La evaluación crediticia es una de las herramientas de mayor importancia para la toma de decisiones de desembolsos de facilidades crediticias luego de haber sopesado los principales aspectos cualitativos y cuantitativos.

Las entidades financieras le deben dar la importancia que amerita, pues como administradores de activos de riesgos de sus clientes, uno de los objetivos gerenciales primarios deberá circunscribirse a un análisis y evaluación de los riesgos crediticios en forma técnica y profesional, contemplando las principales áreas críticas de riesgos que se encuadren dentro de niveles no superior al normal, aún reconociendo que en créditos riesgo cero no existe.

Los analistas de riesgos, y oficiales de negocios, deben trabajar en equipos bien cohesionados, conocer la actividad del cliente y que las cifras de la gestión económica-financiera-patrimonial del cliente puedan generar la fuente de repago esperada en función a su capacidad generadora de fondos.

Uno de los atributos más valorados en un analista de riesgos radica en que sus análisis y evaluaciones tengan el “sello de profesionalismo”, describiendo en forma clara y objetiva las principales áreas críticas que podrían poner en duda la recuperabilidad de nuestros créditos en tiempo y forma.

Describir claramente la relación causa-efecto que podrían surgir del análisis realizado, debiendo ser comparado con 2 ejercicios anteriores, como mínimo, que nos muestren la tendencia dentro de la evolución global de su gestión.

Adoptar una posición proactiva dejando de lado ser reactivo, cuando los problemas ya los tengamos encima nuestro.

El trabajo coordinado del analista con su oficial de negocios es fundamental, pues este muchas veces debido a los parámetros cuantitativos que les asigna cada año la alta gerencia suele enfocarse en la captación de nuevos negocios dejando a veces en un plano secundario las observaciones realizadas por su analista y luego sobrevienen los problemas de moras.

En créditos nada sustituye a las visitas hechas in situ al cliente en sus oficinas/planta industrial, pues permiten poder discutir más ampliamente los potenciales problemas que estemos visualizando dentro de la estructura de la compañía.

Los contactos telefónicos y trabajos de gabinete deberían ser complementarios dentro de un trabajo de análisis y evaluación de riesgos de crédito.

Si el analista de riesgos dentro del contexto global del trabajo de evaluación crediticia, llegare a visualizar “luces amarillas” en la estructura económica-financiera-patrimonial de la compañía, debe mencionarlo por escrito, de manera a que quede evidencia de sus comentarios.

Deberá contar con la autonomía necesaria para los mismos y resaltar cuando la empresa muestre signos de debilidad dentro del corto/mediano plazo, que pudiera poner en peligro la recuperación de nuestros créditos.

Las entidades financieras (bancos y financieras) cuentan con proceso de créditos corporativo, que debe ser la guía complementaria de análisis crediticio dando cumplimiento a lo establecido en la Resolución 1/08 del BCP donde se desglosa los principales aspectos cualitativos y cuantitativos a tener en cuenta para evitar clasificaciones adversas de las deudas de los clientes, que lleven a las entidades a tener que establecer previsiones que afectan en forma directa al resultado neto de cada período.

Un proceso de evaluación crediticia no deberá circunscribirse exclusivamente a la actividad del cliente, sino también considerar los principales indicadores que mueven a nuestra macroeconomía haciendo un seguimiento estrecho a la evolución de las actividades de los principales competidores dentro de nuestro mercado doméstico.

Toda actividad comercial/industrial/servicios tiene asociado el factor riesgo, pero en el sistema financiero constituye la esencia misma del espectro global de negocios de estas entidades.

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