- Por Eduardo “Pipó” Dios
- Columnista
El clima electoral deber ser el peor clima de los climas que nos tocan en este país.
Sí, peor aun del calor de 42 grados con humo, o esos 40 con humedad que puede haber, o esos 2 grados con llovizna un lunes de julio a las 6:00 cuando te tenÉs que levantar para laburar o levantar a los niños para el colegio. El clima electoral es una cagada.
Primero que dura normalmente entre 9 y 10 meses, primero la interna, despuÉs la general y termina 10 dÍas después de las elecciones, cuando viene ese clima enrarecido hasta que asume el que ganó. Ahora peor, va a durar 18 meses (arrancó en octubre “gracias” a Hugo y Marito) y terminará en abril, con dos salvedades; la primera empalmó con las municipales 2021 que debían haber sido en el 2020 y segundo, que como viene la baraja, el oficialismo (Marito, Hugo y toda la pandilla) se van a la B en diciembre. O sea, tendremos a los de siempre abandonando el barco como ratas (perdón a las ratas) y haciendo de todo para estar colgados al menos de la barandilla para ganar en abril. Pero el pajarón de Marito quién sabe qué cagadas hará en ese lapso. Dios nos proteja. Luego habrá que esperar agosto.
Ínterin, se roba más de lo normal, que en este gobierno lo normal ya es abuso de angurria y encima comienzan con sus otros malos, o mejor deleznables hábitos. Presión, traslado, freezer, raje, apriete, para que se alineen o para que “recauden más” para la campaña. El que no, calle o freezer, dependiendo de la antigüedad.
Pero ojo, no solo a los funcionarios públicos les toca, sino a las empresas privadas. Suben las coimas, apuran para el “diezmo” o más de los anticipos, etcétera. Quién liga lo peor: usted, su familia, nosotros, los comunes. Así nomás.
Ojala pudiéramos, como el bruto este que salió Mr. Paraguay, viajar en el tiempo, no al presente como ese animal con ropa, sino al 16 de agosto del 2023... el día después.