DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin

Esta es una semana común, como tantas otras semanas, pero la fuerza de la fe la convierte en una semana para rectificar, replantearnos y volver a comenzar.

Por eso elijo creer.

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Creo que existe un Dios. Un ser superior. Un ser del que habla la historia, esa que pasó de generación en generación superando al tiempo.

Creo en el amor y en los milagros. Creo en el poder de nuestros deseos, en esa fuerza interna que no todos alimentamos, pero que extrañamente está entrelazada con el Universo.

El ser, la vida, una obra tan perfecta (aún con todas sus imperfecciones) como el ser humano, no puede haber sido un accidente. Creo que todos estamos aquí para cumplir una misión, algunos buena, otros malas, pero solo el tiempo es capaz de juzgar.

Creo en el libre albedrío, en ese laberinto donde la gente a veces se pierde en busca de sus sueños, pero son opciones personales. La vida en sí no es otra cosa que una constante toma de decisiones.

Creo en los ángeles y en los demonios. Y en esa guerra milenaria que se libra dentro de cada uno. Creo en el infierno y el paraíso, y pienso que ambos están aquí en la tierra. Creo en el círculo interminable de lo infinito. Todo gira. Va y viene. Se repite en la historia y en el tiempo.

Y sé que no siempre el plan se cumple. Dependerá del empeño que le ponga cada cual. De la voluntad, de la fuerza, de la fe que le pongamos a nuestros anhelos. Pero por sobre todo creo en mí. En mis aciertos y mis errores. En lo bueno y en lo malo. Porque ese es el secreto.

Un día te das cuenta que hasta lo más fuerte es frágil. Que todo lo que una vez comienza, termina. Que lo que es para siempre dura un suspiro y nada se detiene.

Comprendés que la vida es demasiado corta cuando ya casi no te queda tiempo y que sobreviviste sin vivir pensando en lo que va a pasar mañana.

Siempre pensamos en mañana sin tener la certeza de estar allí cuando llegue.

Por eso es importante el hoy. Por eso es necesaria la lealtad y el agradecimiento. La vida nos presta todo y un día nos arrebata todo. Justo para darte cuenta que somos marionetas en manos del destino.

A fuerza de golpes aprendemos a seguir. A golpes de lágrimas a no detenernos.

Entonces las sonrisas se convierten en momentos y los momentos en recuerdos que no mueren.

Por dentro y por fuera… así es la vida. Tomate estos días para meditar, seguir o rectificar, esa es tu opción. Así en la tierra… como en el cielo.

Carpe Diem!

Etiquetas: #tierra#cielo

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