para tratar esta afección.
La toma diaria del medicamento es de 12 a 24 semanas, según el cuadro del paciente. Esta combinación de antivirales también se emplea para aquellos pacientes que presentan hepatitis C simultáneamente con infección por el VIH.
Los antivirales pueden curar más del 95% de los casos de infección por el virus de la hepatitis C, lo que reduce el riesgo de muerte por cáncer de hígado y cirrosis. La medicación está disponible en forma gratuita en servicios del Ministerio de Salud, para pacientes del sector público y del sector privado, a través de los servicios de atención integral al VIH y otras ITS (SAI).
Además, en el Instituto de Medicina Tropical, en Asunción, sitios donde además se ofertan las pruebas rápidas para hepatitis C, serología y carga viral para esta enfermedad.
Los laboratorios de la Red Nacional pueden remitir al laboratorio de referencia del Pronasida las muestras para carga viral y genotipificación del virus de la hepatitis C. Así también, el laboratorio del Pronasida da respuesta en los casos de brotes en los centros de diálisis para realizar la serología a todos los usuarios expuestos hasta su seguimiento total.
Se realiza la carga viral a todos los dializados que resulten reactivos por la serología.