- Por Hermano Mario
- capuchino
Jesús vino al mundo para reconciliarnos con Dios, liberándonos del poder del mal y dándonos de nuevo la filiación divina, con todos sus beneficios: como una vida espiritual, como la victoria sobre el pecado y la inmortalidad.
Para esto Él necesitaba vencer al mal en todas sus manifestaciones (egoísmo, envidia, abandono, traición, tristeza, humillación...) hasta en aquella más cruel: la muerte.
Por eso, después de haber rezado por el reino de Dios, de haber hablado sobre la vida motivada únicamente por amor, de haber manifestado con palabras y gestos que Dios está cerca de todo hombre que confía en Él, Jesús necesitaba someterse a las fuerzas del mal para poder derrotarlas desde la raíz.
No fue difícil encontrar quién quiera hacer mal a Jesús. Al contrario, desde que nació, siempre estuvo amenazado de muerte. Sus padres tuvieron que huir a Egipto para que los soldados de Herodes no lo mataran cuando aún era un niñito. Muchas otras veces tuvo que huir porque le querían apedrear o le querían arrojar a un precipicio... pero su misión aún no estaba completa.
Esto nos revela que el amor y el bien siempre corren riesgos en la sociedad humana. Cualquier cosa buena que nace, cualquier proyecto de ayuda, de solidaridad o de amor que empieza a crecer, siempre enfrenta persecuciones, pues todos nosotros estamos contaminados por el egoísmo, la envidia, los celos, el miedo, la avaricia... y como Caín siempre intentamos matar a quien hace el bien, porque esto nos perturba. (¡No debemos pensar que nosotros somos siempre las víctimas, pues muchas veces también somos los perseguidores!).
De hecho Jesús fue perseguido por los sumos sacerdotes, por los doctores de la ley, pero también fue traicionado por uno de sus discípulos, fue abandonado por todos sus amigos, fue negado por el discípulo de su mayor confianza, fue despreciado por la muchedumbre que seguramente en otros momentos le habían aclamado y habían recibido sus beneficios.
Estaba llegando la hora decisiva de Jesús. Él ya había esparcido la semilla de la vida nueva, ahora necesitaba regar con su sangre para que pudiera brotar.
Jesús permite que se imprima en Él toda la maldad humana. Acepta todo desprecio, toda injusticia, todo odio, toda violencia... y abraza la cruz.
Él sabía que en aquella cruz estaban todas las miserias humanas. Los hombres pensaban que estaban destruyendo a Jesús, pero él sabía que estaba preparando el remedio para la maldad del mundo. Los hombres pensaban que estaban matando a Jesús, pero él sabía que estaba dando la vida.
Y mataban a Jesús de Nazaret. Las tinieblas cantaban victoria. El hombre pensaba que había vencido a Dios. Jesús estaba muerto y enterrado. En la lógica del mundo, la historia de Jesús se había terminado. Hasta los mismos discípulos estaban tristes y decepcionados. Las mujeres, amigas de Jesús, van muy rápido al sepulcro el día domingo para ungir su cadáver. Pero cuando llegan, ven que el sepulcro está abierto y vacío, solamente con los tejidos que le envolvían...
Al principio era difícil de aceptar... ¡Está vivo! ¡Resucitó! ¡La muerte no tiene más la última palabra!
¡Alegría! ¡Aleluya! ¡El Señor resucitó!
Desde aquel día, el hombre no está más condenado a las tinieblas. No está sujeto al mal. Jesús resucitado comunica su victoria a todos los que quieran renacer a una vida nueva. En el espíritu del resucitado, todos los que buscan vencer al mal, encuentran la fuerza y el modelo.
En Cristo Jesús, hoy nosotros estamos invitados a ser hombres nuevos. Ya no puede reinar en nuestras vidas el egoísmo, el orgullo, el miedo, la tristeza... debemos renunciar al mal... y permitir que solo Jesús sea nuestro Señor.
¡Felices Pascuas!
El Señor te bendiga y te guarde,
el Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
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El arrepentimiento llega al final, cuando es tarde
Gregoria apenas pudo atajar su impulso para no apretarle el cuello a su paciente, luego de escuchar el comentario: “¡Qué payasos son!”, mientras las imágenes del televisor mostraban la procesión de la Virgen de Caacupé durante el novenario. Contuvo sus manos, pero su afilada lengua llena de indignación contestó un recatado: “Tendrías que respetar la creencia de los demás”. De nada valdrían las explicaciones ya que la ofensa estaba consumada. No entendería que lo que intentó hacerle ver era que la sociedad no había cambiado nada en al menos 5.000 años. Esa era la payasada, no la Virgen.
Haciendo una comparación entre la sociedad actual y la de los antiguos mesopotámicos, era fácil notar las similitudes y eso era lo que el paciente quiso resaltar. Siglos de evolución y la organización social era la misma: por entonces estaban los reyes y su corte, que hoy serían los políticos y gobernantes; los comerciantes, que se transformaron en los modernos empresarios; estaban los alfareros y orfebres, que hoy serían industriales; los músicos, hoy convertidos en artistas y actores; los guerreros que se dedicaban a proteger la ciudad y abusar de su poder, que hoy serían las fuerzas armadas, y finalmente estaban los sacerdotes que, aunque por aquella época incluso sus dioses exigían sacrificios humanos, en la actualidad solo piden la buena voluntad de los fieles.
Fueron 50 siglos desperdiciados ya que la maldad sigue presente, así como la avaricia, el robo, el engaño, la mentira, las conspiraciones o el cinismo. Ese tiempo hubiera sido suficiente para entender la necesidad de trascender hacia una sociedad con más empatía.
Este 8 de diciembre, día de la Virgen de Caacupé, habría que recordar que el paso por la vida debe ser un acto egoísta en el que el único objetivo es encontrar la salvación y eso se logra con obras de amor y no acumulando riquezas ni presumiendo lujos ni sembrando injusticias ni yendo de peregrinación solo para comentárselo a los vecinos.
Es innegable que el dinero y el poder son elementos que hacen que el ser humano olvide el miedo a la muerte, pero la duda llega al final del camino y no hay una sola persona que no esté dispuesta a dar todo lo que tiene para seguir, aunque sea un día más y postergar ser encerrado en el olvido del implacable ataúd.
Posiblemente vivimos en el momento más convulsionado de la humanidad, recordando que las más grandes batallas de antaño con flechas y espadas son nada comparando con la posibilidad destructiva de los misiles balísticos hipersónicos con capacidad nuclear que hoy amenazan con hacer desaparecer la vida en el planeta.
Como ejemplo vemos con resignación que un solo hombre, el más poderoso del mundo, un octogenario que ya está al final de su vida hace todo lo posible para no ser él el único que deba rendir cuentas a la incorruptible Parca. De nada le sirven todos sus millones, todo su ejército, todas sus influencias, todas sus amistades y alianzas, la muerte le respira en la nuca y tiene miedo.
Los medios publican que “quiere incendiar el mundo antes de irse”, por eso autoriza el uso de misiles de largo alcance. No es para defender la democracia, es un manotazo de ahogado, una señal de que se da cuenta de que le llega la hora.
Movió todas sus influencias para condenar a su rival, recurso que riñe con la Justicia al indultar a su propio hijo sobre quien pesaban condenas por tres graves delitos cometidos y que tenían una expectativa de cárcel de 25 años.
Que el fenómeno de la Virgen de Caacupé nos haga reflexionar hoy sobre nuestras acciones y que el futuro no nos sorprenda con arrepentimientos que nos acompañen a la eternidad.
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Bartimeo, un limosnero ciego, gritó: “Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Mc 10, 46-4
Al salir Jesús de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo (Bartimeo), un limosnero ciego, estaba sentado a la orilla del camino. Cuando supo que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: “Jesús, ¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Varias personas trataron de hacerlo callar. Pero él gritaba mucho más: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Mc 10, 46-48
En años anteriores cuando la liturgia nos ha presentado este evangelio hicimos una reflexión sobre el sentido del milagro que Jesús hizo con el ciego que estaba al borde del camino. Este año aprovecho la oportunidad para continuar meditando sobre la oración que meditamos la semana pasada, agregando la iluminación del hodierno evangelio.
Él nos habla de un hombre con un problema muy concreto: era un ciego y a causa de esto estaba al borde del camino, marginado por su sociedad.
Aunque fuera un ciego, no estaba resignado con su problema. Era un hombre sin luz, pero él la estaba buscando. Esto nosotros entendemos porque el texto dice: “Cuando supo que era Jesús de Nazaret se puso a gritar.” Este gesto: “empezar a gritar” revela cuanto él deseaba ser sanado. Su acción pronta revela que él ya sabía quién era Jesús, que ya había escuchado hablar de él, y lo más importante: ya le tenía fe. Las palabras de su grito son una verdadera profesión de fe: “Jesús, ¡Hijo de David, ten compasión de mí!”
Es interesante recordar que muchos ya habían visto muchos milagros hechos por Jesús y escuchado sus palabras, pero que aún no creían que él era el Mesías, el Hijo de David, el rey prometido de Israel, como aquel ciego ya lo creía. Infelizmente, muchos de los que tenían los ojos buenos tenían el corazón endurecido.
Sin embargo, aquel ciego, aunque nunca había visto nada, solamente por haber escuchado hablar de Jesús, por haber oído los testimonios, ya había llegado a la clareza de fe. Él ya sabía que... ¡Jesús era el Hijo de David, era el Mesías prometido!
Fue con estas palabras que ha empezado su oración: ¡Jesús, Hijo de David!” Lo primero que hizo fue manifestar su fe. No ha empezado gritando: “¡Soy un ciego, ten compasión de mí!”; “soy un deficiente, un sufriente, ten piedad!” Lo más importante que tenía para decir era que él creía que Jesús era el salvador. Y si él creía en esto, era una consecuencia natural creer que Jesús tenía entrañas de misericordia. Él sabía que Dios es movido por la compasión. Él sabía que Jesús, el Mesías prometido, no sería capaz de hacer de cuenta que no le había escuchado, o que no le había visto en su dolor. Sabía que Jesús, el Hijo de David, no podría pasar por el camino y dejarlo allí como si nada. Él sabía que, si Dios escuchase su grito, no se haría del desentendido. Es por eso que se puso a gritar. El texto no dice que gritó solo una vez, pero nos da la idea de que gritó muchas veces.
A él también le llegó la tentación de suspender su oración. Muy concretamente, el texto nos habla que: “Varias personas trataron de hacerlo callar.” De hecho, siempre aparecen personas que nos quieren hacer desanimar. Lo interesante, es que eran personas que estaban allí, esto es, que caminaban atrás de Jesús, pero que igual querían persuadir el ciego a quedarse callado, a acomodarse y resignarse con su situación de ciego y marginado. Sin embargo, él no se dejó intimidar, nos habla el texto: “Pero él gritaba mucho más”. Él sabía que aquella era la oportunidad de cambiar su vida, de salir del borde del camino. Él no podía callarse, solo porque algunos le habían dicho. Algunos que tal vez ni entendían lo que estaba diciendo, o lo peor no aceptaban su profesión de fe.
Y Jesús lo escuchó, se detuvo y le preguntó: “¿Qué quieres que te haga?” Esta pregunta de Jesús es casi la misma de la semana pasada, cuando dijo a Santiago y Juan: “¿Qué quieren de mí?” Aquellos le pedían un disparate: “Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.” Y Jesús les dijo: “No saben lo que piden.” Ya en el caso de Bartimeo, delante de su suplica (“Maestro, que yo vea.”) Jesús lo concede (“Puedes irte; tu fe te ha salvado.”)
Su pedido no era una superficialidad, no era fruto de su egoísmo, sino que era la súplica de un hombre que quería ver, que quería ser tocado por la luz, que quería cambiar de vida, que quería entrar en el camino. De hecho, el texto termina diciendo: “Y al instante vio, y se puso a caminar con Jesús.”
Creo que Bartimeo es para todos nosotros un lindo ejemplo de oración: en primer lugar, como manifestación de la fe, de lo que creemos en nuestro corazón, de la certeza de que Dios es impregnado por su misericordia; en segundo lugar, por su perseverancia y su insistencia; y en tercer lugar por su suplica tan concreta y sencilla, que pide a Dios para tener luz, esto es, nada más que la gracia de la conversión, la gracia de poder estar en su camino.
El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.
El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.
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Injusticia, miedo e ignorancia: la lucha continúa
Milton, en el golfo de México, y Kirk, sobre el Atlántico, tienen algunos parecidos. El más relevante de ellos, a no dudarlo, es que son “huracanes mayores”. Así se los suele categorizar y llamar en el ámbito de la meteorología, que es esa “ciencia interdisciplinaria que estudia el estado del tiempo, el medio atmosférico, los fenómenos allí producidos y las leyes que lo rigen”, según un manual del Instituto Nacional de Estadística y Censos de Panamá.
Una segunda coincidencia es la de la contemporaneidad. La tercera es que ambos son de grado 4 y, por tanto, la peligrosidad para las zonas que atraviesan y, eventualmente, quienes en ellas habiten, es del más alto nivel. Difieren sí en que Milton desde el golfo de México avanza hacia el estado de Florida, en los Estados Unidos, y Kirk se dirige hacia España. Milton, desde varias jornadas, pone en jaque a Tampa, primera población en su frente de avance, y Kirk al parecer ingresará en Europa a través de Galicia.
Por si algo le faltara al primero de los mencionados, poco más de una decena de días atrás fue precedido por Helene, otro huracán de grado 4 que, cuando se desactivó –también en el estado de Florida– dejó tras de sí no menos de 300 muertos. Tragedia. Los medios estadounidenses transmiten las 24 horas de cada día toda la semana para mostrar el pavoroso avance de Milton hacia el interior de Norteamérica y al mundo.
¿Espectacularización de la noticia? Si no lo es, es muy parecido. “Es simplemente un huracán increíble, increíble, increíble. (Su voz se quiebra. Respira profundo). Ha caído 50 milibares en 10 horas. (Vuelve a inhalar profundamente. Se recompone). Lo siento, esto es horroroso”, explica el veterano meteorólogo John Morales en la tele estadounidense.
SIGNOS VITALES
Esa sorprendente reacción emocional desde ese mismísimo instante recorre el sistema nervioso de la aldea global de alguna manera constituido por medios tradicionales, las plataformas y las redes. A través de ellas parece que se hacen evidentes los signos vitales del planeta. ¿Estará claro para las audiencias que hay otros indicadores más allá del relato de la tragedia –eventual o real– y las violencias? El zócalo de miles millones de televisores donde dice que “Meteorólogo llora en vivo por Milton” deviene en tema de tendencia (trending topic).
El huracán Milton pierde el liderazgo. “Es el peor en golpear el estado de Florida en un siglo”, sentencia el presidente Joe Biden. “Insto a todos los que se encuentren en la trayectoria (...) a que escuchen a las autoridades locales y sigan las medidas de seguridad. Si están bajo órdenes de evacuación, deben evacuar ahora mismo. Deberían haber evacuado ya. Es una cuestión de vida o muerte, y no es una exageración”, añadió The Old Joe, como se lo suele mencionar en la interna del Partido Demócrata.
Milton, aunque es la referencia y el disparador, nuevamente pierde algo de visibilidad. Biden es trending topic. “Esto es literalmente catastrófico. Puedo decir esto sin que sea exagerado: si eligen quedarse en una de las zonas de evacuación, morirán”, advierte Jane Castor, alcaldesa de Tampa, a la CNN. Su voz, su nombre, su imagen se trepan a la fama. La tendencia en las redes cambia de líder.
“En el futuro todos serán famosos mundialmente por 15 minutos”, predijo Andy Warhol en 1968 en los días previos a que su obra fuera expuesta en el Moderna Museet de Estocolmo, Suecia. ¡Profeta! “La humanidad se ha convertido ahora en espectáculo de sí misma”, sostuvo Walter Benjamin en 1936. “Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético”, añadió entonces.
“NO GARPA”
¿Cómo confrontarlo 88 años después? ¿Quién recuerda a Kirk 560 palabras después de mencionarlo en esta misma historia? Sin evacuaciones masivas, sin pronósticos macabros, no gana espacio en las redes. “¡No tenía idea!”, responde Myriam en diálogo telefónico desde Miami cuando hago referencia a aquel huracán de grado 4 –como Milton– que al parecer avanza desde el Atlántico sobre Galicia en España. “¡Kirk no garpa!”, me dice un colega de la tele latina en Estados Unidos que migró del sur un par de décadas atrás.
Vuelvo a Myriam que permanece en línea. “Estuvimos en otros huracanes aquí y en otros lugares del Caribe, pero todos los preparativos para Milton son diferentes. Los noticieros no comentan muchas cosas que son importantes. Hace menos de dos horas recibimos del condado un mensaje en el que nos indican que, te leo: ‘Write your names somewhere on your body with something that won’t wash off with water so that if there’s an emergency we can know who you are’ (escriban con algo que no se borre con el agua sus nombres en alguna parte de su cuerpo para que si hay una emergencia podamos saber quiénes son)”.
Es el miércoles 8 de octubre. Verifico en las redes. “Hoy el huracán Kirk nos ha dejado imágenes impresionantes, una de ellas me ha hecho ponerme en pie y aplaudir… a su paso por Medina de Pomar ha echado abajo una de esas plazas de toros casposas donde reina la tristeza, ¡gracias Kirk!”, testimonia @NewArtForPeople, que claramente se opone a la tauromaquia. Poco y nada. Sigo en las redes. Intensifico las búsquedas. “Atención: por primera vez en la historia, tres huracanes se encuentran simultáneamente sobre el Atlántico. Huracán Milton, pasa a categoría 5 como superhuracán, con vientos de 180 MPH. Vienen Kirk y Leslie. Faltan 15 más en formación”, postea @Cata_4999.
Voy en busca de Leslie. “Washington, 9 oct (Prensa Latina). Luego de los pronósticos sobre su debilitamiento, el huracán Leslie recobra hoy fuerzas en su recorrido noroeste por el Atlántico, con vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora (km/h)”. Menos que poco y nada en la tele. ¿Y en las redes? Solo Milton, como heredero de Helene, que le quita algo de espacio a la carrera electoral por la presidencia en USA, saturada de fake news. ¿Habrá quienes quieran invisibilizar esa contienda? ¿Por qué no? Recuerdo a Zygmunt Bauman: “Las redes son una trampa”. ¿Serán acaso el objeto del deseo de los tramposos? Seguramente, no. Pero, preñadas de desinformación, en algunos casos, son “atendidas por sus dueños”, como los viejos almacenes de barrio.
MULTITARGET
Precisiones. Truth Social es la plataforma de Donald Trump. X, la de Elon Musk, el hombre más rico del mundo con una fortuna calculada en unos USD 256.000 millones. Meta, Facebook, Whatsapp e Instagram son propiedad de Mark Zuckerberg, en segundo lugar, con USD 205.000 millones. Con contenidos multitarget e intereses comerciales y políticos ampliamente conocidos, juegan en todas las canchas. Recordarlo no está demás. De allí que –aunque no solo en Truth Social, X o en alguna de las unidades de negocios de Meta– cada post debiera ser sometido a verificación antes de hacer RT.
Responsabilidad social. “La comunicación es una cuestión de culturas y no de ideologías”, sostiene Jesús Martín-Barbero. “Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada”, sostiene Hannah Arendt. Advierte luego que “un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal (...) y, así privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira (...) y, con gente así, puedes hacer lo que quieras”.
Grave, por cierto. Alguna vez Eduardo Fidanza –querido amigo y maestro sociólogo de quien siempre aprendo– recordó en un texto profundo y esclarecedor que Charles Wright Mills, colega suyo estadounidense, escribió en 1956 que en los sistemas capitalistas “el dinero es el único testimonio claro del éxito (aunque) no es solo que los hombres quieran dinero, (sino) que sus propias normas son pecuniarias”. Desde esa perspectiva, Mills con ironía –el ácido humor que emerge de la inteligencia de los lúcidos– no trepidó para lanzar una suerte de bendición. “Bienaventurados los cínicos porque solo ellos poseen lo necesario para triunfar”.
No vamos bien. Tim Berners-Lee, Larry Roberts, Vinton Cerf y Robert Kahn, seguramente, pensaron que los dramas del presente no habrían de suceder en el futuro, que es ese espacio temporal que transita la aldea global en el hoy y que, desde el mismísimo instante en que digité la coma que sigue, es el pasado. Curioso el tiempo, por cierto. En mi propio devenir solo el punto que habrá de marcar el cierre de esta oración es lo que sucederá en mi futuro inmediato. Ya pasó. ¡Increíble!
Aunque no mucho más que las invenciones de aquellos cuatro genios que desde los años 60, en el siglo pasado, inventaban lo que entonces esperanzaba y hoy, en alguna medida, nos abruma. Y, cuándo no, nos horroriza si no conseguimos dejar de lado el hecho de que ARPANET –creación primaria y base para el sistema que terminó de abrir las puertas al WWW (World Wide Web)– fue un desarrollo tecnológico encargado por el Departamento de la Defensa (¡vaya eufemismo!) de los Estados Unidos. Tim, Larry, Vinton y Robert tuvieron todo listo cuando agonizaba el siglo XX –el de las guerras y las crueldades en nombre de la paz, la libertad y la democracia– y la historia paría al siglo XXI.
LUZ DE UN FÓSFORO
Tal vez por ello imaginaron una internet libre, para todos y democrática. No fue ni es así. Las ideas de libertad y esperanza infinitas y sin riesgos en la red de redes, cuando transitábamos la última década de la centuria pasada, rápidamente trocó por planes de negocios con los que la gratuidad soñada por aquellos fue la “luz de un fósforo...”, como don Enrique Cadícamo metaforizó a un “amor pasajero” en la letra de un tangazo.
Un bajón. También en ese nuevo espacio digital se reprodujo la desigualdad y la falta de equidad perceptible en la posibilidad de acceder o no acceder. Admitámoslo. “Mientras la web ha creado oportunidades, dando voz a grupos marginados y haciendo más fácil nuestras vidas, también ha creado oportunidades para los estafadores”, dijo Berners-Lee el 12 de marzo de 2019 en una carta abierta cuando se cumplieron 30 años de aquel logro. Tal vez con algún grado de sabor amargo Tim reconoció (¿denunció?) además que la internet “le ha dado voz a los que proclaman el odio y ha hecho más fácil cometer todo tipo de crímenes”.
No son escasos los episodios que dan cuenta de que algunos científicos parecen sentirse arrepentidos de haber puesto tanta genialidad y sabiduría a disposición de quienes –por sus prácticas– inducen a pensar que transitan la vida alejados de todo sentido ético. Albert Einstein y Robert Oppenheimer irrumpen en mi memoria. La historia real y la que construye el cine que con frecuencia deconstruye la anterior para recrear lo que durante décadas se ha contado y hacer que a esas recreaciones millones las signifiquen como lo que fue sin que lo fueran jamás, me hace pensar en ellos.
CAMBIO
Berners-Lee, pese a todo, en aquella carta, admite creer en la posibilidad de que cuando la WWW alcance los 60 años logre “cambiar hacia mejor”. También lanza una advertencia. “Si no nos esforzamos en construir una mejor web hoy (...) no digamos que la web nos ha fallado, porque seremos nosotros los que le habremos fallado a la web”. No tengas cuidado Tim Berners-Lee, nadie podría acusar nunca a Antonio Meucci –inventor del teléfono en 1854– por haberlo hecho y que a través de ese medio se lancen amenazas, improperios, falsedades o mensajes de odio.
Tampoco a Alexander Graham Bell por patentar –22 años después– aquel invento de Meucci como propio en 1876. No, Tim. Olvídalo. Seguramente sí se habrá de valorar que, desde la WebFoundation, promueves que acceder a la internet “es un derecho” pese a que pienses que “crea incentivos perversos” para que con “ciberanzuelos” se cometan tropelías para que circulen notificas falsas, fake news, bulos o como te dé en gana llamar a esas acciones perversas.
¿Cómo regular el ciberespacio? Transitar desde el mundo real para deslumbrarnos con el virtual hasta habitar –como por estos días lo hacemos muchas personas– el mundo mixto es estresante. Incomprender está demasiado extendido. Aprovecharse de la incomprensión de millones, también. “Luchamos contra tres gigantes, mi querido Sancho: la injusticia, el miedo y la ignorancia”, dijo 419 años atrás “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” a Panza, su fiel escudero. Corría el 1605. Aquellos tres gigantes sospecho que hasta nuestros días gozan de excelente salud y buen pasar. La lucha continúa.
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Dictaminan a favor de transferir fondos para mejoras y puesta en valor de monumentos jesuíticos
La Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, en su reunión semanal otorgó el visto bueno al proyecto de ley “Que autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas a transferir los saldos del aporte especial a los Municipios de Jesús, Trinidad y San Cosme y Damián, del Departamento Itapúa, por ser sedes distritales de los monumentos históricos de las Misiones Jesuíticas, de conformidad a la Ley N° 6.145/2018″.
Dichos fondos servirán para el mantenimiento y puesta en valor de los monumentos que son postulados como Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
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De acuerdo al informe presentado por la titular de esta mesa asesora, la diputada colorada Cristina Villalba, esta normativa establece conceder un aporte especial a los municipios de Jesús, Trinidad y San Cosme y Damián, del séptimo departamento del país, por ser sedes distritales de las históricas “Misiones Jesuíticas”, y autoriza al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), a transferir saldos del aporte especial a los mismos.
A partir de esta transferencia de saldos, los municipios beneficiados con el aporte especial deberán coordinar con la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), las actividades de mantenimiento, restauración, conservación y mejoras de los monumentos históricos, según indica el proyecto de ley.
Al mismo tiempo, deberán presentar a la Dirección General de Inversión Pública, dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas, los proyectos de inversión con el detalle y la descripción de las obras a ser financiadas. El documento también establece que las rendiciones de cuentas sobre los recursos transferidos deberán ser presentadas ante la citada cartera de Estado y la Contraloría General de la República (CGR).
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