La semana pasada el Gobierno recibió un claro respaldo a su política económica por lo hecho en el 2020, lo realizado hoy 2021 y lo que se proyecta hacer en el 2022, siempre que los objetivos de reforma estatal (con mejora en el gasto) y mayor disciplina fiscal, con mayores ingresos (“espacio más grande”), la desaceleración o reducción gradual de los niveles de inversión pública para no afectar demasiado la dinámica económica, y cumpliendo con la vuelta a un déficit fiscal del -1,5% en el 2024 (el Gobierno querría cerrar este año con un agujero del -4% y del -3% en el próximo).
El visto bueno, naturalmente no del todo satisfactorio, sino con observaciones de cuidado y sugerencias de acción más contundente, provino del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la calificadora de riesgo-país Fitch, con sendas misiones de estudio de nuestra situación económica. En el caso del FMI se trata de una misión de estudio: las perspectivas económicas, la situación de las políticas macroeconómicas y las reformas estructurales. En cuando a la calificadora Fitch, su presencia apunta a emitir un próximo informe sobre si sube, no cambia, baja, nuestra nota de riesgo-país. Hay coincidencias en reconocer nuestro crecimiento económico en recuperación “fuerte” con una expansión del 4,5% este año.
La Fitch incluso proyecta un crecimiento del 4% para el 2022. Veamos un resumen de la visión de Fitch, según lo informado por Hacienda: “El Presupuesto General de la Nación (PGN) de Paraguay para el año 2022 mantiene los esfuerzos de consolidación fiscal, que apuntan a restablecer el cumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF) para el 2024.
La opinión de Fitch indica que los objetivos fiscales del Gobierno Nacional son ampliamente consistentes con sus pronósticos y que la consolidación va por buen camino este año. Los ingresos fiscales tuvieron un crecimiento interanual de 19,7% en el mes de setiembre de 2021 y actualmente superan los niveles pre-pandémicos, lo que ayuda a compensar los menores ingresos fiscales debido a la sequía histórica que ha reducido las exportaciones de energía hidroeléctrica. Las transferencias excepcionales de carácter social desplegadas el año pasado, con el fin de atenuar los efectos de la pandemia, han reducido y han cumplido su función temporal. Los niveles de inversión pública realizados en la pandemia para estimular la economía se están reduciendo gradualmente para no afectar la recuperación. El Presupuesto para el 2022 no propone nuevas medidas estructurales de mejora de los ingresos para respaldar la consolidación, aunque esperan que las reformas fiscales del 2019 generen un incremento gradual en los ingresos de aproximadamente 0,7% del PIB (269 millones de dólares de 38.485 millones de dólares), con potencial alza. La posible renegociación del Tratado de Itaipú traería aparejado un aumento de los ingresos para el país.
Fitch remarca la importancia de que se aprueben las propuestas de Ley de Responsabilidad Fiscal, la Ley de Compras Públicas y del Servicio Público, que forman parte de la agenda de transformación que impulsa el Gobierno Nacional. La calificación soberana reconoce el largo historial de Paraguay con políticas fiscales prudentes, que han generado bajos déficits o superávits durante la última década, manteniendo la carga de la deuda muy por debajo de la mediana de la categoría ‘BB’. No está descalificada nuestra economía nacional a nivel internacional. Pero recordemos que es una opinión puramente técnica y en lo macro. Y la realidad se camina, no se mira, desde lejos y desde arriba. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.