En la calurosa siesta de ayer y luego de una reunión de congresistas alineados al Poder Ejecutivo, el precandidato del oficialismo Hugo Velázquez hacía de vocero para comunicar la decisión de acompañar el juicio político a la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez. Una breve declaración para cederle la palabra a la senadora Lilian Samaniego y el diputado Roberto González.

El anuncio, que a más de uno puede sorprender sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones del Presidente de la República donde le bajaba el perfil al asunto, tiene mucho más tanto detrás como alrededor del anuncio en sí mismo. Uno de los puntos es que estamos ante la ratificación (por si aún quedaban dudas) de que este es uno de los raros casos en que el oficialismo no solo genera de manera permanente episodios con escenarios que implican crisis, sino que además los alienta. La gran mayoría de los gobiernos opta por la vía del consenso para construir gobernabilidad. Sin embargo, el nuestro nos acostumbra a dinamitar todos los puentes posibles, en una actitud cuasiautodestructiva. Prueba de ello es que a la actual administración del Ministerio Público le queda cerca de un año de mandato, sin quitar el derecho que tiene la actual fiscal general del Estado de volver a presentarse, aun así deciden impulsar un juicio político sobre el que se tienen posiciones políticas, pero nada de un eventual líbelo acusatorio.

Pero no solo hay dinamita en la decisión anunciada, también hay una alevosa intensión de apropiarse de lo que en lenguaje político de calle se definiría como el garrote, y para eso hay que mirar el futuro con los ojos del equipo que promueve la candidatura de Hugo Velázquez, asegurar el Ministerio Público no es un objetivo menor, es un tema trascendental. Más aún si se tiene en cuenta que todas las mediciones muestran hasta hoy un resultado, siendo diplomáticos, poco satisfactorio en las internas de diciembre. Perder el Ejecutivo y además con un Ministerio Público independiente podría ser fatal. Entonces, el operativo se pone en marcha con el (cuando no) acompañamiento de los otros grupos de medios de comunicación, como mecanismo para generar el ánimo social a favor del juicio político de manera de trasladar esa presión a un grupo de congresistas que podrían estar en duda.

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Copar la Fiscalía es un objetivo político real y concreto del proyecto Hugo Velázquez, creen que les ayudará a generar una profundización en la brecha que pretenden instalar con el movimiento Honor Colorado. Si para eso tienen que, una vez más, lanzarse a los brazos de la oposición y darle ínfulas, pues lo harán. Todo lo que sume en la línea de ampliar la brecha al interior de la ANR consideran que está alineado a su estrategia electoral.

La confrontación en sí misma no está mal, es un mecanismo para lograr la ansiada diferenciación en una campaña electoral. Ahora bien, hay confrontaciones y confrontaciones, no todo debe ser denostar al que está en frente. Eso sí, evidentemente ese el modelo de confrontación que proponen: dinamita y garrote. Habría que tomar nota y observar hasta dónde están dispuestos a aplicar ese modelo.

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