• POR EDUARDO “PIPÓ” DIOS
• columnista

En todos los países normales y semi­normales del mundo, los gobiernos, normales y seminormales, están en lo urgente, la lucha para salir de la crisis sanitaria por la pandemia del covid, ya sea vacunando, gestionando, los jefes de Estado a la cabeza, llamando, presionando, rogando, como sea, vacunas, y viendo cómo cubrir las urgencias sanitarias y económicas de los ciudadanos. Y en lo importante, ver cómo recuperarse, luego de solucionar la parte urgente, planes, medidas, etc.

Acá, nuestro muñeco de torta, rodeado de unos pocos funcionarios serios, pero contro­lado por una gavilla de sinvergüenzas, está en la boludez perpetua. A su gobierno se le caen los puentes, se muere gente, pero él defiende a su pastor-teólogo-ministro de Obras cacha­faz y badulaque, con frases épicas, que pare­ciera le escribe un libretista de programas de humor (negro más que nada). Si no fuera por­que algunos de sus ministros no quieren ente­rrarse con él, o no hicieron fortunas en negro estos últimos tres fatídicos años pensando en un retiro dorado en Miami, o bien, porque les preocupa en serio la situación catastrófica en la que estamos, y se ponen la situación al hombro y consiguen vacunas de a puchitos y rogando por ahí, seguiríamos esperando que el Covax de mierda nos tirara unas cuantas vacunas y se estaría vacunando a cambio de votos para las municipales.

Es que nuestro “peor no puede ser nada” no contento con hacer cagada tras cagada, tiene tiempo y despilfarra recursos públicos para alimentar candidaturas municipales, sí, el tipo que te dice que no tiene plata para darte medicamentos, para que no te mueras del covid que te agarró porque, el carruaje, no consiguió vacunas a tiempo, usa millones de dólares de dinero público para comprar con­ciencias, nombrar planilleros mononeurona­les y delincuentes afines en cargos públicos y tratar de robarse las internas, para alimen­tar un ego digno de un enfermo siquiátrico. Claro, los delincuentes y sinvergüenzas que lo rodean y alientan se estarán llenando los bolsillos, total, saben que, si el tipo se va por la ventana, verán la manera de acomodarse con el que venga.

A este impresentable habría que mandarlo de gira y sacarle la lapicera (que usa solo para fatear), de por ahí, con esa cara de beduino cansado y deprimido le da pena a alguien y le regala vacunas, peor de lo que hace estando acá, no va a hacer, se los juro.