- Por Jaime Egüez
- Presidente del Club de Ejecutivos
Estamos atravesando el momento más importante de la crisis sanitaria que, indefectiblemente, nos genera un impacto directo en otras áreas como la económica. Y, sobre todo, en la emocional de tantos compatriotas. Continuamos ante una descoordinación bastante pronunciada entre las propias autoridades y sus equipos de gestión en los sectores públicos. Y en circunstancias en que deben involucrarse a fin de encontrar alternativas y soluciones para los apremiantes desafíos.
a un sector privado cada vez más involucrado en proponer y asumir responsabilidades que no están en su esfera de actividad. Pero debido al contexto solidariamente extiende hace meses horas de trabajo, insumos y aportes económicos para paliar tantas ausencias en la gestión de cada desafío. Tubos de oxígeno, camas de internación, comida para los familiares. Y, así, la lista es enorme y voluminosa.
Llegamos a momentos muy difíciles donde las decisiones son de un impacto muy complicado de administrar con consecuencias imposibles de eludir. No hay soluciones fáciles para estos momentos. Primero, debemos poner de alguna manera un orden de elementos que nos permita avanzar. Y sobre este orden debe haber alineación vertical en el Gobierno. Con esto quiero señalar que el Gobierno debe tener líneas de ejecución que se llevan a la práctica sin dilación. Pues se acabó el tiempo de discutir y consensuar.
Hay que entender que en crisis se ejecuta, se revisa y aun se corrige, pero no se detiene la acción. Personas o procesos que de alguna manera impidan el curso del plan deben ser retirados del curso de ejecución. Ello, al asumir que el objetivo principal es el cumplimiento del plan.
Pongo esto en relieve porque luego de meses de aportar al proceso con varias asociaciones y gremios a la crisis sanitaria, creo que podemos concluir que no avanzamos más rápido porque hay todavía posiciones encontradas a nivel de personas en los cargos de poder. El miedo al cambio, a un nuevo proceso, es el peor enemigo en este momento de todos los involucrados en gestionar la coyuntura sanitaria.
Segundo, para ejecutar rápido se debe achicar el grupo que toma decisiones, al tiempo de otorgarle el poder de ampliar las unidades de ejecución por diversificación y aumento de las urgentes tareas. No puede haber dos o tres grupos en el Gobierno que toman decisiones en la misma área. La colaboración es diferente a la toma de decisiones. Y vemos con mucha preocupación la disposición del Gobierno en aumentar sus niveles burocráticos de gestión.
Tercero, el equipo de comunicación es crítico y debemos comunicar mejor. En la mitad de un proceso de crisis, los equipos y los ciudadanos debemos entender qué estamos haciendo y hacia dónde vamos.
Cuarto, cero tolerancia con la corrupción, avivadas o privilegios desde el propio Gobierno. En este momento son necesarios un pragmatismo a ultranza, una transparencia que concite confianzas y seguir el manual de crisis paso a paso.