• Por el Dr. Miguel Ángel Velázquez
  • Dr. Mime

No es que nos sintamos con el síndrome de Peter Pan, ese adulto que quiere seguir siendo un niño eterno, pero si alguno de los lectores de esta columna me jura que no tiene dramas con envejecer, cuanto menos dudaría de ello. Y el cerebro es un órgano que, al igual que el resto de nuestro cuerpo, envejece con el paso de los años. Si todos deseamos mantenernos más jóvenes no es solo porque nos disgusten las arrugas, sino también para evitar las múltiples enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Pero, ¿existe una fuente de la juventud para nuestro cerebro? Aunque posiblemente nada nos haga retroceder en el tiempo, podemos intentar envejecer de manera saludable y reducir el efecto que tiene el paso de los años.

¿Qué es el envejecimiento? El envejecimiento podría definirse como el conjunto de cambios que ocurren con la edad y provocan una disminución de nuestras capacidades fisiológicas, motoras y cognitivas. El primario es gradual e inevitable y se produce a lo largo de nuestra vida. El secundario o prematuro, viene desencadenado por el padecimiento de ciertas enfermedades o el abuso de sustancias, y se puede prevenir. La edad cronológica (la que figura en la cédula de identidad) indica el tiempo que ha transcurrido desde nuestro nacimiento. Sin embargo, existe también la edad fisiológica, que depende de la condición de nuestro organismo y puede ser menor a la cronológica (si nos cuidamos) o mayor (si tenemos malos hábitos). En ese contexto, debemos saber que con la edad, el tamaño del cerebro disminuye, perdemos neuronas y se altera la producción de hormonas y neurotransmisores. Sin embargo, el cambio más importante que se produce es la pérdida de muchas de las conexiones entre las neuronas, unas células de larga vida que no se dividen y, por lo tanto, difícilmente se regeneran. Otra consecuencia del envejecimiento cerebral es la acumulación de proteínas en forma de agregados que tienden a depositarse tanto dentro como fuera de las neuronas. Esto puede desencadenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer o el Párkinson. Conviene aclarar que lo que comúnmente se denomina como demencia senil es un término obsoleto, ya no lo usamos más, incluso es hasta insultante, ya que el envejecimiento no implica necesariamente la aparición de una demencia o pérdida importante de memoria, y si existe una pérdida significativa de la capacidad de memoria y aprendizaje, estaría relacionada con una enfermedad específica y no con el envejecimiento normal del cerebro.

El envejecimiento cerebral es inevitable, pero se puede retrasar. Estos son algunos consejos para retrasar el envejecimiento cerebral:

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- La dieta es esencial para envejecer de forma saludable. La más recomendada es la mediterránea, que brevemente implica un bajo consumo de carnes y aves de corral, un consumo de bajo a moderado de lácteos, una cantidad moderada de alcohol (vino) y grasas (aceite de oliva), y una alta ingesta de verduras, legumbres, frutas, cereales y pescado. Se ha comprobado que la dieta mediterránea reduce el riesgo de padecer fallos cognitivos y enfermedades como el Alzheimer. Además, la restricción calórica o limitación de las calorías que ingerimos puede ayudar a retrasar el envejecimiento.

- Además de cuidar lo que comemos, es recomendable dormir ocho horas al día, ya que el mantenimiento de un buen ciclo vigilia-sueño es esencial para muchas funciones cerebrales, por ejemplo, para la eliminación de las toxinas del cerebro que se han acumulado durante el día. Mientras dormimos, el espacio que existe entre las neuronas aumenta, facilitando su limpieza y buen funcionamiento. Por lo tanto, mantener un sueño reparador favorece un envejecimiento más saludable.

Nos leemos el sábado que viene para seguir DE LA CABEZA.

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