Todo lo que podamos estar haciendo ahora, tengamos la cuasiseguridad de que cambiará en algún momento.

Vivimos dentro de un mundo globalizado, dinámico y vertiginoso, en donde los cambios se podrían ir produciendo cada día, pues es tanta la capacidad innovativa y creativa que se observa, donde incluso es necesario que nos vayamos reinventando permanentemente, dada la mayor movilidad laboral, pues mucha gente que ahora podría estar trabajando en tu equipo, en cualquier momento podrá abandonarlo para pasar a otro departamento dentro de la organización o, porque no, también migrar hacia otra empresa de la competencia, que le podría ofrecer mejores condiciones económicas e incluso una proyección de futuro mucho más sólida.

Todos los cambios que se van dando dentro de nuestras organizaciones son normales, y es allí donde el directivo que posee inteligencia y talento debe tener la ductilidad necesaria para ir enfrentándolos con éxito, preparando en las principales posiciones a un backup o sustituto, que pueda reemplazar en un momento dado a cualquier funcionario que pueda salir de la empresa, ir de vacaciones o por cualquier otro motivo, de tal forma a que el flujo de actividades no cese o muestre interrupciones.

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En ocasiones también se observan empresas que cambian a sus principales directivos o ingresan nuevos accionistas, lo que habitualmente da lugar a que se produzcan cambios en el modo de trabajar, incorporando nuevos productos o servicios, “atacando” otros mercados objetivos, entre tantas otras cosas.

Aquel que posea la resiliencia necesaria y está acostumbrado a estos menesteres podría seguir adelante, pero se dan casos en que muchos funcionarios se han acostumbrado por un largo tiempo al trabajo dentro de un esquema estructurado o esquematizado, haciendo que estos cambios que se producen les ocasione trastornos emocionales importantes, pues al no tener la ductilidad necesaria, como para poder adaptarse a diversas situaciones “caen” por el camino.

La resistencia a los cambios que son cada vez más frecuentes hoy día no llevarán a “buen puerto” a nadie, pues aquel que lo acepta de buena gana y pone de sí todo el esfuerzo, contracción y entusiasmo para poder adecuarse a la nueva forma de trabajar, siempre tendrá una ventaja comparativa y competitiva frente a otros.

De allí que la actitud que uno pueda mostrar ante ciertas situaciones es fundamental para superar con éxito los inconvenientes de diversa índole que podrían ir presentándose por el camino.

Aquel que lo demuestre, siempre llevará las de ganar, pues es sabido que hoy día las empresas especializadas en RRHH, ya no preguntan como antes acerca de tus calificaciones en el colegio o universidad, sino que se fijan en forma primaria en la actitud y predisposición que mostrás y que se plasmaría en la práctica una vez que seas seleccionado para tal o cual posición dentro de una empresa.

Tenemos a muchos directivos que ante ciertas situaciones juegan a ser el roble bajo la tormenta, en tanto que otros optan por ser el sauce, que les permiten inclinarse y balancearse y al final sobrevivir. Los primeros si bien resistieron y se mantuvieron firmes, al final se les han roto las ramas.

Las oportunidades están para ser aprovechadas. Y qué mejor para un profesional que tiene la oportunidad de poder servir dentro de una compañía en diversas posiciones, lo cual les permite ir acumulando know how y expertise (conocimiento y experiencia) que al final se convierten en uno de sus mejores activos vs otros que se muestran temerosos a los cambios y prefieren seguir en la misma rutina de todos los días.

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