Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

MBA

jzaratelazaro@gmail.com

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El mundo actual ya no es solo “propiedad” de los millennials, sino también de los de la generación Z, han venido irrumpiendo con todo, contando con una habilidad increíble para el manejo de la tecnología que a los adultos “nos da vergüenza”.

Los chiquitos y jovencitos de hoy día son verdaderos expertos en manejo de los smartphone y tablets, lo que de por sí nos demuestran de que son los “dueños de la tecnología”.

Un artículo señala que ser padre es igual en todas las generaciones, pero lo que cambian son las respuestas de nuestros hijos, ¡y es verdad!

¡Y qué respuestas nos dan! Y a la vez nos enseñan cosas que muchos de nosotros ni “olíamos” cuando éramos niños.

Estamos ante una generación comprometida en un 100% con todo lo digital, y con usos y costumbres diferentes a los mismos millennials.

Estudios realizados por empresas especializadas revelan que nos encontramos ante una generación que gusta de realizar varias tareas en forma casi simultánea.

Ya no se conforman simplemente con ser un sujeto pasivo como era habitual hasta hace algunos años, sino que son aliados de los cambios vertiginosos que se dan y en donde la participación activa y su involucramiento en casi todo son la constante.

La inmediatez tecnológica ya está impregnada en el ADN de los que conforman la generación Z, pues se puede ver todos los días que la forma de relacionarse, hablar y escribir ya no es igual a la del siglo XX y principios del actual.

Los teléfonos celulares “inteligentes” de alta gama, con una variedad de aplicaciones, se han constituido en el centro de sus vidas, a través del cual planifican, consultan y marcan sus niveles de relacionamiento con los demás.

Si bien es cierto muestran mucho pragmatismo en su forma de ser y de actuar, lamentablemente el nivel de relacionamiento “cara a cara” como teníamos antes va desapareciendo en forma sostenida.

Basta observar en una reunión de amigos de estos jóvenes en donde cada uno está dentro “de su propio mundo” con el celular en sus manos y lo que menos hace es interactuar a través de una conversación franca y amena.

La forma de ver el mundo, el presente y futuro mediato de los mismos constituyen grandes desafíos dentro del mundo laboral para las organizaciones, pues manejan una escala de valores diferente a los millennials, en donde lo que los caracterizan son la flexibilidad, dinamismo y un cambio constante, además de un apego cada vez más visible a la innovación y creatividad.

Ya casi se han convertido en “historia antigua” los dichos muy escuchados antes. “Entro a esta empresa donde podré tener la posibilidad de hacer carrera y permanecían dentro de las mismas varios años”. Hoy día todo ha dado un giro de 180 grados.

Valoran el trabajo participativo, la flexibilidad de horario, que se los escuche y se les dé espacio para que puedan opinar y dar sugerencias y recomendaciones con lo cual las estructuras verticalistas y “semihorizontales” que eran la constante en el siglo XX ya han quedado para la historia.

Hace unos años hablar de los millen­nials era cosa de todos los días. En la actualidad los han desplazado prácticamente los de la generación Z o los nacidos luego de 1995, algunos los sitúan desde la década del 90 incluso; lo cierto es que vinieron a revolucionar el mundo, ya que son los nati­vos digitales, y es el mercado laboral donde las empresas deben ir reinventándose para poder aggiornarse y dar cabida a los mismos, quienes serían los grandes ejecutivos del futuro.

Muchos de los chicos que ya concluyeron la educación media no saben qué carrera seguir, a diferencia de generaciones anteriores donde ya casi teníamos “clara la película” si queríamos ser médicos, abogados, arquitectos, etcétera. Los de ahora no, las uni­versidades están con los car­teles de “inscripciones abier­tas”, pero a ellos no pareciera importarles tanto.

Las empresas deben adaptarse a las nuevas modalidades de convocatorias de RRHH, pues los códigos que manejan son diferentes y ya no habrá retroceso.

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