• Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
  • MBA

La mentalidad de la mayoría de los que trabajan en relación de dependencia funciona de tal manera que siempre tienen metida en la cabeza de que la empresa está en deuda con él por la cantidad de años que lleva sirviendo a la organización.

Son pocas las empresas que en realidad tienen en cuenta estos hechos y las decisiones acerca de a quién se los debe despedir o promocionar, por lo general suelen tener que ver con temas de política interna de la compañía y tanto con las creencias meramente subjetivas que nos hacemos nosotros mismos.

Muchas veces tenemos la creencia de que la capacidad de creatividad de un empleado se da cuando existen niveles de comodidad dentro de la empresa, lo cual en realidad es lo contrario, pues dicha virtud debería darse en la incomodidad, en la imposibilidad de poder lograr ciertos objetivos y metas y en la carencia de facilidades para poder lograrlo más fácilmente para demostrar lo que somos y lo que podemos lograr.

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Los buenos empleados deben aprovechar en forma eficaz el know how adquirido dentro de la empresa.

¿Cuántas veces la compañía en la que trabajamos debido a trabas burocráticas que nunca faltan, o políticas corporativas rígidas, hace que se pierdan ventas y también clientes por la imposibilidad de poder satisfacer los requerimientos de nuestros clientes en tiempo y forma?

Es una muy buena oportunidad para aquellos que ya están trabajando en la empresa desde hace años, aprovechar la coyuntura y poner en práctica todos los conocimientos adquiridos que les permitan en un momento dado poder independizarse y poder suplir esas necesidades por su propia cuenta, a través de la puesta en marcha de sus propios emprendimientos.

Hoy día la red de contactos que la tenemos a mano se constituye en uno de los capitales más valiosos a nivel laboral y no los debemos desaprovechar.

Muchas veces estamos convencidos de que tenemos la capacidad de ser innovativos y creativos, pero preferimos continuar dentro de nuestra zona de confort, dejando de lado la posibilidad de que independizándonos nos podrían permitir mayores flujos de ingresos y crecimiento profesional.

Si le damos prioridad y la debida utilidad a esa red de contactos, podría constituirse en el puntapié inicial para que vayamos abandonando la mentalidad de empleado.

Muchas veces ello nos lleva a dedicarle una innecesaria energía a la estructuración de nuestro CV, utilizando el mejor formato, ya sea con foto o sin ella, actualizando, incorporando todos los cursos y seminarios que pudimos haberlos hecho. En fin, con todos los “chiches” habido y por haber que, si bien es cierto suman, hoy día las empresas especializadas en RRHH ya no se fijan solo en tu CV, sino que han surgido otros parámetros cualitativos que tienen un fuerte peso.

Si tienes espíritu de emprendedor, ese mismo tiempo podrías dedicarlo a armar un plan de negocios para poder incursionar en un segmento de negocios que conocemos y que creemos podríamos tener éxito, pues potencialmente sería de mucho mayor valía e importancia que pretender seguir eternamente con la mentalidad de empleado.

Seguir inútilmente esclavizado a un trabajo que no nos gusta, pensando en la indemnización que nos tendrían que pagar si nos despiden o bien la devolución de aportes jubilatorios si esa fuera nuestra decisión, la verdad sea dicha no tiene mucha trascendencia, pues es sabido que los ingresos jubilatorios, a no ser que sea en dólares o un monto fuera de lo normal, sirve sin perder mucho poder de compra no más de 5 años o menos quizás.

La mentalidad de empleado nos produce más estrés, irritabilidad, sensación de falta de tiempo o una infelicidad constante, que se origina en la dependencia, ya sea de una sola persona o empresa quien es la responsable de lo que nos podría ocurrir.

No decimos que el cambio de paradigma en una persona resulte fácil. Pero muchas veces el cambio de mentalidad nos podría llevar al lugar donde pretendemos ir, y a la vida que queremos y nos merecemos tener, dado que lo otro es simplemente más de lo mismo y mucho más aún si te “rompiste” estudiando 18 o más años que te den el perfil y los conocimientos teóricos necesarios como para poder abrirnos camino por nuestra cuenta y dejar atrás ese extremo conservadurismo que nos aqueja a muchos.

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