La gavilla de facinerosos liderada por Desirée Masi, Efraín Alegre, Hugo Velázquez (reciente adquisición definitiva) y el Grupo Zuccolillo siguen insistiendo, desde su caída estrepitosa en las urnas en el 2013, en querer “acabar” con Horacio Cartes. No es simplemente acabar políticamente o comercialmente, sino que la idea es directamente llevarlo preso o si se puede, liquidarlo. No hay límite, no hay ley, ni Constitución, ni instituciones.

Ellos, cual tribunal de inquisición, sin escuchar más que a ellos mismos y a una cohorte de delincuentes y criminales afines, y periodistas financiados con dinero público, ya sea vía publinotas, sobres o zoquetes para sus familias dentro del sector público, ya lo han decidido. Es culpable de todo y si la fiscala general no lo manda detener sin más trámite y mandar a un calabozo, es cómplice y empleadita. No hay necesidad de proceso, pruebas, documentación, ya está. Ahora el narcopelotudo Giuzzio, con sus cómplices ex fiscales ta’yras de la Gata Flora, se prestaron definitivamente a la joda, al ver que el desgobierno del títere Abdo se acaba y no hay manera de seguir en el poder. Las encuestas no solo son lapidarias con Velázquez, sino que son más lapidarias aun con la decena de candidatos opositores que van apareciendo como moscas verdes sobre el estiércol. El Senado que se viene es la peor pesadilla de la Gata y su pandilla. El desbloqueo, del que tanto cacarearon que sería el fin de la ANR, desnudó su orfandad popular.

El barco se hunde y están viendo quién entra en los escasos botes y quién se cuelga de algún tablón. Los cacareos desesperados de juicio político a la fiscala general por no cumplir las órdenes de la gavilla son nada más que eso. No tienen ni hoy, ni dentro de un mes, ni nada, los votos en la Cámara de Diputados para lograrlo. Mentir y mentir es cortoplacista y el plazo se agotó hace rato. Se vienen días negros para estos delincuentes y lo saben... La crisis económica que se avecina hará que los pocos ciudadanos que aún siguen escuchando ciertas voces del engaño, dejen de hacerlo y les den la espalda. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

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