El apoderado de la empresa Texos SRL, la misma que en el 2009 pretendió venderle combustible a Petropar por US$ 34 millones y que el pasado 2 de diciembre firmó el polémico “arreglo” por US$ 7 millones, que le costó el cargo al procurador general de la República, se llama Sergio Guillermo Marsiletti.

Marsiletti es un médico veterinario argentino, con más de 30 años de experiencia en su profesión. Hurgando en los archivos y antecedentes de este hombre, para entender de dónde viene su vinculación con el rubro del combustible, encontramos apenas un video en Youtube en el que el veterinario fue invitado de un programa radial para hablar sobre la palpación rectal en bovinos y el porcentaje de destete en la Argentina.

La sede de Texos está en la avenida Independencia 2.135, piso décimo tercero, departamento H, de la ciudad de Buenos Aires. Es el típico edificio donde se alquilan oficinas por horas. Son de esos departamentos bien equipados con escritorios y salas de reuniones. En la puerta figura un cartel de acrílico de quita y pone, conforme al que está arrendando en ese momento el local.

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En el 2009, unos pillos y peajeros, que siguen en los gobiernos de turno quisieron hacer “el negocio” con Petropar y montaron un esquema para que Texos gane la adjudicación, por mejor oferta, para la provisión de gasoil en camiones en Villa Elisa y Hernandarias por valor de US$ 34 millones. Saltaron irregularidades muy visibles, como el hecho de que la empresa argentina solo tenía un capital y patrimonio neto de apenas 10 mil pesos argentinos, suma ínfima y risible como para garantizar una operación como la que se pretendía contratar.

Revocaron la adjudicación antes de la firma del contrato en forma unilateral. Este acto administrativo es permitido por el artículo 31 de la ley de Contrataciones Públicas y los oferentes no tendrán derechos a reembolso de gastos ni a indemnización alguna. La afectada podía recurrir al Tribunal de Cuentas, en un plazo determinado, cosa que no ocurrió; o a Contrataciones, que archivó la denuncia por no hallar cuestionamientos. En definitiva, si hubo algún error por parte de Petropar, fue el de adjudicar a la oferente (y no revocar la adjudicación, como lo sugirió el ex procurador ahora renunciante).

En el 2011, Texos presenta una demanda civil por daños y perjuicios por la suma de US$ 31 millones. Como se les rechazó la medida cautelar solicitada en los juzgados paraguayos y a fin de presionar para un arreglo, iniciaron una nueva demanda en la Argentina, donde obtuvieron un embargo de los bienes inmuebles que la entidad posee en el distrito de Zárate, provincia de Buenos Aires. Merced a la buena gestión del equipo jurídico de Petropar y la Procuraduría General de la República, se obtuvo el levantamiento del embargo, y luego, en el 2017, la Cámara Contencioso Administrativo Federal declaró la incompetencia de los tribunales argentinos.

En este proceso en la Argentina, Texos pedía 10% de la adjudicación revocada, es decir US$ 3,5 millones. Cuando todos pensamos que este caso sería un mero trámite y una fácil victoria para el Estado, el gobierno de Mario Abdo Benítez nos sorprendió con el “regalo” de fin de año que querían darle a Texos. En “La caja negra” (Unicanal) mostramos el acuerdo extrajudicial que firmaron el veterinario argentino, Sergio Coscia, procurador general de la República (hoy renunciante) y el presidente de Petropar, Denis Lichi, en el que se comprometían a entregar a Texos US$ 6.898.750, de los cuales US$ 2.897.475 serían para el abogado paraguayo Abel Germán Ávalos.

El principal argumento de Coscia fue que históricamente el Estado pierde estos juicios, entonces decidieron arreglar, entre ellos, por casi US$ 7 millones, cuando en el 2015 Texos estaba dispuesta a arreglar por el 50% del monto del embargo obtenido (US$ 1,8 millones). Por donde se lo mire, este caso nunca puede perder el Paraguay, no existe ningún elemento legal que sustente la irrisoria pretensión del veterinario argentino que desde un principio pretendió “ordeñarle” a la petrolera estatal. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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