La cuarta suba en el precio de los combustibles derivados del petróleo en el año (40% de encarecimiento en el caso del gasoil, de G. 4.530 a G. 6.330 el litro o G. 1.800 más), en paralelo casi perfecto con el aumento en el precio de la garrafa de gas licuado (G. 3.200 más el kilo en el año) forman parte de las varias causas del adiós a la inflación del 2020 del 2,2%, del 2,8% en el 2019 y del 3,2% en el 2018. Y la bienvenida a la “actual” inflación del 4,6% en nueve meses y del 6,4% en doce meses o en términos interanuales.
Con los impactos de esta semana, ¿cómo cerraría la inflación? Recordemos que el año pasado el precio del gasoil bajó 650 guaraníes el litro. En el escenario de una marcha económica sin aún la fuerza, la extensión y la profundidad necesarias, los precios de las “cosas” que se venden lógicamente que subirían, pero no en el tope mayor deseado o buscado, aunque con efecto retroalimentador. Con una economía en proceso de recuperación y bajo una nube amplia y gris de diversas incertidumbres, la suba última de combustibles y gas licuado (¿pasaje? ¿con subsidio o sin subsidio?). Bajo estos términos la suba de los precios sería más lenta y gradual. En estos términos es de esperar un cierre de inflación 2021 del 7%-7,5%.
Un escenario muy relacionado al anterior reforzaría lo dibujado en el sentido de una mayor caída del valor del dinero y del correspondiente poder de compra de la gente, que frenaría en un porcentaje limitado el alza de los precios en el tope mayor deseado o buscado por los comerciantes, industriales y productores. Pero si tenemos un último trimestre del 2021 indisciplinado y con expectativas negativas, no puede descartarse una inflación final del 8%. El panorama actual podría ser peor (pudo) de no tener un dólar bastante dormido, incluso “barato”.
Más allá de los serios problemas de heladas, sequías, huelga de transporte, bajante en los ríos con serias dificultades de navegabilidad para el transporte de mercaderías vía fluvial, que fueron también importantes causas del aumento de la inflación en el 2021, no debemos olvidar que somos fuertes tomadores de precios internacionales de todo aquello que debemos importar, en particular lo estratégico como en el caso de los combustibles derivados del petróleo. El barril de petróleo en el mercado mundial está en torno y arriba incluso de los 80 dólares. Con un aumento de sus precios en lo que va del año del 60% y más. Sin olvidar la barbaridad del encarecimiento del flete marítimo, para acercar a nuestros ríos con tales productos claves.
Además del encarecimiento de los combustibles, el 2021 estuvo fuertemente marcado por los altos precios de la carne vacuna, con sus correspondientes sustitutos. Los mejores precios a nivel mundial en nuestros principales mercados y otros estiraron los costos para la gente de manera fuerte. Frigoríficos exportadores y ganaderos, muy bien con precios y beneficios positivos. Nada que criticar. Pero estuvo ausente esa canasta negociada con cortes populares de carne para ayudar a la gente menos favorecida en un escenario pandémico. Faltó ponerle corazón al bolsillo. La responsabilidad era y es del sector privado. Marito es inhumano.
Pero así como a nivel internacional, también a nivel local hay un reacomodamiento de precios de bienes y servicios por la velocidad mayor de la demanda al controlarse la pandemia y abrirse los mercados y la actividad económica con un consumo más dinámico, frente, a una oferta que irremediablemente tuvo que tomarse su tiempo para reajustar sus disponibilidades. Y cuando la demanda supera a la oferta el precio sube. Además, el reacomodamiento de precios conlleva a su vez a la recuperación de ganancias o disminución de pérdidas para iniciar el principio del equilibrio esperado. Nuestra economía con seguridad crecería este año entre 4% y 4,5%, proyectándose una desaceleración “normal” (fenómeno regional y mundial) en el 2022: entre 3,8% y 4%.
El precio del dólar está en G. 6.900 (referencial del BCP), tal como cerró el 2020, con un máximo de G. 7.057 en noviembre del año pasado, G. 7.007 en octubre y G. 6.453 al cierre del 2019. Las reservas internacionales del BCP suman 9.687 millones de dólares, el BCP vendió al mercado privado 1.003 millones de dólares, y el Gobierno Central tuvo un ingreso de 453 millones de dólares más con respecto a igual período de nueve meses del 2020, (pero en verdad recaudó mucho más). Todo está más caliente. Pero ni la economía ni el país se incendian. Ser realista es parte vital de ser optimista. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.