“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Los datos del Banco Central del Paraguay (BCP) en su informe de cuentas nacionales –las que al final determinan realmente el comportamiento de la economía nacional–

correspondientes al segundo trimestre del 2021 y en consecuencia al global del primer semestre como un todo son contundentes e irrefutables: la economía paraguaya creció 14,5% en el período abril-junio contra igual período del pandémico año 2020, cuando había caído en ese momento de “encierro” -7,2% versus el mismo lapso del 2019. Esta es la comparación que cabe realizar en principio. Si tu avance en el 2021 como mínimo supera al retroceso anterior da para aplaudir. Esto, por urgencia, mirando el corto plazo. Un crecimiento económico real del 14,5% obviamente está por encima de la caída comparable del -7,2% el año pasado.

Si vamos más hacia atrás podemos comprobar que fue en el segundo trimestre del 2018 que se registró un aumento del 5,8% (el último). De entonces a ahora dista una distancia y un tiempo económico muy larga para un muy pobre avance y con demasiados años de sufrimiento económico. El proceso de desaceleración de la economía paraguaya comienza prácticamente al cerrarse el 2017 con un crecimiento del 4,8%. Se mantiene aún fuerte hasta el segundo trimestre del 2018 (5,8%) para dar inicio al sube y baja en el tobogán, cuando en mayo ocurre la fea crisis económica en Argentina con efectos expansivos y el nuevo Gobierno no arrancaba a la velocidad y extensión y profundidad deseadas y requeridas. Terminamos el 2018 con un crecimiento del 3,2%. Y a continuación vino cual castigo divino una serie de plagas que nos hicieron retroceder -0,4% y -0,6% en el 2019-2020, en términos de la economía global. Pero vayamos a lo que el mismo informe del BCP indica:

En conclusión: Nuestro primer semestre del 2021, a la luz de los resultados finales del período abril-junio, con un avance del 6,9%, se corresponde con el mayor movimiento económico y una mejora en el ingreso de la gente. Como siempre cabe recordar que el PIB es una medida del crecimiento “promedio” de la economía, en directa relación con el comportamiento de cada sector analizado y su peso real en la torta global. Hay sectores que quizás en su mejora hayan estado muy por debajo del 6,9%, incluso otros que empataron con respecto al ayer pandémico, o incluso, continúan perdiendo. Opino que el tercer trimestre del 2021 no arrojará saltos tan grandes y/o altos.

El piso del 2020 ya no es tan bajo, por un lado, y por el otro lado, desde finales de junio tuvimos problemas diversos que afectaron la dinámica y el bolsillo de la gente, a saber: heladas, sequías, paro de transportistas, una muy comprometida y costosa navegabilidad de los ríos Paraguay y Paraná, desaceleración de las obras públicas por falta de recursos, suba pronunciada de precios – para el estilo paraguayo – del 5,6% interanual de la inflación, donde la canasta de alimentos subió 11,5%, lo que achica el bolsillo, debilita la demanda global y carcome el valor del dinero. En este escenario la economía se frena. Veremos cuánto. Por de pronto festejemos el 14,5% y el 6,9%. No por optimistas sino por realistas. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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