- Por Felipe Goroso S.
- Columnista político.
El sábado pasado, en el espacio El Brunch de GEN, se dio el primer debate en televisión entre candidatos a intendentes de Asunción de partidos de la oposición. Estuvieron presentes Eduardo Nakayama del PLRA, Sebastián García de Patria Querida y Johana Ortega de Asunción Para Todos. El foco estaba puesto en las posibilidades y formatos para la concreción de una eventual alianza o consenso entre esas fuerzas para enfrentar unidos al candidato de la ANR, Óscar “Nenecho” Rodríguez.
Temas como el cronograma electoral y el peso que tiene para cada una de las fuerzas políticas, con los respectivos plazos que son bastante rígidos, se creería que no deberían ni estar en discusión, sin embargo, lo están. Y aun teniendo en cuenta que bien podríamos estar frente a una fina y muy elaborada estrategia de posicionamiento, habría que evaluar los costos de la misma, en el caso que así sea.
Enfrente está un candidato que ya ha demostrado tener uñas de guitarrero, las suficientes para triunfar en una interna colorada que tuvo absolutamente de todo menos suavidad. Como elemento agregado, todas las mediciones (las reales, no de aquellas que se usan como propaganda) le dan varios puntos arriba. En el hipotético caso de que la oposición logre consensuar sus fuerzas, aún así no le será fácil vencer a “Nenecho”. Es decir, la lejana unidad de la oposición es apenas un paso, no menor, pero apenas un paso. Y ojo que los tres candidatos de la oposición son dignos de destacar, cada uno tiene potencialidades interesantes.
La oposición deberá tener la suficiente templanza como para deshilvanar la maraña que implica deponer egos e intereses que son absolutamente válidos en política, eso sí, siempre y cuando no se vuelvan una complejidad para alcanzar el objetivo.
En Asunción todavía hay mucha tela por cortar, pero lo que puede verse es que de acá a octubre veremos una disputa electoral que será memorable, sobre todo para quienes nos gusta tanto esa mala palabra que empieza con p y termina con a: la política.