- Por Aldo Civico
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“Si estás en casa y estás sentada en tu sofá y estás viendo esto en este momento, todo lo que tengo que decir es que este (resultado) es fruto de un duro trabajo. He trabajado duro durante mucho tiempo, y no se trata de ganar; se trata de no rendirse. Si tienes un sueño, lucha por él. Hay una disciplina para la pasión: no se trata de cuántas veces te rechazan o te caes y te golpean, sino cuántas veces te levantas, eres valiente y sigues adelante”.
Las anteriores son las palabras que Lady Gaga pronunció al recibir el Premio Oscar por la mejor canción, recordando que el éxito no llega de la noche a la mañana. Winston Churchill tenía palabras dramáticas para expresar el mismo concepto de la estrella del pop: “El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso, sin pérdida de entusiasmo”.
Sin quitarle valor a lo afirmado por Lady Gaga y al duro trabajo, también vale agregar que el éxito no es solamente el producto del esfuerzo de las personas individuales, sino también de uno colectivo, de un conjunto de talentos involucrados en un proyecto.
Un antiguo cuento nos recuerda que el éxito es fruto de la perseverancia. Un hombre vagó de su país a un lugar conocido como la tierra de los tontos. Cuando llegó al pueblo, el extranjero vio a varias personas huyendo aterrorizadas de un campo donde trabajaban.
“Hay un monstruo en ese campo”, le dijeron los tontos. Pero cuando el visitante fue a mirar más de cerca al monstruo, vio que no era más que una sandía. El extranjero se ofreció a matar el monstruo y los tontos consintieron. Así, picó la sandía y se la comió. Eso hizo mucha impresión a la gente. Ahora los tontos estaban más aterrorizados del visitante que de la misma sandía. Reconocieron en él un monstruo más peligroso.
Algún tiempo después, otro vagabundo llegó al pueblo. Nuevamente, la gente estaba aterrorizada del monstruo que se encontraba en el campo. Sin embargo, esta vez el vagabundo estuvo de acuerdo con los tontos en que el monstruo era muy peligroso. Luego el hombre pasó mucho tiempo con la gente, hasta que pudo enseñarles los elementos esenciales básicos que les permitirían no solo superar su miedo a las sandías, sino también cultivarlas ellos mismos.
Son varias las reflexiones que pueden nacer de la lectura de esta historia; sobre las cualidades del liderazgo que se necesitan hoy para enfrentar problemas complejos y para formar equipos; sobre la necesidad de que los ejecutivos tengan siempre una actitud de coach y mentores; sobre qué es más eficaz y eficiente en el largo plazo, para lograr cambios sostenibles.
De hecho, el segundo viandante nos recuerda que los verdaderos líderes no imponen una solución. Por lo contrario, ante que todo entienden el contexto, ganan la confianza de los demás, y solamente después construyen un camino conjunto hacia la solución. Porque los verdaderos líderes saben cómo inspirar, que es lo que Lady Gaga hizo en la noche de los Oscar en su corto, pero importante mensaje.