• POR BERNT ENTSCHEV
  • Presidente y fundador de The Bernt

¿Usted ya paró para pensar en cuántas decisiones toma diariamente en su vida? Sí, a todo momento estamos decidiendo por algo. Sean ellas pequeñas o no, estamos siempre optando por una cosa u otra. Del simple acto de cepillarnos los dientes por la mañana, o no. De escoger un camino alternativo para el trabajo o hacer lo de siempre, de comer carne bovina o un pescado en el almuerzo y por ahí va.

Sin embargo, la vida también va a exigirnos, de tiempo en tiempo, que tomemos decisiones difíciles que pueden cambiar el curso de nuestras vidas o incluso de otras personas: como la venta de un inmueble, el cierre de una empresa, hacer un pedido de casamiento, cambiar de empleo, pedir demisión, alejar a alguien del equipo, entre otros.

Independientemente del grado, las decisiones forman parte de nuestras vidas. No hay cómo huir de ellas. No decidir por algo, también es una decisión.

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En el mundo corporativo, veo que el éxito de profesionales tiene mucha relación con las decisiones asertivas las cuales esas personas toman en su día a día de trabajo, sumado al aprendizaje que consiguen extraer cuando se equivocan.

No debemos tener miedo de decidir por algo. Lo que debemos intentar ejercitar es mirar para el escenario y para las consecuencias de corto, medio y a veces a largo plazos. Lo bueno del mundo del trabajo, por ejemplo, es que en muchos casos podemos ser más asertivos a medida que planificamos nuestras acciones.

El planificar, sumado a experiencia técnica y a conocimientos generales, nos hace profesionales más aptos a tomar decisiones que mejores se encajan en determinados escenarios. Cuando en los posicionamientos, maduramos. Decidir nos deja más leves.

Luego, piense en esto: cuáles fueron en los últimos tiempos las decisiones en su vida profesional que lo llevaron para el punto actual de su carrera, sea ella de éxito, sea ella de turbulencia. Haga ese ejercicio. Si la respuesta fuera la de que usted está más acertando de que errando, siga en la línea y aproveche ese su punto fuerte.

Si identifica más errores de que aciertos, pare, respire y analice cuáles puntos están llevándolo a usted a tomar decisiones equivocadas y cambie el curso y/o la estrategia. Haga ese análisis, es valiosa porque siempre tendremos una repuesta por más dura que pueda parecer, pues en toda decisión que tomamos en nuestras vidas, siempre quedará un rastro de consecuencias.

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