“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Cuando el Banco Central del Paraguay (BCP) nos entregó su nueva estimación del crecimiento económico para el 2022 – el 3,7% bajó al 0,2% – también puso a nuestra consideración la proyección actualizada de la inflación al cierre de este año, pasando del 4,5% de inflación estimada después del 6,8% en el 2021 a otro cálculo de la inflación final 2022: 8,2%. Dicho porcentaje del BCP no parece razonable, pero supeditado a varios factores internos y externos que deberían comportarse de manera coordinadamente positiva.

La inflación a abril del 2022, medida en términos interanuales o en doce meses (abril 2021 a abril 2022), tuvo en el alza de precios de los combustibles y de los alimentos las principales bases de su despegue. El precio de los combustibles tuvo un aumento del 53,3% (26,3% en igual período inmediatamente anterior). Una diferencia muy grande, y una variación muy fuerte para no impactar en los precios de la economía directa e indirectamente. Es de esperar que la muy relativa estabilidad en los precios internacionales de los combustibles se mantenga en lo mucho que queda de este año. Si es difícil esperar una reducción de los precios internos no es imposible aunque también difícil esperar la continuidad de los precios, por un lado, y de no poder aguantar con los ajustes del mercado energético internacional, que “nuestros” aumentos locales, moderados y sin sobresaltos. Todo lo cual ayudaría y en mucho para ese 8,2% de inflación final que estima el BCP. Pero es mejor manejarse con una actitud de prudencia y responsabilidad.

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En el caso de la canasta de alimentos, que es la que más golpea a quienes ganan poco o están en la informalidad, la que preocupa a las amas de casa en particular, por el bienestar de sus familias en general, tenemos que los alimentos subieron en promedio 19,8% (6,9% en el período inmediatamente anterior), y sin frutas y verduras el alza fue del 16% (3,7%), porque estas dos en una canastita registraron un aumento del precios del 43,9% (27,3%). Y para muchas familias, esta es la verdadera inflación de base, la de la canasta de alimentos, del casi 20%. Y digo base porque para no pocas familias el alza de los precios es aún mayor.

No está mal manejar la inflación “general” del 11,8% que es un promedio. Pero no escapa a la verdad y a la realidad que muchísima gente ve subir los precios de lo que compra muy por encima de ese promedio del 11,8%. Y en la misma proporción y medida de “pierdo y pierdo” cae el poder de compra de su dinero que cada vez vale manos. Por ello a la inflación la tomamos como el peor impuesto para los pobres, el impuesto silencioso, el impuesto que le quita al pobre dinero sin consultarle. Y duele mucho más cuando menos dinero tiene. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.

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