En una nueva edición de Basanomics el lunes que pasó, se presentó a la opinión pública el informe sobre la situación (2021) y perspectivas (2022) de la economía paraguaya, con una descripción de la realidad actual y futura (pronóstico) muy realista, valga la redundancia, con sus buenas y malas, pero que combinadas en un conjunto global claramente dibuja con seguridad el crecimiento económico significativo, favorable e incluso fuerte en el 2021 que va concluyendo. Que, es cierto, tuvo un muy importante efecto rebote que arrastró a muchos sectores por el escenario más abierto, flexible y expansivo, sin las duras restricciones impuestas en el 2020 dada la necesidad de enfrentar al COVID-19. Pero también fue clave el boom en el precio internacional de las materias primas. Y la política expansiva de Hacienda en el manejo del gasto estatal, complementada por una política monetaria suave que recién empezó a cambiar a partir de agosto con las subas en la tasa de interés de política monetaria del Banco Central. Pero, hay que volver a la normalidad. En resumen: es indiscutible el repunte económico 2021, y ahora queda por ver cuánto del efecto rebote pueda extenderse en el 2022, aunque con menos fuerza lógicamente, para darle “sostenimiento” al crecimiento.
Los tres expositores, Carlos Fernández Valdovinos, Santiago Peña y Lea Giménez, no fueron generosos o facilistas en sus análisis y conclusiones para ambos años de estudio. Cada aspecto positivo siempre vino del señalamiento de la presencia de incertidumbres, riesgos, desafíos y problemas. No fueron pocas las advertencias. Pero al final prevaleció una mirada positiva con un realismo optimista. La fuerza de lo bueno superó a la fuerza de lo malo. El escenario macroeconómico que nos entregaron con varios indicadores estimados y proyectados es el mejor que el que hasta ahora se haya presentado sobre el Paraguay 2022, ya sea a nivel local e internacional, naturalmente más a gusto con lo que queremos y necesitamos.
No se tira la casa por la ventana. No se la hunde en el pantano. Estamos sólidos, fue la música agradable a los oídos. El escenario 2021 cerraría con un crecimiento del 5%, inflación del 7,4%, un déficit fiscal objetivo del 3,5% del PIB (está en 3,6% hasta noviembre) y un dólar a G. 6.850. El escenario 2022 se proyecta con un crecimiento del 4%, una inflación del 4,5%, un déficit fiscal objetivo del 2,5% y un dólar a G. 7.200, que tendrá la presión de las decisiones que tome la Reserva Federal para subir sus tasas de interés, con el consecuente fortalecimiento del dólar y créditos internacionales más caros. La agricultura será el principal motor del crecimiento económico en el 2022, una de las conclusiones más importantes. Bien por Basanomics por no casarse con el negativismo, el pesimismo y lo desfavorable. Todo esto es gratis y fácil y al paraguayo le encanta ver mal a su país, hundiéndose en el fondo del pantano del fracaso. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.