- Por Aníbal Saucedo Rodas
- Periodista, docente y político
Desde los medios contribuimos para que la memoria social sea removida constantemente, antes de que se consolide en la conciencia colectiva. Así los errores se refugian bajo el olvido, las equivocaciones se sustituyen por lo más nuevo y las incoherencias políticas se justifican por el pragmatismo de los acuerdos y los consensos. De esta manera quedaron suspendidos en el aire los rayos que presagiaban la destrucción de la tierra. El Leviatán de Job, de los Salmos y de Isaías sigue durmiendo en el fondo del mar. La copa de la ira del Apocalipsis volvió mansamente al cristalero. Y la bestia del último libro de la Biblia se tomó una siesta. Los senadores de la oposición, en mayoría, y del oficialismo gubernista, en su totalidad, que amenazaban con quemar las ternas enviadas para reemplazar a los jubilados miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) y devolver las cenizas al Consejo de la Magistratura (CM), finalmente, prefirieron emular al mejor amigo del hombre en la versión de los Proverbios. No nos estamos volviendo místicos. Solo que estas figuras se nos aparecieron como instantáneas con el correr de las teclas y decidimos aprovecharlas. Mientras, algunos diarios acompañaron el silencioso cortejo de sus catastróficos titulares. Cuando un escándalo ya fue derrotado por el sentido común (lo que no siempre ocurre), hay que prenderse de otro.
Hace exactamente una semana decíamos que los líderes de la oposición, con su actitud irracional y autocrática, estaban confirmando ser más de lo mismo. Que, si ambicionaban presentarse como el cambio ante la sociedad, tenían la responsabilidad de ser diferentes. Efraín Alegre, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), y el referente más visible dentro de la Concertación Nacional Opositora 2023, denunció un soborno (sin pruebas) de 500 mil dólares, de parte de Horacio Cartes, a los miembros del Consejo de la Magistratura. Lo afirmó durante un acto público en Ciudad del Este. El senador Fernando Lugo, del Frente Guasu y cabeza de la otra concertación, Ñemongeta por una Patria Nueva, calificó de “vergonzosas” ambas ternas. De paso reivindicó el pernicioso cuoteo político que antepone los intereses partidarios a la excelencia. Su colega y alter ego, Miguel Fulgencio Rodríguez, sobrepasó todos los límites de la institucionalidad y la cordura: “El que tiene 23 votos manda” en la Cámara Alta. El vicepresidente de la República y aspirante la Presidencia, Hugo Velázquez, se sumó al coro de las críticas: “Una vez más, nuestra democracia y las instituciones republicanas están en riesgo”. Como suele decirse vulgarmente, como muestra vale un botón.
El diario Abc Color (disculpe que lo cite, señor presidente) le dedicó los siguientes titulares de tapa, cabecera y a seis columnas –no sé cómo se dice hoy–, y que me permito transcribirlos respetando las exigencias de los derechos autorales: 1) “Denuncian sucia maniobra en la elección de ministros” (TSJE), 2) “Día clave para frenar en el CM maniobra cartista”, 3) “Cocinada cartista pone en riesgo equilibrio en TSJE”, 4) “Se violó reglamento en una terna para el TSJE” y 5) “Se desploma excusa del CM sobre último ternado”. La crisis tuvo su origen en que los doctores Emilio Camacho, del FG, y Emilio Rossel, del PLRA, estaban en la misma terna. Y la segunda fue constituida, supuestamente, con injerencia cartista, para que la máxima autoridad electoral tenga dos aliados de la Asociación Nacional Republicana. El citado medio lo asevera con categoría de certeza irrefutable. Que dicho movimiento interno del Partido Colorado “buscaría otro ministro afín”. Prefirieron ignorar –o, quizá, fue un desliz de buena fe (con este periódico nada es predecible)– que el doctor Jorge Bogarín, también del Frente Guasu, integraba la repelida terna. Pero, Bogarín tenía un “pero”. Había “perseguido a oviedistas” después del Marzo Paraguayo.
Lo mejor siempre dejamos para lo último, como broche de oro. Es el senador Pedro Santa Cruz, del Partido Democrático Progresista (PDP). Abandonó ambas sesiones del Consejo de la Magistratura, la de conformación de ternas y la de su confirmación, para no avalar con su presencia la “cocinada” de sus demás compañeros, siete en total, entre ellos, un ministro de la Corte Suprema de Justicia. Ante las luces mediáticas realizó anuncios apocalípticos: “Estamos ante una situación antijurídica y estamos probablemente en un quiebre constitucional y de institucionalidad (…) se ha atentado contra la democracia, contra la pluralidad”. Y, lanza en ristre, siguió embistiendo contra la intención –según sus expresiones– de copamiento del TSJE por parte del movimiento Honor Colorado. No avaló con su presencia “una jugada sucia” del CM, pero concedió su voto a los candidatos electos de las ternas repudiadas.
A pesar de que el apreciado compañero Emilio Camacho quedó fuera (ya vendrá alguna vacancia en la Corte Suprema de Justicia), Jorge Bogarín no tenía impedimentos para ser electo miembro del Tribunal Superior de Justicia Electoral, tal como lo fue, con 44 votos. César Emilio Rossell, con muy buenos materiales sobre alianzas y concertaciones, obtuvo unanimidad. El senador Pedro Santa Cruz recibió el consuelo de un “excelente trabajo” de parte de Lugo y de su correligionaria Desirée Masi. A estas alturas ya todo era palo de gallinero en el Senado.
No se rompió el equilibrio ni hubo quiebre democrático ni de institucionalidad. Nuestro diario decano enterró las “sucias maniobras” para celebrar el “amplio consenso político” en la designación de los dos ministros del TSJE. No hubo diluvio. Ni se desprendió el cielo sobre nosotros. Las iracundas voces se transformaron en dóciles votos para los ternados. Después no busquen explicaciones del porqué el viejo Partido Nacional Republicano aún sigue ganando elecciones. Hasta ahora.
Buen provecho.