• Por Jorge Torres Romero
  • columnista

La actual administración de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) solo pudo auditar las cuentas de la institución desde el 2013 hasta el 2015. No existen registros contables desde el 2013 para abajo; es decir, lo que sucedió antes nadie pudo auditar ni saber qué se hizo con el dinero que debió ir al fútbol, o sea, a las asociaciones de los países y a los clubes.

En estos tres años de auditoría se descubrió que desde la Conmebol desaparecieron US$ 200 millones. Hicieron el seguimiento de la ruta del dinero y hasta ahora pudieron recuperar un poco más de US$ 50 millones.

En la edición de hoy de La Nación se lee parte de la entrevista que le hicimos al periodista y escritor norteamericano Ken Bensinger, quien siguió muy de cerca todo el escándalo del FIFAgate en la Corte de Brooklyn (NY) y es autor del libro “Red card” (“Tarjeta roja”).

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El sonado caso FIFAgate saltó nuevamente al tapete en estos días tras el anuncio de que el banco suizo Julius Baer admitió ante la justicia norteamericana el lavado de más de US$ 36 millones en sobornos en el caso de la FIFA. Entre los implicados se encuentra el ex dirigente de fútbol argentino Julio Grondona, quien dejó millones de dólares a sus tres herederos. En Paraguay, este mismo modus operandi fue utilizado por el ex dirigente deportivo Nicolás Leoz y el banco Atlas, de la familia Zuccolillo.

El escándalo del FIFAgate, destapado por Estados Unidos en mayo del 2015, dejó al descubierto una trama de sobornos millonarios pagados por empresas de marketing deportivo a dirigentes del fútbol a cambio de derechos en las retransmisiones televisivas y promoción de torneos.

Según los fiscales estadounidenses, el banco suizo Julius Baer fue una de las tantas entidades financieras que lavó el dinero sucio producto de los sobornos. El banco también admitió que canalizó los sobornos vinculados a los derechos de televisión de las copas América, Libertadores y Sudamericana para múltiples ejecutivos del fútbol continental, entre ellos Nicolás Leoz, ex presidente de la Conmebol y de la Asociación Paraguaya de Fútbol, pero sin detallar el monto preciso.

Leoz también habría utilizado el mismo modus operandi de Grondona para lavar dinero a favor de sus herederas, pero en este caso, utilizando un banco local para el efecto, el banco Atlas. Según la auditoría privada ordenada por la Conmebol sobre las operaciones comerciales entre el banco Atlas y Leoz, en febrero del 2016 fueron celebrados dos fideicomisos entre Leoz y el banco de la familia Zuccolillo, apenas 1 mes y 4 días después del allanamiento a la Conmebol, en el marco del FIFAgate y de la prisión domiciliaria dictada en contra del connacional. A tal efecto, Leoz transfirió al banco Atlas la propiedad de bienes representados inicialmente con CDAs por valor de US$ 1.469.315,44 y G. 15.649.560.529 para que se conforme un patrimonio autónomo, administrado por el fiduciario.

El mismo día, jueves 11 de febrero del 2016, el Sr. Nicolás Leoz celebró otro fideicomiso con el banco Atlas y transfirió la propiedad de bienes representados inicialmente con CDAs por valor de US$ 691.475,56 y G. 7.364.965.521. Este contrato, muy similar al anterior, se diferencia principalmente en las personas designadas como beneficiarias: las Sras. Nora Cecilia Leoz Plate de Cardozo y María Celeste Leoz Plate de Ribeiro. En noviembre del año pasado, las hijas de Nicolás Leoz ordenaron al banco de la familia Zuccolillo devolver a la Conmebol cerca de US$ 2 millones, producto de uno de los contratos de fideicomiso que el banco firmó con el ex dirigente deportivo.

Según el periodista Bensinger, al igual que los bancos suizos que se vieron acorralados por los fiscales de Estados Unidos, el banco Atlas, que hasta ahora se negó a brindar información sobre las operaciones de Leoz, podría terminar cediendo ante los requerimientos de la justicia norteamericana. Al banco paraguayo no le conviene que los EEUU le aplique alguna sanción, quizás negarle que transfiera dinero a ese país, por lo que no tendrá otra opción más que rendirse ante la justicia norteamericana. Todavía está a tiempo Atlas de cooperar con la investigación; de lo contrario, las consecuencias podrían ser gravísimas para sus directivos, por ejemplo, que les nieguen la visa para ingresar al país del norte. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

Dejanos tu comentario