La capacidad que tenemos los seres humanos para comunicarnos, expresar nuestras ideas, opiniones, puntos de vista y sentimientos de una manera clara y precisa, respetando a los demás, conforma en su conjunto lo que se denomina inteligencia asertiva.

El efecto positivo que nos motiva de vivir en armonía con los demás involucra a todos de manera directa y/o indirecta, tanto dentro de las organizaciones en las que trabajamos como en nuestra interacción diaria dentro de la sociedad en que nos toca vivir.

Como seres humanos racionales e inteligentes que somos, siempre es recomendable acostumbrarnos a decir lo que sentimos y pensamos en el momento indicado, pero utilizando palabras apropiadas sin ningún tipo de agresión que pueda herir susceptibilidades de otras personas.

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Javiera de la Plaza, autora del libro “La inteligencia asertiva”, lo define de muy buena forma diciendo: “La asertividad es un estilo de comunicación que permite expresar pensamientos, sentimientos y opiniones en el momento oportuno, de manera desenvuelta, sin expresar nerviosismo, considerando los derechos de uno y de los demás”.

Muchas veces el abstenernos a emitir opiniones constituye la conducta más adecuada en un determinado sitio y momento, pues podría ser que los ánimos en ese momento “estén caldeados” y sería muy probable que nuestro mensaje pueda ser recibido de manera incorrecta.

En muchas ocasiones los seres humanos partimos predispuestos al fracaso, cuando que lo bueno es que también pueda darse lo contrario, es decir partir predispuesto al éxito.

No necesitamos tener un coeficiente intelectual elevado para poder darnos cuenta de que estamos viviendo en una época altamente competitiva y a la vez con elevado nivel de estrés. Es allí en donde el aplicar la inteligencia asertiva juega un rol importante para el buen manejo de diversas situaciones que se nos puedan presentar en nuestro día a día.

Resulta importante que nos demos cuenta de que todos somos valiosos, independientemente de la formación académica que podamos tener. Todos tenemos el mismo derecho a expresar nuestros puntos de vista y opiniones, como también el aceptarnos y querernos como somos en la vida real.

Vivimos en la absoluta diversidad de los seres humanos y nadie es perfecto sobre la faz de la tierra, pero siempre es bueno hacer el esfuerzo por apuntar a la excelencia.

Una persona que posea la asertividad necesaria sabe pedir y aprovechar las oportunidades que se le presentan, pero lo recomendable es que lo haga adoptando una actitud decidida, que le permita abrirse camino sin miedo ni vergüenza y que como individuo, más allá del medio en el que le ha tocado vivir, tiene el pleno derecho de trabajar dignamente.

“Si consideramos que el bienestar personal pasa primordialmente por la relación respetuosa que tenemos hacia nuestra persona y hacia los demás, estaremos atentos a no dar tanto valor a la adquisición de bienes materiales, ascensos laborales o a la opinión que otros tengan de nosotros como seres exitosos, a costa de no tener tiempo para disfrutar de nuestra casa, familia, pareja, nuestros hijos y amigos” (Javiera de la Plaza).

Para poner en práctica los derechos que nos brinda la inteligencia asertiva resulta importante que tengamos claro los siguientes aspectos: ser el propio juez de nuestro comportamiento, saber cuándo debemos cambiar de parecer, decir “no lo entiendo” cuando corresponda, expresar las opiniones en forma respetuosa y sin agresiones, limitarnos a no dar explicaciones simplemente por inseguridad.

Si tenemos el debido control y manejo de la misma, nos permitirá ahorrar energía optando por seguir modelos propios en vez de ajenos, lo cual nos dará el grado de libertad que cada uno nos merecemos dentro de la sociedad.

Dentro del contexto del ámbito laboral una persona que sea asertiva, se sentirá más segura y, por ende, con capacidad de poder apoyar y valorar mejor al resto de la plantilla, sin que por ello su posición dentro de la organización vea amenazado, sino todo lo contrario.

El verdadero líder es aquel que promueve en su día a día la asertividad, manteniendo la humildad y sencillez que incrementan la estima por parte del equipo de trabajo.

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