- Por Juan Carlos Zárate
- MBA
- jzaratelazaro@gmail.com
Uno de los aspectos más relevantes dentro de cualquier empresa hace referencia a la capacidad de la gerencia, es decir, la habilidad para dirigir exitosamente una organización bajo cualquier tipo de condiciones que puedan rodear a su entorno (micro y macroeconómico).
Una compañía podrá mostrarnos una buena posición económico-financiero-patrimonial, pero si en contrapartida falla la capacidad para manejar en forma eficiente y eficaz la estructura organizacional, todo ello no es que deja de ser relevante pero no tiene el equilibrio ni la fuerza necesaria si no muestra habilidad, capacidad y la flexibilidad para adaptarse y enfrentar con posibilidades de éxito cambios que puedan producirse tanto dentro de la compañía como del mercado/segmentos de negocios en el que desarrolla sus actividades.
Una buena evaluación de la capacidad gerencial en una empresa no debe dejar de considerar aspectos básicos como:
–Contar con objetivos claros tanto cualitativos como cuantitativos dentro de la estructura organizacional de la compañía…
El pronóstico de las necesidades financieras debería de reflejar todos los objetivos previstos en función a los segmentos de negocios explotados y a los mercados meta a los que apuntan.
–Su actual estructura le debería de poder cumplir eficientemente con sus planes y objetivos de corto, mediano y largo plazos.
–Se debería poder visualizar una razonable coordinación entre los distintos sectores de la empresa que beneficien a los clientes internos y externos.
–La gerencia de la compañía debe contar con programas específicos que les permitan estar informados de cómo “se está moviendo el mercado”, que están haciendo sus competidores y tener claro los planes de acción a poner en marcha para el buen desarrollo de su gestión.
–Analizar las tendencias de ventas (pasadas, presentes y futuras) con la debida antelación que permitan reaccionar a tiempo y establecer planes de contingencia de ser necesarios.
–Contar con una política de comercialización sólida y adecuada a los mercados que sirvan como para hacer frente a un futuro crecimiento.
El nivel de formación profesional, capacidad y habilidad de los puestos gerenciales son importantes para la buena marcha de nuestras empresas debiendo promoverse la descentralización de su estructura organizacional, dando responsabilidades y poderes a los mandos medios para que los altos ejecutivos puedan concentrarse el mayor tiempo posible en la planeación de nuevas estrategias y/o mejorando las existentes, analizando y evaluando de cerca a la competencia, más aún en nuestro mercado que si bien es estrecho, se muestra cada vez “más peleado”, donde los niveles de competitividad resaltan nítidamente.
Un management pobre y con debilidades estructurales, difícilmente podrá hacer de la empresa rentable dentro de un mundo globalizado donde la capacidad de reinvención e innovación, están presentes todos los días y tenemos que apuntar a que nuestros clientes se sientan satisfechos con nuestra empresa y con los productos/servicios ofrecidos.
No es fácil conseguir gente idónea que reúna los perfiles que demandan tal o cual posición directiva.
Una vez que los logremos debemos cuidarlos y hacer que puedan tener compensaciones no monetarias que los motiven seguir dentro de la empresa (cursos, seminarios, tanto a nivel local como en el exterior) y que se los escuche en sus sugerencias y recomendaciones, pues los ejecutivos jóvenes de hoy valoran muchísimo y constituyen el basamento de las organizaciones del futuro.