• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

Por el título, pareciera que les voy a hablar de la inseguridad que vivimos, hace ya un tiempo, con las decenas de asaltos, robos y violencia a diarios que nos azotan, sobre todo con un ministro del Interior ausente, que desde que asumió pareciera que se lo tragó la tierra. Pero no, no le voy a hablar del inútil de Giuzzio, ese, al cual esos asaltos, robos, violaciones, asesinatos e invasiones de propiedades privadas le resbalan o son solo “una sensación”.

Pero sí tiene que ver con invasiones de propiedades rurales y urbanas propiciadas por el mamotreto disfrazado de proyecto de ley que nos quiere meter el partido de maletín del ministro Giuzzio, aunque ahora la propietaria es la senadora “Gata flora” Masi, lo niegue a él y a sus otros muñecos de torta, que nos enchufó en el gobierno Añetete, al que no solo niega pertenecer, de boca para afuera, sino que ataca permanentemente con insultos, denuncias, con esa cara de sicópata mal medicada que la caracteriza, pero al que luego vota con fanatismo y obediencia en las elecciones del Senado o cuando su amigo, el “empleadito del cartollanismo mafioso Marito”, le pide que le apruebe alguna ley. Ahí deja de lado, unos días, la lucha contra “el cartollanismo asesino mafioso comedor de niños” y se alinea como vela (diría el finado Lino’o) y mira hacia otro lado, mientras finge (bueno, no finge) demencia y te habla de cómo cuidarte del covid o de alguna serie que vio en Netflix. No se te ocurra preguntarle qué le pasó a su “denodada e incansable” lucha sin cuartel contra la #anrnuncamas y el operativo cicatriz, porque te insulta y bloquea de inmediato, sí a vos tontín, que esperabas que te dé una explicación la delincuente de marras, pavote inocentón... seguro que sos de esos pocos que todavía lee y cree lo que publica Abc y todo, chúlina...

Es que ante la disyuntiva (¿será que se puede decir que era una disyuntiva?) de votarlo a Eusebio Ramón Ayala, que inclusive, a decir de los propios oficialistas colorados, es un acérrimo crítico del Gobierno y sus políticas para presidir uno de los poderes del Estado, desde donde justamente podrían, ellos, los opositores corregir y presionar al Ejecutivo para que se deje de joder. Ella, su secre, sus amiguitos monseñor Fernando Armindo y su mono jojoy Pereira, el “simpático” de Ab Ovo, “Tony”, de Hagamos (hagamos plata era...) y algunos liberales, apresurados por recuperar lo gastado en la interna, terminan votando a “Cachito” Salomón.

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“Cachito” Salomón se dice oficialista de Añetete, pero según cuentan públicamente sus compañeros, más bien pertenece al “cachitosalomonismo”, que más que una corriente política es una “cuenta corriente”, a la que recurren estos cachafaces más arriba citados en busca de amor, comprensión, mimos, zoquetes y efectivo. Y el buenazo de “Cachito”, que tiene el sí fácil, y es generoso y mimoso, les da ese “cariño” que les falta según el caso... un filántropo... con plata ajena, pero filántropo al fin.

En manos de esos próceres está la seguridad jurídica de la República, son esos próceres abonados al “cachitosalomonismo” los que supuestamente van a evitar que los delincuentes de PDP o el Frente Guasu nos metan esta y otras leyes anticonstitucionales para favorecer invasiones, legalizarlas, y si tienen ganas y hace falta, para hacerlas obligatorias. Total en el Senado todo es cuestión de números, ellos dicen qué número de dólares o guaraníes les cierra y les depositan, mientras voten la barbaridad que sea.

Señor, señora, señorita, antes de comprar un lote, aunque sea en un cementerio privado, no le digo ya una quinta o una estancia, mire el Congreso, fíjese en el Senado y mande la plata a una cuenta bien lejos, que si estos aparatos son los que nos van a dar seguridad jurídica, estamos en el horno.

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