• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

Cuando en un gobierno detona una crisis, cada hora cuenta. Desde las últimas horas del miércoles pasado hasta hoy hemos visto desarrollarse una crisis de alto voltaje, luego de que un puente se desplomara y causara la muerte de tres paraguayos e igual cantidad de heridos. Hasta ahora no se ha visto que se hayan activado estrategias para contener el incendio.

Y si estamos ante un gobierno al que normalmente le cuesta una enormidad comunicar, estas falencias se potencian y quedan expuestas durante una crisis. La comunicación de crisis no necesita de cuestiones cosméticas ni artificiales, ni un exceso en los gestos, modos y tonos políticos (en este punto se podría señalar la cinematográfica visita del ministro a la zona sin muchos más aportes) ni mucho menos eslóganes de campaña. No es profesional el permitirse una estética electoral en contextos de crisis. Pedagogía e información son los requisitos irreemplazables y excluyentes.

Plan de crisis, monitoreo permanente (acá juega un papel clave tener una estrategia digital, ya que las redes sociales suelen ser bastante difíciles de ser enmarcadas en un escenario de crisis). Comunicación interna (definición de un solo eje discursivo y sus correspondientes líneas), comunicación externa y propuestas de solución. Son algunos de los elementos que deberían de haberse visto en todo este tiempo que viene transcurriendo la tormenta. Definitivamente no lo vimos hasta ahora. Tal vez la excepción fue la visita que hizo el presidente de la República a los familiares de uno de los fallecidos, aprovechando otra jornada de inauguraciones en la zona de Alto Paraguay. En esa visita, donde el presidente dio sus condolencias a la familia, no se permitieron imágenes, pero sucedió.

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Al final del día; la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, pasa por asumir responsabilidades. Se sabe que las responsabilidades políticas no se pueden transferir a funcionarios de menor rango que tienen, como mucho, responsabilidades administrativas u operativas. Ni mucho menos pasar la obligación de controlar el estado de puentes, rutas y caminos en general a gobiernos de hace 20 años.

Las crisis gubernamentales son incendios, para apagarlos se necesita a los mejores bomberos, no a pirómanos.

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