- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político
Los jinetes del apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos; en ese escenario, Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estos jinetes que montan en cuatro caballos: blanco, bermejo, negro y amarillo. Según la exégesis, representan y son alegorías de la conquista o la gloria, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque solo a este último se le designa por este nombre.
En pleno Miércoles Santo, cuando ya parecía que todas las noticias posibles habían ocurrido, se dio una que sería una verdadera bomba, de la cual hasta ahora es desconocido el alcance de sus perdigones expansivos. Cinco líderes sindicales de los camioneros eran detenidos y posteriormente imputados por extorsión, en plena sede del Ministerio del Interior, luego de recibir cincuenta mil dólares para no volver a cerrar las rutas en plena Semana Santa. La amenaza concreta se daba luego que el Ejecutivo promulgara la derogación de la ley que subsidia combustibles de Petropar. El pedido de dinero aparentemente llegó incluso hasta un millón de la moneda americana y luego se fue reduciendo hasta trescientos mil. El planteamiento integral abarcaba hasta el fin del periodo del gobierno actual, o al menos hasta fin de año coincidente con las internas de diciembre. Palabras más, palabras menos, los camioneros iban a permitir que el Presidente concluya su mandato en paz. Así de lapidaria y pesada venía la mano. La crisis es liderada por el ministro del Interior, Federico González, quien había presentado la denuncia ante el Ministerio Público. Un dato no menor es que estamos hablando del que posiblemente sea el hombre de mayor confianza del presidente de la República dentro del gabinete.
Como todo hecho gubernamental y público indefectiblemente se vuelve un hecho político. En la anterior crisis de los camioneros, que tuvo en vilo a todo el país, ya lo tuvo a Federico González como principal gestor y articulador por parte del Ejecutivo. Luego de varias semanas, la medida de fuerza que implicó cierres de ruta en todo el país y enormes pérdidas para toda la economía nacional, al punto de desabastecimiento en varios rubros, se anunciaba que se levantaba. Poco tiempo después, las cuentas oficiales del precandidato a presidente del oficialismo y actual vicepresidente de la nación anunciaban con bombos y platillos el apoyo de los líderes camioneros a su campaña. De igual manera lo hacía el asesor político del Palacio de López y actual precandidato a diputado, Mauricio Espínola. En el acto público de apoyo también aparecía el diputado por Paraguarí y actual precandidato a senador, Miguel Cuevas, también muy cercano y de mucha influencia en la campaña del vicepresidente. En el lado del Senado, el que siempre demostró estar alineado a los camioneros es el senador y actual precandidato a presidente, Sixto Pereira, incluso admitió que la hija de uno de los camioneros detenidos lo llamó apenas sucedió su detención.
La denuncia de parte de un hombre tan cercano al presidente y ministro político del gabinete, a un grupo que dio su apoyo a la campaña del candidato del oficialismo, tiene profundos alcances en la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a. Y así como los jinetes del apocalipsis, puede abrir días complejos para el universo oficialista.