• Por Matías Ordeix
  • Socio del Club de Ejecutivos

Estas últimas semanas hemos seguido en los medios de prensa noticias vinculadas a un gran mal que acecha a nuestro Paraguay, y que tristemente está en crecimiento… “el poder de los narcos”. Estas noticias de arrestos pueden ser positivas o negativas dependiendo del lado que las observemos. Sin dudas, es muy negativo para el país la muerte de inocentes a causa de este flagelo y el descubrimiento de redes cada vez más cerca de nuestras casas y familias, y la vinculación con “pseudo-empresarios”, políticos o miembros del Poder Ejecutivo. Afortunadamente, lo positivo es que más casos salen a la luz, hay arrestos, decomisos, desvinculaciones de cargos y golpes económicos a las mafias.

También, sin duda alguna, nuestra imagen país se ve duramente afectada, un cambio de ministro del Interior por “presunta vinculación o amiguismo” con narcos y la fuga de un capo narco en las narices de la fiscalía, dejan a Paraguay muy mal parado ante los medios internacionales. Porque es nuestra imagen la que ayuda a que el país crezca. Pues, si bien estamos todavía lejos de tener “grado de inversión”, hay afortunadamente jugadores internacionales que apuestan al Paraguay para expandir sus negocios. Está claro que no es porque somos un país realmente serio, o que la justicia sea impoluta o la institucionalidad ejemplo, es porque las condiciones económicas para invertir en Paraguay son muy positivas. Pero ¿Qué pasa si seguimos dejando que la narcopolítica crezca y permee más aun en la justicia? ¿Quiénes se animarán a invertir si esto continúa? ¿Cómo generamos oportunidad de empleo a tanta gente que necesita, si espantamos con fragilidad institucional a los inversores externos?

Estos golpes a los narcos ya son un gran paso, ojalá sean más y más. Sin duda alguna la cooperación internacional de Interpol, DEA, FBI u otros será siempre bienvenida, pues solos con nuestra fragilidad judicial y logística no podemos enfrentarlos.

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La lucha contra los narcotraficantes y narcopolíticos debe ser encarada desde el Gobierno con mano mucho más dura. El Poder Ejecutivo debe dar señales más claras de que esto es prioritario. Nadie quiere un Paraguay gerenciado por narcopolíticos, salvo ellos.

También es nuestra tarea como ciudadanos elegir mejor a nuestros gobernantes en cada escrutinio. Debemos involucrarnos, no solo al momento de las elecciones, sino desde donde nos toque activando y presionando para que las cosas sucedan. Que el sentir de querer un país más próspero, menos corrupto y desarrollado sea no solo nuestro interés colectivo, sino recogido por nuestros gobernantes.

Paraguay no merece estar en la lista mundial de narcoestados. Debemos luchar con todo lo que tengamos a nuestro alcance para que los casos de corrupción, narcotraficantes y terroristas que azotan a nuestro pueblo, sean solo casos aislados (ideal su eliminación). De hecho, somos la gran mayoría quienes apostamos y creemos en nuestro pueblo, por eso no dejemos doblegarnos por estos viles delincuentes.

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