• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • Twitter: @ RtrivasRivas

Vacunación contra el corona­virus, continuidad del confi­namiento, deuda externa y la Copa América, parecerían ser los cuatro temas que –en el frente interno- son par­tes sustanciales del debate público en la Argentina. En el plano transnacional, la mayor inquietud de analistas de todo sector, es tratar de discernir cuáles son los ejes de una política exterior que no ter­mina de definirse. Sin dudas, las sucesivas divergencias internas en el seno de la coa­lición de gobierno [el Frente de Todos], explican suficien­temente el desconcierto gene­ralizado de quienes intentan saber qué pasa en este terri­torio fértil en el que, desde muchas décadas, lideran éli­tes yermas.

De allí las dudas a las que, en no pocas oportunidades, se añaden exposiciones públicas que invitan a la confusión. En los últimos días de la semana que pasó, se conoció –siem­pre a través de trascendidos de fuentes inobjetables- que el presidente Alberto Fernán­dez quiere ser mediador en Venezuela entre el régimen de Nicolás Maduro y las oposicio­nes, para intentar hallar una salida a la profunda crisis que se vive en ese país. Reciente­mente, en Ecuador, el canciller Felipe Solá, a donde viajó para asistir a la asunción del nuevo presidente en ese país, Gui­llermo Lasso, habló con Juan González, el más importante funcionario del presidente norteamericano Joe Biden para Latinoamérica, sobre el tema. ¿…? Repasemos la emer­gencia sanitaria. La estadís­tica oficial de la pandemia, da cuenta que aquí se han infec­tado 3,732 millones de perso­nas; de las cuales 3,288 millo­nes, se recuperaron.

Hasta pocas horas atrás, este país con una población de aproximadamente 45 millo­nes de habitantes, recibió 15,484 millones de vacunas de las cuales, 15,272 millo­nes se distribuyeron entre los 24 Estados provinciales. El reporte gubernamental agrega que 12,063 millones, fueron aplicadas. El detalle de las inoculaciones precisa que 9,318 millones de personas recibieron una dosis [20,5% de la población] y que 2,744 millones [6,1%], completaron las dos aplicaciones. Porta­voces sanitarios que exigen reserva de sus identidades, aseguraron a éste correspon­sal que “el objetivo es vacu­nar al 70%” de quienes habi­tan el país. En ese contexto, falta vacunar 42,255 millo­nes de personas de las cuales 39,511 millones aún no reci­bieron ninguna dosis. Los fallecimientos por SARS-CoV-2, hasta la mañana de ayer, suman 77.108 personas. En lo que concierne al confi­namiento, desde este lunes algunas poco significativas restricciones concluyeron. Sin embargo, los próximos días 5 y 6 de junio –el fin de semana que viene- se aplicarán, una vez más, impedimentos de Fase 1. Cierre total.

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Preocupante, por cierto. Cuando se observan los datos de la deuda externa, la infor­mación oficial, da cuenta –casi con exclusividad- de las rele­vantes gestiones que el presi­dente Alberto Fernández y su ministro de Hacienda, Martín Guzmán, realizan en todos los frentes para ajustar los pagos de las obligaciones crediticias de este país a sus posibilida­des reales. Antes de que fina­lizara 2019, la vicepresidenta Cristina Fernández, pública­mente, explico a quien qui­siera oírla que la Argentina “no puede pagar”. Pese al esfuerzo de la segunda al mando, el almanaque es implacable. Antes de que finalice este lunes, la Argentina tiene que pagar al Club de París, 2.400 millones de dólares. Esa obligación, fue pactada por el actual gober­nador de la provincia de Bue­nos Aires, Axel Kicillof el 29 de mayo de 2015, cuando era ministro de Economía. Al pare­cer, de las conversaciones soste­nidas días atrás en Europa por el Alberto F con el presidente de Francia, Emmanuel Macron y horas atrás –por ZOOM- con la canciller de Alemania, Angela Merkel, es muy probable que aquel organismo multilateral informal, acepte –como está previsto en las prácticas del Club- diferir el vencimiento 60 días más para evitar decla­rar a este país en default y que, por cuerda separada, las auto­ridades locales intenten, en ese tiempo, alcanzar un acuerdo, en el mejor de los casos o, por lo menos, una carta de intención, con el Fondo Monetario Inter­nacional (FMI), para refinan­ciar poco más de 44.000 millo­nes de dólares que la Argentina recibió en 2018.

En cualquiera de las dos opcio­nes, el Club de París procura que este deudor acepte, como lo prescribe el Artículo 4 del estatuto del FMI, que una vez al año la marcha de su econo­mía sea auditada. Fueron con­versaciones relevantes, en el más alto nivel. El panorama no es sencillo. De la deuda que se mantiene con el Club, casi un 35%, se le debe a Alema­nia; 10%, a Italia; y, un 25% a Japón. Para “cooperar” con Argentina tiene que haber acuerdo unánime entre todos los acreedores. No será fácil. El discurso y las explicaciones de Alberto F. ante los líderes europeos pueden ser atendi­bles para algunos de ellos pero en modo alguno lo son para la señora Merkel quien, en sus más de tres quinquenios en el cargo, escuchó palabras parecidas en boca de los ex mandatarios Néstor Kirch­ner (2003-2007), Cristina Fernández (2007-2015) y Mauricio Macri (2015-2019). En el orden interno, no hay acuerdo en el seno de la coa­lición de gobierno para que ello suceda. En el plano de lo concreto, con datos duros en la mano, hasta que finalice el presente año, Argentina tiene comprometidos pagos por un monto cercano a los 7 mil millones de dólares.

En este punto es imrescindible precisar que, si bien las reser­vas que atesora el Banco Cen­tral de la República Argentina (BCRA), se ubican en torno de los 41 mil millones de dóla­res –cuando asumió Alberto F. [10/12/2019] estaban en 43.785 millones- coinciden­tes analistas sostienen, sin que oficialmente se los des­mienta, que “de libre dispo­nibilidad, la autoridad mone­taria solo dispone de poco más de 7 mil millones”. Reciente­mente, Alejandro Catter­berg, director de la consul­tora Poliarquía, una de las más prestigiosas aquí, reveló que “todos los indicadores que medimos –pesimismo, miedo, incertidumbre en las familias argentinas- están en su peor momento”. Confirmó también que “desempleo e inflación, son las mayores preocupacio­nes argentinas”. Pero señaló que “cuando las personas son vacunadas o sus familiares en situación de vulnerabilidad son inoculadas, pierden un poco el pesimismo”. La socie­dad rechaza, además, la posi­bilidad de que la Argentina sea sede única de la Copa América que tiene fecha de iniciación en dos semanas.

Catterberg, en ese sentido, luego de reiterar que “hay miedo a la inseguridad, a la pandemia y a los riesgos en la salud”, con­firmó que “hay una abruma­dora mayoría en contra” de que ese evento deportivo se realice aquí. Mientras, el fútbol local, el campeonato de la Liga Pro­fesional, está suspendido por el Covid. Todo indica que autori­zar la Copa América podría ser un gol en contra para el gobierno cuando faltan cuatro meses para las elecciones primarias abiertas simultaneas y obligato­rias (PASO) en las que se defini­rán los candidatos y candidatas que, en noviembre próximo, se someterán a la voluntad popu­lar para renovar el 50% de la Cámara de Diputados y el 33% de la de Senadores.

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