Al cerrarse abril del 2021 las reservas monetarias internacionales (RMI) del Banco Central del Paraguay (BCP) totalizaron un nuevo monto récord de 10.170 millones de dólares (27% del tamaño de la economía, un nivel altísimo en la región). Frente a 9.490 millones de dólares al finalizar el 2020. El récord actual es el más alto después de una cifra que en su momento también llamó la buena atención: abril del 2018 con 8.841 millones de dólares.

Al darse la patada a la dictadura de casi 35 años, en febrero de 1989, cuando el estronismo se pudría, nos encontramos con que prácticamente no teníamos reservas internacionales. Digo prácticamente porque en el BCP casi vacío teníamos en reservas internacionales solo 233 millones de dólares, equivalente al 6,4% del Producto Interno Bruto (PIB) o valor de la producción económica. Y 12% del monto de la deuda externa. Pero nuestros atrasos en el pago de la deuda externa, que se venían acumulando en contrapartida a la comilona estronista, totalizaban 303 millones de dólares. Por este mal comportamiento caímos en default en 1986, por no poder honrar nuestros compromisos. El dictador Stroessner fue el padre de nuestro primer default. El estronismo militante combatiente y colorado se había comido el buen nivel de reservas de 1980-81. A partir de entonces, el hundimiento o la voraz tragada.

Siempre es muy importante tener un buen nivel de reservas internacionales, principal garantía de estabilidad económica. No tenerlo podría significar el precio del dólar sin control o disparándose, oscilando con temblor con saltos bruscos de picos muy altos y bajones muy bruscos, como canoa en el mar turbulento, alta inflación al encarecerse todo lo importado, caída del salario y del ingreso reales en cuanto al poder de comprar, suba del desempleo, dificultades para el pago de los compromisos de la deuda externa, mayor déficit fiscal de Gobierno, lo que no siendo todo se traduce en una desconfianza generalizada, que implica prácticamente con seguridad menor inversión y producción, con salida de capital (dólares) al exterior para asegurar el mejor refugio.

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No pocos especialistas en todo dicen y dirán: pero eso de los 10.170 millones de dólares de reserva es pura macro, y la macroeconomía no llega al bolsillo de Juan Pueblo. ¿Cómo estaría el bolsillo de Juan Pueblo con un precio del dólar a G. 8.000/9.000? No quiero ni imaginármelo. Combustibles, medicamentos, transporte, maquinarias, con precios por las nubes. Y especulación y/o escasez en los mercados.

Por todo ello la estabilidad económica ayuda, y ni qué hablar en tiempos de pandemia. Por culpa de uno de los tres peores gobiernos democráticos que tuvimos (Cubas y Macchi), volvimos a caer en default en febrero del 2003, cuando no pudimos pagar unos 21 millones de dólares por unos bonos internos dolarizados. Al cerrarse el 2002, que fue la antesala del deshonor, las reservas internacionales sumaban 641 millones de dólares o 12,6% del PIB o 28% de la deuda, cuyo peso respecto al tamaño de la economía estaba en 45%. Así que darle valor al buen monto de las reservas internacionales es un principio económico de responsabilidad. Pero ojo, no por ello corresponde el sobreendeudamiento del Estado. Más tarde o más temprano, se cae en el mal uso de las reservas, la puerta al desequilibrio. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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