La caída del megacargamento de cocaína en un depósito de Fernando de la Mora no solo repercute en forma negativa a la imagen país, sino también trae consigo consecuencias inimaginables para otros sectores.
Por ejemplo, empresas lícitas están en jaque, por la operativa de tres bandas crimínales que operan, entre ellas el PCC, para vulnerar cargas que deben ser exportadas y ahí meten la droga.
El caso de la semana pasada, de manera automática perjudica al sector azucarero. Empresas paraguayas que exportan azúcar orgánica a los Estados Unidos ya sienten el impacto. El país del norte les exige, y con justa razón, que sus envíos en contenedores pasen por una fiscalización, lo que les genera un sobrecosto de 50 dólares por tonelada, eso representa el 10% del valor de la carga y con esto les deja fuera de competencia.
Se imaginan los años de trabajo de las empresas nacionales para conquistar esos mercados internacionales y hoy se corre el riesgo de perderlos porque no contamos con escáneres instalados en todos los puertos privados y públicos.
Hoy Aduanas solo cuenta con dos escáneres que fueron adquiridos hace 15 años, obsoletos y vetustos. La institución necesita como mínimo 10 de estos equipos. Apenas proyectan comprar dos por la falta de recursos. Se estima que 90 mil contenedores por año entran y salen del país y solo el 5% puede ser verificado.
Los ingenios azucareros, los cañicultores y todos los vinculados a este rubro, que en total afecta a unas 250 mil personas, reaccionarán esta semana. Ya están sufriendo desde hace años los embates del contrabando y justo ahora que tienen un oxígeno con la exportación se les viene la noche.
La institución encargada de combatir el contrabando a cargo de Emilio Fuster no funciona, Aduanas no tiene recursos para los escáneres, la Senad ni olió el operativo de la megacarga de la semana pasada, la Policía solo tiene datos del camionero y su hijo, el Ministerio de Industria y Comercio ni está enterado del drama de los azucareros.
Cuando la cabeza no funciona, es decir, el presidente Mario Abdo está desatinado y sin rumbo, todo se desmorona porque no hay una hoja de ruta. Nadie marca la línea a seguir y todas las instituciones funcionan como islas por separadas sin que nadie les marque nada excepto por los caprichos y ambiciones de quienes están al frente.
Cuando se percibe esa sensación de ingobernabilidad todo está a la deriva, hasta los criminales del Norte se hacen sentir, la inseguridad en las calles aumenta y ni esa institución referente de la economía, por años blindada ante la amenaza del poder político, como el BCP, hoy está desmoronada por oportunismos. Debemos aprender alguna vez que proyectos presidenciales con fines electoralistas nomás que se arman para ir en contra de alguien o de un sector no sirven, porque no tienen planes ni propuestas, solo improvisaciones. Inútiles e improvisados, sea del color que sea, nunca más. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.